Adriano fue un delantero brillante. Tenía una potencia descomunal y un disparo brutal. Parecía destinado a dominar Europa por años y ser el nueve de la selección brasileña.
Sin embargo, algo se rompió. Dejó Italia y volvió a Brasil. Su vida iba de polémica en polémica. Fiestas, fotos con narcotraficantes, se le dio por muerto Mucho se habló sobre su historia. Él decidió contar su versión en The Players Tribune.
"Dijeron que desaparecí. ‘Adriano corrió de los millones’, ‘Adriano está en las drogas’, ‘Adriano desapareció en la favela’. ¿Saben cuántas veces leí esos títulos? Acá estoy, sonriendo enfrente de ustedes. ¿Quieren escuchar la verdad? Bueno, traigan una silla porque Adriano tiene una historia para todos", partió diciendo.
El retirado futbolista recordó su feliz infancia en una favela de Río de Janeiro y cómo empezó a destacar en el Flamengo. Rápidamente lo compró el Inter de Milán.
“En mi debut en un amistoso contra el Real Madrid quedó un tiro libre en el borde del área. Zanetti, Seedorf, Zambrotta y Matterazzi charlaban alrededor de la pelota. Pero yo me hice cargo mientras pensaban que la tiraría a la tercera bandeja del estadio. ¡TUM! Al ángulo. Ni yo sé cómo anoté ese gol. Lo que sí aseguro, es que fue hermoso”, comentó.
Adriano tuvo un gran arranque en el cuadro lombardo. Agradeció al presidente neroazzurro por ese entonces, Massimo Moratti.
"Me trataron como un verdadero emperador en Italia. Hasta pude traer a mi familia. Y cuando digo familia, digo cerca 44 personas entre primos, tíos, tías, amigos. Todo el vecindario arriba del avión. Moratti, presidente en esa época, se portó muy bien conmigo. ¡Hasta alquiló un tour en autobús para mis 44 familiares! Se preocupó mucho por mi bienestar", expresó.
Pero en una semana el mundo del goleador se vino abajo. Le ganó la final de la Copa América a Argentina en el 2004, pero poco después su padre falleció.
"Muchos hinchas del Inter me preguntan por qué me fui de la noche a la mañana. En un lapso de nueve días, pasé de tocar el cielo al infierno. De ganarle la Copa América a los argentinos como regalo de Dios a que me avisen la muerte de mi padre algunos días después. Esa noticia me quitó el amor por el fútbol. Encima en 2011 me rompí el tendón de Aquiles. Todavía sigo rengueando por esa lesión. Entonces cuando se pregunten qué le pasó a Adriano, la respuesta es simple: tuvo un agujero en su talón y otro en su alma", relató.
"Volví con mi gente, mis amigos, mi comunidad. No quería estar en el castillo en la cima del monte alejado de todos. Un día charlé con Moratti. Me preguntó cómo estaba y le fui sincero: 'No puedo seguir en Italia. Me quiero quedar en Brasil'. Y él lo entendió a la perfección. Siempre tendrá mi respeto". agregó.
En 2009 fichó por el Flamengo. El fútbol ya no era la prioridad, aunque siguió ganando títulos. "Regresé a jugar para Flamengo y salía de fiesta todas las noches. Pero siempre tenía un compañero en los entrenamientos que me decía ‘yo corro por vos, hermano’. Éramos una familia. Así fue como salimos campeones después de 17 años de sequía. Volví a sentirme Adriano otra vez", apuntó.
El balance de Adriano es positivo. Está conforme con su carrera y actualmente intenta vivir bajo sus propias reglas.
"No gané un Mundial. No gané una Copa Libertadores. ¿Pero saben qué? Gané en todo lo demás. Tuve una vida increíble. Fui muy orgulloso de ser el Emperador. Pero sin Adriano, el Emperador es inútil. Adriano no usa corona, es un chico de los angostos callejones que fue tocado por Dios. ¿Me entienden ahora? Adriano no desapareció, sólo se fue a casa...", cerró.