Bochorno histórico. Un papelón mundial. Los graves incidentes que suspendieron el duelo de Colo Colo ante Fortaleza, por la Copa Libertadores, otra vez manchan al fútbol chileno.
La triste historia se puede relatar así...
El reloj marcaba las 21:30 del jueves y se jugaba el minuto 69 de partido. El marcador estaba 0-0. En ese momento, un puñado de hinchas intentaba romper el acrílico del sector Lautaro del Estadio Monumental.
El árbitro detuvo el encuentro y
los jugadores del Cacique se acercaron al rincón de la cancha para frenar a los vándalos. La idea era seguir jugando. Sin embargo, de un momento a otro todo explotó.
Los mal llamados hinchas rompieron el acrílico e ingresaron a la cancha. Al mismo tiempo, los futbolistas de Fortaleza salieron arrancando al túnel por miedo a ser agredidos. Emiliano Amor se interpuso y frenó a los invasores.
Lo que a vistas de todo el mundo era un bochorno, para los vándalos era una alegría. Se tomaban fotos con los jugadores ante la incredula y preocupante mirada del presentes y espectadores a través de la televisión.
Pasaron los minutos y el plantel albo seguía en la cancha. Esteban Pavez, el capitán, dialogaba con el cuerpo arbitral y los asistentes de la Conmebol. La idea era volver a la calma y reanudar.
A esa altura jugadores y asistentes ya sabían de la tragedia que enlutaba el partido. Dos fanáticos habían muerto fuera del estadio. Eso, según los vándalos, fue el motivo de la invasión. Por lo visto, difícil de creer.
Tras intensos diálogos y con hinchas aún en la cancha, las autoridades pidieron que el plantel de Colo Colo se retirara. Al mismo tiempo, a eso de las 21:45, se realizaba la salida del público en Pedrero. Afuera el casos era total por distintas calles.
Ya con los jugadores en los vestuarios, seguían las conversaciones para definir qué pasaba con el encuentro. La postura de la Conmebol fue clara: Volver a jugar sin público en el recinto.
De hecho, el organismo sudamericano quería que el partido terminara la misma noche. Eran poco más de 20 minutos y se podía completar, decían.
Sin embargo, según trascendió, los futbolistas ya habían manifestado su intención no de volver al campo. No estaban las condiciones ni tampoco "la cabeza" para reanudar las acciones.
A las 22:40, más de una hora desde los incidentes, el compromiso seguía como "demorado". El ente sudamericano no cedía en su idea de reanudar. Con serios enfrentamientos en las afueras, parecía una verdadera utopía. Las autoridades chilenas presionaban por la suspensión.
Era tal el caos en las calles, que familias que estaban en el sector Cordillera no pudieron salir del estadio y tuvieron que ser evacuados por la misma cancha para que abandonaran el recinto por Óceano, donde parecía más seguro.
"Nos tuvimos que devolver, no se podía estar allá", contó un hincha a la transmisión televisiva. Aún sin confirmación de que se suspendía, en la cancha ya retiraban los banderines de esquina y Aníbal Mosa hablaba escuetamente ante la prensa:
"Está suspendido, voy al vestuario a hablar con los jugadores".
Pese a que el reloj ya marcaba las 22:55 y no había anuncio oficial, a esa altura el estadio ya estaba prácticamente vacío. Cinco minutos más tarde la Conmebol comunicó lo evidente: "Partido cancelado".
De hecho, más tarde el ministro de Segurida Pública, Luis Cordero, fue claro: "El Gobierno ordenó la suspensión, pese a que el deseo de los organizadores era otro (que se reanudara)".
Mientras, los jugadores seguían en los vestuarios. Las delegaciones tampoco querían abandonar hasta que el ambiente se tranquilizara en las calles. Había temor. A las 23:20 se suspendían también las conferencias oficiales de Conmebol y la zona mixta. Solo se anunciaba que Mosa hablaría de igual forma con la prensa.
Ya era la medianoche y los planteles comenzaban a dejar el Monumental. También sus familias y el resto de los trabajadores.
"Esto es muy terrible, la familia colocolina está de duelo, son dos menores de edad, y es lo más terrible que ha ocurrido desde hace mucho tiempo. Así que primero que nada darle el sentido pésame a la familia y ponernos a disposición para ver cómo podemos atenuar este tremendo dolor", señaló el mandamás albo.
Los jugadores del Cacique quedaron afectados. "El plantel está muy golpeado, es muy difícil describir el momento que están viviendo", mencionó Mosa.
Era el fin de una jornada triste, de las más bochornosas en la historia de Colo Colo y justo en el mes del aniversario por sus 100 años.