LIMA.- "Primero disolver. Di-sol-ver temporalmente el Congreso hasta la aprobación de una nueva estructura orgánica", dijo hace 25 años el entonces Presidente Alberto Fujimori, en una noche en que los ciudadanos peruanos vieron cambiar la historia de su país.
Aquel 5 de abril de 1992, Fujimori llevaba 20 meses en el poder y nada hacía presagiar su intención de disolver el orden institucional."Segundo, reorganizar totalmente el Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura (que designa jueces y fiscales), el Tribunal de Garantías Constitucionales y el Ministerio Público", añadió el ex Mandatario por televisión a eso de las 22:30 horas de aquel domingo.
Mientras daba su discurso, con una imagen inalterable, un traje oscuro y sus clásicos lentes redondos, las calles ya estaban tomadas por los militares. Los uniformados rodearon sedes institucionales y medios de comunicación, y los congresistas estaban presos en sus casas. Los opositores corrían en búsqueda de refugio ante la evidente represión.
Desde 2007 y hasta hoy, Fujimori (78) paga una condena de 25 años de cárcel como autor mediato de 25 asesinatos y dos secuestros agravados. Pero además de las violaciones a los derechos humanos, su régimen es acusado de haber protagonizado una de las épocas más oscuras en términos de probidad. La organización Transparencia Internacional calcula en más de US$6.000 millones lo robado durante dicho periodo, siendo el séptimo gobierno más corrupto de la historia reciente y el primero de América Latina.
Una buena decisión
Tras 25 años de aquel suceso, las opiniones de los ciudadanos en torno al autogolpe son variadas. En ese entonces, el escenario público estaba marcado por la violencia de los grupos armados y por una dura intervención militar que intentaba erradicarlos. Asimismo, se registraba una hiperinflación heredada del Gobierno anterior, liderado por Alan García.
Ante ello, algunos ciudadanos aseguran que la decisión de Fujimori habría venido a mejorar las cosas en Perú, principalmente en temas de seguridad: la captura del líder guerrillero Abimael Guzmán inició el fin de Sendero Luminoso.
En lo económico, aseguran, el ex Mandatario corrigió el caos con una ortodoxa aplicación de recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y con la venta de numerosas empresas públicas.
Ello vendría a explicar la popularidad de la que goza el fujimorismo actualmente en la nación vecina. Según sondeos, cuentan con un tercio de la adhesión popular y en base al reparto departamental de cuotas, poseen la mayoría absoluta en el Congreso. Además, la hija mayor del ex Mandatario, Keiko, a pesar de haber sido vencida dos veces en comicios presidenciales, ha perdido por estrechos resultados y en segunda vuelta.
Era evitable
Sin embargo, para otro grupo de peruanos, la opción tomada por Fujimori era totalmente evitable y sólo vino a concretar algo que el ex Presidente ya tenía planeado desde que asumió en el poder.
Expertos aseguran que intentó refugiar su decisión acusando al Poder Legislativo y al Judicial de obstruccionismo, y de intentar poner "freno a la transformación y el progreso" que supuestamente él buscaba instalar en Perú.
No obstante, según dijo el analista político Luis Nunes a "El Comercio", la opción de un autogolpe fue excesiva e injustificable. "Él sí tenía la potestad de negociar con el Congreso. Lo que hizo fue un sacudón para el Estado de derecho", indicó.
"La incapacidad de gestión política no puede conducirnos a eso. Es como si el ahora Presidente nos dijera que su desventaja en el Legislativo no le permite reconstruir el país", aseguró al mismo diario el director de la consultora Vox Pópuli , Luis Benavente.
Pero el principal problema actual, según los expertos, radica en que lo anterior no ha sido admitido por los representantes del fujimorismo de hoy. "Lamentablemente, aún no ha hecho un deslinde claro con el descalabro institucional de los años 90, con la profunda corrupción, ni con la violación de derechos humanos", criticó el analista Augusto Álvarez Rodrich a la agencia DPA.
De esta forma, la discusión en torno a la dictadura de Fujimori es uno de los temas que más polariza a la sociedad peruana. De hecho, en las últimas elecciones presidenciales, la discusión volvió a la palestra cuando los políticos de diversos sectores se volcaron a apoyar al actual Presidente y entonces candidato, Pedro Pablo Kuczynski, para evitar a toda costa la victoria de una popular Keiko Fujimori.
Un debate que se mantiene contingente en la opinión pública a 25 años de la declaración y que, según presagian, se mantendrá en la contingencia por varios años más.