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¿Es el "Pato de Hule" una obra de arte? Expertos chilenos contrastan visiones

La obra de 20 metros de alto pertenece al artista holandés Florentijn Hofman y se instaló en Quinta Normal como parte del festival “Hecho en Casa”.

02 de Octubre de 2017 | 17:50 | por Constanza Troncoso M., Emol
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La Segunda
SANTIAGO.- Una verdadera revolución artística causó Marcel Duchamp al poner un urinario dentro de un museo, como una obra de arte. “La fuente”, marcó un antes y un después en lo que podía ser considerado o no, una obra artística. A pesar de que entre los críticos y la audiencia de la época hubo más rechazo que aceptación en aquel entonces, a cien años de su aparición, aún se vuelve a reflexionar constantemente sobre la obra y su impacto. Se convirtió en uno de los íconos más notables del arte conceptual y del arte contemporáneo.

¿Qué puede ser considerado arte? Es una discusión que volvió a instalarse en Chile con la llegada del famoso “Pato de Hule”, una instalación de 20 metros de alto que se instaló en la laguna del parque Quinta Normal y que a los pocos días se pinchó, dejando una memorable secuencia. La obra del holandés Florentijn Hofman se trajo como parte del festival “Hecho en Casa”, de Entel; es una de las cinco obras de gran tamaño que componen el encuentro y ha generado controversias en torno a si es o no un aporte a la cultura local exponer este objeto en el espacio público. Emol recolectó los puntos de vista de cinco expertos en la materia:


Expertos evalúan el "Pato de Hule"
En rigor es una obra de arte, hay que decirlo desde ya, pero la controversia que genera tiene que ver con el tipo de obra de arte que es. Justamente es una obra que no genera un diálogo con la ciudadanía y que tampoco instala ningún debate crítico. Funciona bien en el espacio público, porque la gente se saca fotos, pero en rigor no le proporciona mayor reflexión a nadie y eso es lo delicado del asunto, porque tiene un efecto vacío. Es similar a lo que ocurrió con "La muñeca gigante", son eventos que generan mucha atención mediática porque son objetos gigantescos que interrumpen la ciudad, pero que no dejan reflexiones en la ciudadanía, no son experiencia propiamente artística, ya que esta está definida por instar al espectador a que se cuestione algo, a que piense. Finalmente a los organizadores les interesa más la presencia que logra en las redes sociales y eso es grave, porque el arte público tiene la oportunidad de influir en la vida de mucha gente y al final se terminó optando por una salida fácil: hacer algo liviano y sin contenido.
Diego Parra, crítico de arte y académico U. de Chile.
Yo creo que si es una obra artística y su instalación es una acción de arte. Pero es un arte light, un arte del desecho, de mirar y de eliminar después. Es un arte que refleja exactamente la sociedad en que vivimos, que las cosas pasan, tienen un minuto de fama y después se acabaron. Me parece muy bien, que representa muy bien el momento en el cual estamos viviendo. No estoy segura del peso de la experiencia artística que provoca, pero sin lugar a dudas causa sorpresa y causa la ilusión del regreso a la niñez, porque es un pato de esos que cuando chico uno jugaba y lo ponía en la bañera. No es imprescindible que una obra de arte tenga una lectura política. No necesariamente.
Aura Castro, escultora.
Siempre hay que situar la obra en los contextos en los que se expresan. Esta obra se inscribe en el espacio público y en un festival que se hace de maneras parecidas en varias partes del mundo. En este contexto, a mi parecer, la obra es ingenua, porque apela a la escala humana nada más, a mostrar cosas gigantes. Si tú ves todas las obras de “Hecho en casa”, no tienen ninguna propuesta o visión política y eso es lo más relevante del arte, más que la obra en sí, el contenido. El pato, o las mariposas en la Torre Entel o la ropa en Paseo Bulnes, no te dicen nada. Lo único que puede tener un poco más de sentido es la escultura de arena en las afueras del MAC, con rostros de pueblos originarios. El pato claro, es bonito, pero no dice nada. No tiene contenido, y una obra que no se contextualiza con el entorno, que no se hace cargo de lo que pasa en la sociedad, es una obra hueca. Es bonito, pero ya. Como el "Paris Parade", que la gente lo encuentra increíble, pero al final es una cuestión para tranquilizar a las masas.
Rodrigo Troncoso, artista visual y curador de la galería Nemesio Antúnez.
Esta idea de sacar un objeto y transformar sus dimensiones para generar una escultura, es super antigua. Viene de los años 80 o 90 con artistas como Jeff Koons, quien es el primero que empieza a generar estos juguetes gigantes. De partida, el “Pato de Hule” no es nada nuevo es algo súper visto y no creo que aporte nada nuevo. Mi opinión es que las personas que planificaron esta intervención en la Quinta Normal no tomaron en cuenta varios factores. Primero, el factor de las condiciones geográficas y desde el punto de vista político me parece un desacierto evidente poner este patito todo lindo, una imagen tan ingenua, cuando en este momento en el país están pasando cosas sumamente graves, como la huelga de hambre de los Mapuche, la campaña presidencial o la corrupción. Entonces el patito es como una ironía. Lo que le pasó, el pinchazo, fue súper perfomático y clarificador: si yo tomo un objeto desde un país muy distinto en el que tuvo éxito y lo muevo a otro lado, cambia el contexto, el clima y la lectura que va a hacer la gente. Creer que en ese traslado no va a pasar nada, es desinformación, porque el arte es necesariamente algo situado. En Chile, con el grado de disidencia y desencanto que hay en la ciudadanía, una imagen así de ingenua no se sostiene.
Elizabeth Neira, performista y artista visual.
Esta obra está en un contexto de la distracción social que puede provocar, por una noción de cultura superficial y que está asociada a espectáculos masivos para poder llamar la atención. Me parece más digna de un carnaval que de una instancia artística. El tema de las fotos y su presencia en redes sociales, me parece que si una obra es de calidad, no afecta en nada, como es el caso de “La mano del desierto” de Mario Irarrázabal en Uruguay; la gente se saca fotos y aún así es una obra con muchas más relaciones simbólicas que este pato. Para muchos, la acción del pinchazo nos generó mucho más interés que la obra propiamente tal. Si le preguntas a los artistas, a la mayoría nos causaba risa y a otros enojo. No sé cuáles son los objetivos de las personas que traen esta obra, pero claramente no está en el espacio de la producción de arte que genera un aporte en el espacio público.
Ricardo Fuentealba, artista visual y doctor en Bellas Artes.
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