Final del Mundial de Italia 1990. Argentina perdió 1-0 con Alemania. Diego Maradona lloraba profusamente cuando fue a recibir la medalla. Su compañero Néstor Lorenzo, central de aquella selección trasandina, dio un paso al frente y se acercó para cumplir un orden del técnico Carlos Bilardo: cubrir al "Pelusa" y que el mundo no lo viera llorar.
Han pasado 34 años. Lorenzo dejó de jugar hace mucho, pero sigue vinculado al fútbol. Es el entrenador de la selección colombiana de fútbol y le va muy bien. Está tercero en las Clasificatorias sudamericanas y en la actual Copa América se metió a cuartos como primero del Grupo D por sobre Brasil.
El estratega tiene, además, un invicto impresionante. Lleva 23 partidos sin perder (el equipo 26 en total) y ha sumado triunfos ante potencias como España o Alemania.
En el país cafetalero hay mucha ilusión. Pero Lorenzo mantiene el perfil bajo y la cautela. No promete títulos, solo "jugar a ganar" y dice que después "Dios dirá".
Una anécdota increíble con Bilardo y el largo camino recorrido
Lorenzo se formó en las inferiores de Argentinos Juniors. Con el "Bicho" debutó en Primera División y luego se fue a jugar a Italia e Inglaterra. Estando en Europa llamó la atención de Carlos Bilardo, por entonces entrenador de la selección argentina.
El periodista Luciano Wernicke contó que el hoy DT de Colombia se ganó el aprecio de Bilardo en 1990. En una gira, Lorenzo no podía ingresar al Reino Unido por un problema de pasaporte tras la guerra de Malvinas. En el aeropuerto de Glasgow, Escocia, comenzó a llorar y gritar hasta que lo dejaron ingresar. Esa reacción elevada convenció a "El Doctor" de llevarlo al Mundial.
Los que conocen a Lorenzo creen que tiene mucho de Bilardo. Buen manejo de grupo, detallista, muy preocupado por el análisis del rival. Piensa que siempre hay algo por mejorar.
Antes de ser entrenador principal, fue por mucho tiempo ayudante de José Pekerman. Trabajó con él en la selección argentina Sub 20, en la selección adulta, en Toluca y Tigres de México, y en la selección de Colombia entre 2012 y 2018.
"Sin duda que José me ha enseñado mucho, aprendí mucho de él, el estilo puede llegar a parecer el mismo", afirmó.
En Colombia la dupla tuvo mucho éxito al conseguir clasificar a dos Mundiales seguidos. Pero, tras Rusia 2018, Pekerman dejó el cargo y con Lorenzo separaron caminos.
El ayudante decidió, por primera vez, agarrar un equipo. Se fue al Melgar de Perú y tuvo éxito. Dirigió 44 partidos y fue campeón del Torneo Apertura 2022.
Por aquel entonces, Colombia era un desastre. Bajo el mando de Reinaldo Rueda, ex DT de Chile, se quedó fuera del Mundial de Qatar. En medio de ese caótico escenario, la Federación optó por echar mano al recuerdo glorioso de Pekerman y reclutó a su ex asistente.
Lorenzo hizo una apuesta arriesgada cuando llegó. Respaldó a jugadores que hasta antes de su llegada habían tenido escaso rodaje en la selección como el arquero Camilo Vargas, el defensor Carlos Cuesta, el lateral Daniel Muñoz, el mediocampista Richard Ríos o el extremo Jhon Arias.
Pero también apostó por jugadores históricos de flojísimo presente como James Rodríguez, Davinson Sánchez, Yerry Mina. Le cayeron críticas durísimas de la prensa y de los aficionados. Pero hasta ahora le han respondido, especialmente Rodríguez, que ha sido una de las grandes figuras de la primera fase de la Copa América.
Lorenzo ha creado un equipo versátil. Le gusta salir jugando y presionar alto. Pero también sabe replegarse y dañar de contra. Cuando llegó hizo una declaración de principios. Quería que el fútbol de buen pie que caracteriza a los colombianos fuese "más combativo" y "más intenso".
"Nosotros queríamos tener una idea de juego atrevida, sentimos que el fútbol colombiano tiene jugadores con los que puedes enfrentar a cualquiera de tú a tú y con este entrenador lo hemos conseguido", declaró el delantero Rafael Santos Borré.
Ante Panamá, el próximo sábado, el cuadro cafetalero buscará meterse en las semifinales de la Copa y seguir con un implacable racha. Lorenzo asegura no estar pendiente del invicto, pero también admite que ganando "es más fácil corregir".
