SANTIAGO.- Hasta el mediodía del lunes las elecciones presidenciales en Ecuador lucían impecables, con resultados en línea a medida que se iban escrutando los votos, lo que era destacado como una señal de transparencia, y con varios candidatos competitivos y la posibilidad cierta de una segunda vuelta, lo que hacía espantar los fantasmas de fraude, que han rondado las elecciones de otros gobiernos bolivarianos.
Días antes de la elección, Diego Tello, del Consejo Nacional Electoral (CNE), aseguraba que el proceso era "altamente confiable". Para garantizarlo, se implementó un plan de seguimiento y auditoría para verificarlo en todas sus etapas, incluyendo la revisión de los paquetes electorales, que fueron trasladados a las 24 provincias del país bajo la custodia de las Fuerzas Armadas.
Además, los documentos y papeletas electorales fueron impresos por el Instituto Geofísico Militar con una maquinaria que sólo posee esa institución en el país, y se verificó el sistema informático.
En tanto, una misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se encargó de revisar el proceso en todas sus etapas.
El día mismo de la elección, el conteo en línea fue uno de los puntos destacados. Incluso el político venezolano, Henrique Capriles, opositor al gobierno de Nicolás Maduro, alabó la transparencia del sistema. A través de Twiiter, afirmó: "Vean como en Ecuador TODO el mundo tiene acceso a consultar como van los resultados en tiempo real!".
Incertidumbre de los resultados
Sin embargo, cuando iban escrutados el 88% de los votos, y la tendencia indicaba que iba a haber una segunda vuelta entre el candidato oficialista, Lenín Moreno, y el opositor, Guillermo Lasso, el inesperado anuncio del CNE de retrasar en tres días la entrega de los resultados, rápidamente empañó los comicios.
Pese a la explicación que dio el CNE –que sólo se podía dar un resultado final con el 100% de los votos, debido a lo reñida de la elección–, la decisión generó tensión y protestas en diferentes puntos del país de personas que exigían que se respetaran los resultados.
Uno de los primeros en expresar su molestia fue el candidato opositor, Guillermo Lasso, quien afirmó que "esto huele mal" y cuestionó que el organismo se tomara tres días en contar el 12% de los votos, cuando el día de la elección la misma cifra se escrutó en unas pocas horas.
El presidente del CNE, Juan Pablo Pozo, explicó que la demora se debía a que había registros que presentaban "inconsistencias", lo cual dificultaba el conteo. Pero esa explicación no pareció bastar a miles de ecuatorianos, que se manifestaron en las calles y frente al CNE, en varias ciudades, incluyendo Guayaquil, una de las más pobladas.
El ex Presidente de Ecuador, Gustavo Noboa, incluso denunció un supuesto fraude electoral, en base a información que comenzó a circular en redes sociales: "En Facebook, entre la tarde del lunes y esta madrugada, encontré ocho escritos en los cuales se habla de papeletas marcadas". Mientras que el director nacional del movimiento CREO, César Monge, denunció que encontraron documentos electorales "en la basura", cerca de varios recintos electorales.
En medio de la ola de críticas, el presidente del CNE, Juan Pablo Pozo, salió a aclarar la tarde de ayer que "no es posible" que haya un cambio de tendencia en el resultado de la elección, consolidando la opción de que haya una segunda vuelta.
De acuerdo al último conteo oficial entregado por el organismo, con el 94,6% de los votos contabilizados, el oficialista Lenín Moreno cuenta con un 39,2% de apoyo y el opositor Guillermo Lasso con un 28,37%, manteniendo la tendencia de segunda vuelta.