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La historia de Raquel Martínez, la primera chilena que participó en unos Juegos Olímpicos, y su gran dolor

Compitió en Berlín 1936. Fue una figura tremenda de la U.

26 de Julio de 2024 | 10:10 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Raquel Martínez.

El Mercurio
En el verano europeo de 1936 se disputaron los Juegos Olímpicos de Berlín. Chile llevó a la capital alemana una delegación de 40 deportistas. Entre ellos, iba una mujer menuda y de pelo corto llamada Raquel Martínez.

Raquel fue una pionera. Es la primera mujer chilena y la primera atleta sudamericana en competir en la cita de los cinco anillos.


"Yo creo que recientemente se ha comenzado a reconocer su valor. No alcanzó el primer, segundo o tercer lugar en las Olimpiadas. Pero ya el haber salido a competir, para esa época, es una hazaña enorme y, hago el paralelo con Anita Lizana, porque era una mujer típica chilena, no descendiente de extranjeros", le dice a Emol la historiadora Pilar Modiano, autora del libro "Historia del Deporte Chileno. Orígenes y Transformaciones (1850-1950)".

Raquel nació el 15 de mayo de 1908 en Constitución. Fue la menor de los 14 hijos que tuvieron Nicolás Martínez (gobernador de la Provincia del Maule) y María Dolores Monreal.

Entró a estudiar al Instituto de Educación Física de la Universidad de Chile. Allí se convirtió en profesora y en un ícono del club deportivo.

"Ella practicaba varias disciplinas a la vez. Cien metros planos, salto largo, lanzamiento de jabalina, de disco. Fue multicampeona en básquetbol con la U. La U tuvo prácticamente diez años de gloria en el básquetbol y con Raquel como puntal. Hizo escuela en el básquet. Era un símbolo del deporte femenino porque las hacía todas. Le faltaba solamente nadar. Era muy completa", expresa Nicolás Sandoval, miembro del Círculo de Historiadores e Investigadores de la U.

La Universidad de Chile, donde Raquel también hizo clases, le rindió homenaje por sus logros en 1934 y apostó fuerte por ella. Decidió llevarla a los Olímpicos de Berlín. Pero no fue una tarea sencilla.


Los recursos no eran suficientes. Hubo que realizar una colecta para poder costear el viaje. El diario La Nación apoyó difundiendo.

"Tiene harta adhesión la colecta. La Universidad de Chile había pagado el pasaje para ella, pero había que costear toda la estadía y tener en cuenta que era un viaje bien largo", apunta Sandoval.

La delegación nacional fue despedida por el Presidente Arturo Alessandri Palma y viajó a Buenos Aires en tren. En la capital argentina el 1 de junio se embarcó en el vapor "Monte Pascoal".

La chilena junto a las nadadoras Jeanette Campbell (Argentina) y Maria Lenk (Brasil) en Berlín.

Fue un viaje angustioso, precario, varios deportistas llegaron enfermos a Alemania luego de once días a bordo del transatlántico.

"La comida era tan mala que casi todos se enfermaron. Yo opté por consumir solo té y pan durante 10 días. La fiebre me atacó y estuve en cama hasta que llegué a Franckfort", contó la propia Raquel.

En Berlín terminó última en los 100 metros planos. De acuerdo a la página oficial de los Olímpicos estaba anotada en los 80 metros vallas, pero no largó.

Raquel no dominaba ninguna de esas pruebas. El salto largo era su fuerte. En 1934 estableció el que se considera el primer récord sudamericano (5,55 m.) y que estuvo vigente diez años. En 1939, además, fue campeona de salto largo en la primera edición del Campeonato Sudamericano.

En la década del cuarenta se alejó de las competencias. Pero su vínculo con el atletismo no se rompió. Fomentó la participación de escolares de región en el alto rendimiento.


"Lo notable es que Raquel no se limita por las convenciones sociales que en ese tiempo aún eran muy estrictas. No era bien visto que las mujeres salieran a la calle sin compañía de familiares, que hicieran actividades públicas que no eran comunes como hacer deporte", comenta la historiadora Modiano.

"Gran parte de las mujeres que pudieron desarrollar la actividad deportiva venían de una formación de educación superior y eso las validaba como profesionales y también como mujeres capacitadas para ejercer la actividad física. Hay un legado de las primeras profesoras de educación física que fueron deportistas, pero que también continúan trasmitiendo la enseñanza, eso es muy importante, siguen transmitiendo un liderazgo", añade.

La destacada deportista estuvo casada con Felipe Partarrieu, dirigente del Club Atlético Santiago, hasta su muerte. Tuvieron solo una hija a la que nombraron Raquel Julia.

Norman Partarrieu era sobrino de Felipe y echa a rodar la memoria. Sus palabras van cargadas de nostalgia y cariño.

"Los recuerdos que yo tengo son en los veranos. Normalmente nos juntábamos en el campo de una tía en Angol y el tío Felipe y la tía Raquel nos organizaban a todos los primos competencias atléticas y nos hacían correr, los saltos, nos pasábamos varios días entretenidos en eso. Se veía muy sencilla, como muy chiquitita, pero tenía un carácter fuerte. Nos contaba de su experiencia en Alemania. Nos decía que ella estaba muy confiada, pero en la segunda valla se dio cuenta que se había desgarrado", revela.

Norman era muy cercano a la hija del tío Felipe y la tía Raquel. Cuenta que la joven murió en 1971.

La tumba de Raquel Martínez.

"Trabajábamos los dos en Ferrocarriles. Ella era enfermera del Servicio Médico de Ferrocarriles y yo trabajaba en el Departamento de Transportes. Fue un problema de un tumor al cerebro lo que se informó como causa del fallecimiento", declara.

A la atleta olímpica eso le afectó muchísimo, una honda tristeza la acompañó hasta el final de sus días. Falleció en 1987. Sus restos están en el Cementerio Metropolitano de Lo Espejo junto a los de su hija.

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