SANTIAGO.- En los últimos días, el Presidente de EE.UU., Donald Trump, ha sido protagonista de una nueva polémica a menos de dos meses de llegar a la Casa Blanca. Esta vez, el Mandatario acusó a su antecesor, Barack Obama, de haber ordenado la intervención de su teléfono durante la última campaña presidencial.
Tras la denuncia de Trump, los organismos de seguridad estadounidenses salieron al paso inmediatamente desmintiendo tal información, la cual de ser cierta desataría un escándalo político mayúsculo. No obstante, al parecer no hay pruebas concretas de aquello.
Esta nueva acusación del Mandatario recuerda un término acuñado por una de sus asesoras, Kellyanne Conway, apenas dos días después de la toma de poder del 20 de enero: "hechos alternativos". El concepto surgió luego de los cuestionamientos al vocero Sean Spicer, quien en una conferencia de prensa aseguraba que los medios mentían respecto de la poca asistencia a la ceremonia de cambio de mando en comparación con la de Obama en 2009, aunque las pruebas eran evidentes.
Al ser consultada al respecto, Conway señaló que lo mostrado por Spicer eran "hechos alternativos". Hoy, con un mes y medio de Gobierno y numerosas acusaciones y afirmaciones cuestionables y carentes de veracidad, la política estadounidense se ve sacudida por un nuevo escándalo y por un estilo presidencial que ciertamente la incomoda.
Las mentiras y los hechos inconexos
Asimismo, el "estilo Trump" también recuerda la llamada "palabra del 2016": posverdad. Ya en su campaña presidencial, el magnate apeló a una serie de afirmaciones muchas veces carentes de veracidad y que no hacían más que tocar las emociones de cierto sector de la población pese a que no eran del todo ciertas. Esto finalmente lo llevó a la Presidencia.
Y si bien se pensó que con su llegada a la Casa Blanca esta dinámica cambiaría, el Mandatario ha hecho todo lo contrario, y los ejemplos son evidentes, partiendo con la discusión por la asistencia a su ceremonia de investidura, a la cual según el empresario asistió más de un millón de personas.
Si bien esto puede ser un hecho menor, con el paso de los días Trump realizó afirmaciones más duras y que escandalizaron a más de alguno en Estados Unidos, como cuando aseguró que la tasa de homicidios estaba "aumentando horriblemente", cuando en realidad es al revés. Otro ejemplo es la referencia del Mandatario a un supuesto atentado terrorista en Suecia, que en realidad nunca ocurrió.
A esto se suman otras aseveraciones, como que en las últimas elecciones presidenciales votaron cerca de 3 millones de indocumentados, lo que explicaría la victoria de Hillary Clinton en el voto general.
Así las cosas, y con menos de dos meses de gobierno, Trump ha preocupado a la política estadounidense con aseveraciones que ciertamente podrían desestabilizarla y provocar escándalos mayores.