SAN SEBASTIAN.- Sólo dos semanas después de estrenar en Toronto su nueva película, "Jesús", el cineasta nacional Fernando Guzzoni compite en la sección oficial del Festival de Cine de San Sebastián, certamen que en el pasado ya lo reconoció por "Carne de perro".
El director lleva a España la historia de Jesús, un adolescente de 18 años con una frágil relación familiar, y que se ve involucrado en la brutal golpiza de un joven en un parque de Santiago tras una noche de fiesta. La producción no busca recrear la muerte de Daniel Zamudio, pero sí apela a aquel caso para dar forma al relato.
"Este caso en el que me inspiro sucedió en Santiago, pero está sucediendo en Estados Unidos, y en Europa también, hay incluso leyes sobre esto porque se sabe que es un flagelo que está presente ahí; hacer cine sobre esto me deja reflexionar y creo que también exortizarlo", cuenta durante su paso por el certamen español.
La película sigue a un joven "no particularmente marginal", explica Guzzoni, Jesús, que apenas mantiene relación con su padre, un hombre que pasa temporadas enteras lejos de él, y muestra su relación con sus amigos, otros adolescentes que pasan las horas haciendo coreografías de sus canciones favoritas.
La diversión corre, entre drogas y alcohol, hasta la pérdida total del control que acaba provocando la agresión a una víctima."El proyecto nació de la necesidad de establecer un relato arquetípico del padre y el hijo, que es como muy paradigmático; quería contar sobre gente que convive y tiene un vínculo sanguíneo pero que no necesariamente significa afecto", apunta el director.
Y mientras estaba en esto, supo de este caso real y se puso a investigar: "Descubrí que tanto los asesinos como la víctima tenían ausencia de la figura paterna y me pareció que había un cruce muy orgánico respecto a cómo se establece la figura patriarcal".
Los padres, sobre todo los nacidos en los años 50 y antes, considera Guzzoni, son "figuras un tanto fantasmagóricas, intermitentes, que están y no están; que dan la identidad y el apellido y luego desaparecen. Me gustó cruzar ambas cosas, pero de forma muy arbitraria y con mucho elemento de ficción".
Un cine duro
Igual que la película que le dio a Guzzoni el premio Kutxa-Nuevos Realizadores, "Carne de perro", ésta "Jesús" es brutal en sus imágenes, pero aún más en su contenido; desgarradora realidad de la juventud local que, como explica el director, no es muy diferente en muchas otras partes del mundo.
"Son niños nacidos en democracia con una influencia inmensa de elementos extranjeros, no sólo americanos, sino también orientales, con un hiperestímulo de todos los lugares que les hace que su lugar de pertenencia sea bastante extraña".
"Creo que son generaciones hiperconectadas donde hay una suerte de banalización de todo, la violencia se banalizó a través de la industria del entretenimiento e internet", opina, aunque de inmediato aclara que no quiere "satanizar" y que ve, no obstante, "cosas muy positivas".
Añade otro factor que los define, y es que "nacieron en el momento de la crisis de la representatividad política y sienten una desidia, un nihilismo, una desideologización sin banderas ni motivos de lucha, no hay un tirano como Pinochet".
"Son víctimas de algo más invisible pero mucho más doloroso que tiene que ver con este sistema neoliberal en un país como Chile, con una aceleración capitalista muy profunda, donde el sistema excluye, donde no hay movilidad social", reflexiona.
Guzzoni ya proyecta otro trabajo -dice que le lleva no menos de tres años prepararlo-, esta vez en tono de comedia negra también inspirada en hechos reales, un drama muy naturalista, pero con toques de ficción, onírica. Pero también va a ser dura, advierte.