Elena Irarrázaval, periodista de Artes y Letras de El Mercurio expresó su preocupación tras visitar el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) por la explicación que una persona del recinto le dio a un grupo de estudiantes. Por medio de una columna que se publicó este martes en el mismo medio, la comunicadora indicó que a dichos espectadores se les manifestó que el espacio cultural "se construye buscando 'iluminar a la sociedad' sobre lo que es la belleza y el buen gusto, 'con una mirada patriarcal y paternalista'". Y luego cuestionó si es necesario recibir a los visitantes de la institución con una perspectiva tan "divisiva y política".
"No sigamos alimentando, desde el Estado y desde nuestras instituciones culturales, visiones refundacionales y polarizadas que dejaron al país al borde del abismo. No más, por favor".
Elena Irarrázaval
"Día gris en Santiago. Decido visitar el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), que ha dado que hablar en las últimas semanas. Muchos comentan y discuten, pero no todos acuden a observar lo que ocurre en su interior", comienza diciendo el texto.
"Saludo la poderosa escultura de Rebecca Matte, subo las escaleras, entro al museo. Pese al día nuboso, la luz entra generosa por la cúpula de cristal. Me sorprende la bulla, pero el
ruido trae buenas noticias:
hay maestros pintados y restaurando el edificio que diseñó Emilio Jéquier. A pesar de los trabajos, en el hall se exhiben algunas esculturas. Allí está por ejemplo, 'La miseria', con una madre e hija remecidas por el viento y la pobreza. Una obra de Ernesto Concha que me dejaba helada cuando visitaba el museo en mi infancia", dice después la columna.
"Turistas y estudiantes circulan por el espacio central. Cerca de 30 jóvenes, acompañados de una profesora, se forman en círculo para oír a la persona que los recibe en el museo", dice Irarrázaval para luego señalar que "curiosa, decido sumarme al grupo".
"Resuenan taladros y voces, pero escucho atenta las explicaciones", añade.
Y luego suma que lo que escucha, "son palabras duras".
"Se explica que el museo se construye buscando 'iluminar a la sociedad' sobre lo que es la belleza y el buen gusto, 'con una mirada patriarcal y paternalista' (la cúpula ejemplificaría esa luz que viene de arriba). Se agrega que un 'grupo de hombres, descendientes de europeos, toman esta decisión por Chile, echando por tierra cualquier expresión de arte popular o de cultura tradicional'", indica Irarrázaval en su misiva.
"El diseño del edificio, con elementos europeos, fue realizado por un arquitecto 'nacido en Chile, pero de padres franceses', cuya propuesta arquitectónica, opina la persona que explica, "simbólicamente, me parece muy violenta", agrega.
Y continúa refiriéndose a las explicaciones que una persona del MNBA le dio al grupo de estudiantes: "Luego se apunta a un
escudo nacional que se sitúa en lo alto, rodeado de querubines. Nos enteramos que se decidió, políticamente, eliminar el huemul y el cóndor de ese escudo. 'El
huemul es una palabra en mapudungun y un animal que habita en territorio mapuche
. Quitarlo fue un discurso, una declaración de principios. Algo muy violento, de violencia simbólica'".
"El arquitecto Emilio Jéquier-quien, además del museo, proyectó la Estación Mapocho y la casa central de la UC- no queda bien parado. 'Hay una higienización, por parte de la propuesta arquitectónica del museo, que va a negar parte importante de nuestra identidad chilena. No solo los pueblos originarios, sino el mestizaje, que se considera impuro'", relata la comunicadora.
Y luego señala que "una de las frases finales de esta 'bienvenida' al museo" es que se dijo que "'este es el museo, políticamente hablando. Históricamente es un museo racista, clasista y machista". "'Una visión que ha cambiado, no tanto, con las exposiciones organizadas en los últimos 15 o 20 años'", agrega. Sin embargo establece que "los jóvenes asienten, nadie pregunta nada".
"El trayecto sigue hacia una muestra temporal. No continúo el recorrido. Y me pregunto, con pena, si será necesario recibir a los visitantes del MNBA-entre los cuales hay muchos niños y jóvenes- con una perspectiva tan divisiva y política", manifiesta la periodista en su texto.
Y añade: "Cada uno es libre de forjar sus opiniones, pero cuesta comprender, en un museo nacional, un mensaje con muy poca información sobre el contexto histórico y con escaso aprecio por quienes nos precedieron y lograron levantar, con esfuerzo, este espacio para la cultura".
Para finalizar su columna, Irarrázaval establece que "aunque tenga sus limitaciones, no todo lo que se construyó en el pasado material o inmaterialmente- resulta despreciable. Emilio Jéquier nos dejó obras hermosas, que hasta hoy acogen a los santiaguinos".
Sin embargo pide que no se siga "alimentando, desde el Estado y desde nuestras instituciones culturales, visiones refundacionales y polarizadas que dejaron al país al borde del abismo. No más, por favor".