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Entre corrupción y vacas flacas: El carnaval llega a Río para desafiar la crisis con la samba

En la fiesta que comienza hoy, los cariocas enfrentan el mal momento de su economía y de la inestabilidad política en su país con carros alegóricos, bailes, pancartas y máscaras de Donald Trump.

24 de Febrero de 2017 | 11:41 | AFP
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AP (archivo)
RÍO DE JANEIRO.- La economía se derrumba, las arcas públicas están vacías y las protestas en las calles son cada vez más violentas. A pesar de ello, Río de Janeiro sólo se dedicará a una cosa en los próximos cinco días: bailar samba.

El mayor Carnaval del mundo arranca este viernes como la anestesia perfecta para una ciudad en crisis, que ya casi ni se acuerda de sus dorados Juegos Olímpicos y que espera recibir un millón de turistas y 1.000 millones de dólares hasta el miércoles de ceniza.

Aunque decenas de grupos de carnaval callejeros -conocidos como "blocos"- hace semanas que calientan el ambiente, la fiesta arranca oficialmente este viernes por la tarde con la entrega de las llaves de la ciudad al Rey Momo, que simbólicamente dirigirá Río estos días fiesta.

Sin embargo, por primera vez en la historia, no será el alcalde quien entregue el poder al monarca de todos los excesos.

Marcelo Crivella, el ex obispo evangélico que asumió el cargo en enero, podría incluso viajar y esquivar así la mayor festividad de la ciudad, reforzando la idea de que este maratón de baile, alcohol y seducción no es del agrado de esta creciente religión puritana.

Muchos cariocas no le perdonarían la ausencia de los majestuosos desfiles de las doce escuelas de samba del llamado "grupo especial" en el Sambódromo, a los que asistió religiosamente cada año su antecesor.

Crisis económica y de seguridad


El Carnaval de las vacas flacas, en medio de la peor recesión del país en un siglo, no sólo ha obligado a las escuelas de samba a desplegar ingenio para decorar sus enormes camiones y vestir a más de 3.000 participantes.

La falta de fondos o la inseguridad también dejó sin fiesta al menos a 37 ciudades, según el diario Folha de Sao Paulo. Una decena de localidades en Espíritu Santo, vecino de RÍo, se quedaron sin Carnaval después de que una huelga policial detonara una ola de violencia que dejó 140 muertos sólo en una semana a inicios de mes.

En Río, donde cinco millones de personas participarán de la mayor fiesta a cielo abierto del mundo, también la violencia es recurrente.

Además de los homicidios que ocurren periódicamente impulsados por la desigualdad social, en las últimas semanas proliferaron las manifestaciones violentas contra los planes de austeridad del gobierno estatal por las mismas calles donde ahora bailarán y cantarán millones al son de los "blocos".

Sin embargo, el Ejecutivo de Michel Temer decidió retirar el miércoles el refuerzo de 9.000 militares que durante nueve días patrulló con equipos de camuflaje y gran armamento sitios turísticos como las playas de Copacabana, ante una extinguida huelga policial.

Política al son de samba


Este será, de hecho, el primer Carnaval de Temer tras el 'impeachment' a la izquierdista Dilma Rousseff. Y tendrá un fuerte tono político en las calles, donde este viernes desfilará el Bloco Popular "Fora Temer".

Pero el Sambódromo tampoco escapará de lanzar sus dardos al ritmo de la samba. Frente a más de 70.000 personas, las escuelas plantean este año algunos temas que sacarán ronchas en más de algunos.

Mangueira, la campeona del año pasado y una de las más populares, dedicará sus carros alegóricos a la diversidad religiosa, con una exaltación a los cultos espiritistas umbanda y el candomblé que los evangélicos tanto denostan.

La escuela Sao Clemente paseará por la avenida Sapucaí las vergüenzas de la corrupción evocando la historia de un ministro del Rey francés Luis XIV, que a muchos brasileños les resultará familiar al comportamiento de algunos políticos dentro del mega escándalo de corrupción del caso Petrobras.

Aunque, sin duda, la crítica más frontal será la de la escuela Imperatriz Leopoldinense contra los poderosos empresarios agrícolas, que le ha valido fuertes críticas a su colorido homenaje a la naturaleza y a las tribus del Parque Indígena de Xingú.

Pero ni siquiera Donald Trump se ha salvado de las alusiones de los cariocas y de los miles de turistas que celebran con ellos. El Presidente de Estados Unidos se ha vuelto una de las figuras más repetidas en los "blocos".

"El carnaval parece una fiesta pero es mucho más que eso", dice el escritor Gregorio Duvivier, un prominente participante del carnaval de calle y uno de los creadores del popular portal humorístico Porta dos Fundos.

"Muchas veces nos hace sublimar por unos días los problemas y el Carnaval es más grande en un momento de crisis porque es más necesario, porque sirve para unir el país en las calles", apunta.
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