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Construía casas en Camerún y vino a probar suerte: La dura historia de Job Bogmis, el delantero que se ganó un lugar en la U. de Concepción

"Los chilenos son muy insolentes", afirma.

27 de Marzo de 2022 | 12:45 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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U. de Concepción
Job Bogmis no pensó que sería futbolista profesional. No es que no lo deseara, pero le parecía que no estaba en su destino. En Camerún se pasaba todo el día trabajando en lo que saliera para ayudar a su numerosa familia. No les sobraba nada. La pelota era solo una entretención.

Pero todo cambió. Bogmis, de 21 años, llegó en 2019 a Chile y hoy es jugador de la Universidad de Concepción. Tiene la esencia africana en su juego. Poder vertiginoso y potencia. Le gusta cómo juegan Esteban Paredes y Cecilio Waterman.


"En Camerún jugaba a la pelota, pero no tanto. Mi padre falleció cuando yo estaba chico, entonces mi mamá no tenía plata para ponerme en una escuela de fútbol. Yo jugaba con mis amigos. Ellos me decían que era muy bueno, yo no lo veía así. Me gustaba, pero yo vivía una vida de trabajador. Trabajaba en la tierra, también construía casas", le cuenta a Emol.

Dice que jugaba en un club "que no se cuidaba mucho", pero allí aprendió. Un representante de Camerún amigo de su tío mandó un video y un agente en Sudamérica le respondió. Le dijo que tenía contactos en Chile y que le iba a conseguir una prueba en la U penquista.

Bogmis conocía Chile por Alexis Sánchez, Arturo Vidal y Claudio Bravo. De Concepción, no sabía absolutamente nada. Vino con otros tres compañeros. Solo él se quedó.

"Había que juntar la plata, porque no podía viajar así. Los pasajes los pagamos nosotros. Después me separé del representante, porque hizo cosas que no me gustaban. Yo soy una persona derecha, no sé dónde está ahora", afirma.

El camerunés ríe al recordar esos primeros días. Nunca había sentido un frío así, pero eso no fue lo más difícil. Le costó mucho aprender el idioma.



Era un problema en la cancha. No entendía cuando sus compañeros le decían que girara o que picara. Fue muy difícil acostumbrarse. Pasaba preguntando qué significaba esto, qué significaba lo otro.

Dos cosas le llamaron la atención. La primera que cuando lo invitaban a comer, él tenía que pagar su cuenta. La segunda fueron los garabatos.

"Acá hay demasiada insolencia. Cuando a uno le dicen 'conch… cállate', en Camerún son muy malas palabras y uno se pone a pelear cuando te dicen eso. Me costó mucho. Andaba siempre enojado. Mis compañeros me decían 'es una broma, no la tomas así'. Había que acostumbrarse. Los chilenos son de buen corazón, no son discriminadores, pero muy insolentes", relata.

En 2020 se desató la pandemia. Bogmis siempre ha sido creyente, pero su fe se hizo aún más intensa durante el encierro. Fueron meses duros en la pensión que tiene el "Campanil" para sus futbolistas más jóvenes.

"Pensé en volver a mi país. Quería volver. Todos mis compañeros se fueron a sus casas a ver a sus familias. Yo no tenía nadie con quien hablar. No podía viajar por el tema de los papeles y la pandemia. Me he sentido muy solo, pero tengo a Dios", expresa.

Las dudas lo carcomían. El futuro era pura incertidumbre. Le costó mucho subir al plantel profesional. Pensó que no lo lograría y más de una vez lloró. "No había nadie que me dijera esto va a pasar", apunta.

Pero perseveró. El año pasado estuvo a préstamo en General Velásquez y luego fue figura en el título de la UdeC en el fútbol joven. Esta temporada ya lleva un gol en el Torneo de la Primera B.

"Yo tomé la decisión de salir de mi zona de confort para buscarme la vida", dice.

La vida de Bogmis ha ido mejorando de a poco y quiere que la de su familia también. En ellos piensa. Hay muchas metas en su cabeza.

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