SANTIAGO.- Cuando el empresario Mauricio Macri decidió ser candidato a la presidencia de Argentina, prometió acabar con el narcotráfico, con los cortes de caminos, con la inseguridad en su país, que creció durante los 12 años de kirchnerismo.
Así, tras imponerse en las elecciones y asumir la primera magistratura en diciembre de 2015, le encargó a Patricia Bullrich hacer realidad esas promesas.
Bullrich, 60 años, ex militante de las juventudes peronistas, doctora en Ciencias Políticas, ex ministra de Fernando de la Rúa, ex diputada por la coalición oficialista Cambiemos, hincha de Independiente de Avellaneda y actual ministra de Seguridad, visitó Santiago esta semana, para entregarle a la Presidenta Michelle Bachelet la bandera chilena que fue arrebatada por un grupo de gendarmes argentinos, durante el conflicto de Laguna del Desierto, en noviembre de 1965.
"Hoy nuestra relación (Argentina-Chile) no tiene los altibajos y los momentos duros que tuvo en algún momento de la historia. Es una relación de diálogo, de convivencia, de frontera común y, bueno, me parece que fue un gesto emocionante, lindo", dice Bullrich a El Mercurio, en un salón de la Cancillería.
Una de las promesas de campaña de Macri fue el combate al narcotráfico. ¿Con qué dificultades se han topado?
"Muchas dificultades, desde complicidades a nivel político, a nivel judicial, a nivel de las fuerzas de seguridad, hasta la realidad de decir que el problema no existía. Nosotros lo asumimos, lo tomamos, y hoy, la ciudadanía reconoce un trabajo sistemático, persistente, permanente contra el narcotráfico. Todos los días, nuestras fuerzas de seguridad federales y judiciales decomisan, desarman bandas, y hoy podemos decir que la Argentina está mucho mejor en la lucha contra el narcotráfico de lo que estaba cuando asumimos el gobierno. La zona más caliente que teníamos en el país, que era Rosario, está mucho más tranquila. Hemos dado un gran apoyo del gobierno federal al gobierno de Santa Fe (donde está Rosario), y hoy se puede decir que no hay carteles, sí hay vendedores, pero podemos decir que estamos mucho mejor".
La semana pasada lanzaron la reforma policial. ¿En qué estado encontró las fuerzas policiales?
- "Nosotros manejamos cuatro fuerzas en el Ministerio de Seguridad: la gendarmería nacional, la prefectura naval, la policía de seguridad aeroportuaria y la policía federal. La policía federal la dividimos y la mitad quedó en la ciudad de Buenos Aires, como fuerza de orden público y seguridad ciudadana. Estamos reconvirtiendo la policía federal en una policía especializada. Ya no son más agentes de calle, no tienen territorialidad, son detectives de investigación, como puede ser acá la PDI, como puede ser el FBI. Hoy (jueves) tuvimos un policía asesinado, que participaba en una investigación como un agente encubierto, en una zona muy pesada como San Martín. Entró, lo recibieron a tiros y lo mataron. Estamos en la tarea de convertir a la policía federal en una fuerza con fuerte sesgo de investigaciones".
También trabajan en la modificación del Código Penal para elevar las penas de quienes agredan o desobedezcan a integrantes de las fuerzas de seguridad. El orden en las calles y rutas fue otra de las promesas electorales de Macri. ¿Cómo esperan terminar con los cortes de calles y rutas, los piquetes?
- "Argentina construyó una cultura de la ilegalidad, de estar fuera de la ley, de que la ley es marginal. Nuestro gobierno tiene una cultura donde la ley está en el centro y no es marginal, entonces tuvimos que ir lentamente recuperando ese lugar. En esta reforma que hicimos, de llevar parte de la policía federal a la ciudad de Buenos Aires, el primer año actuó prácticamente nada en relación con los piquetes. Este acomodamiento de la ciudad de Buenos Aires llevó a que durante un tiempo diera la impresión que estábamos como inactivos, como que no íbamos a cumplir esa promesa de campaña. Bueno, a partir del nacimiento de la nueva policía de la ciudad y la decisión del gobierno nacional de no permitir cualquier conducta, cuando fue el paro nacional el Ministerio de Seguridad desarmó y no permitió los cortes de las rutas principales, la panamericana, el puente Pueyrredón, los lugares más emblemáticos. Ahí se generó una nueva oportunidad y el gobierno apareció con nuevo ritmo, otro poder, y la ciudad de Buenos Aires se acopló, y creo que ahora hemos cambiado esto que parecía una inacción a una acción, tranquila, ordenada, porque no es fácil, no queremos entrar en provocaciones".
¿Cómo ha sido la postura del justicialismo en esta reforma?
- "Nosotros, el año pasado, en el Parlamento de la nación, siendo minoría en ambas cámaras, sacamos 10 leyes penales, cambiando lo que ha sido una mirada pro delincuente, que en los últimos 10 años primó en la Argentina. Nosotros hemos cambiado eso con leyes específicas que son pro víctima, pro ciudadano, que por supuesto siempre le dan al delincuente las garantías constitucionales que tiene, pero hemos cambiado muchas leyes. La ley que permitía las salidas anticipadas de violadores, de asesinos, de secuestradores, y que a la mitad de la condena se iban a la calle y volvían a hacer lo mismo. Hoy hemos votado leyes de procedimiento rápido para cuando un delincuente se lo agarra infraganti la condena sea inmediata. Dureza contra los precursores químicos, tenemos hoy políticas totalmente distintas contra los violadores sexuales. Así es que estamos en un cambio de la política criminal argentina, de una política criminal pro delincuente, a una política criminal pro ciudadano o pro víctima, y eso se viene haciendo y yo creo que de manera positiva y con gran apoyo popular".
¿Han trabajado con otros países para elaborar este plan?
- "Sí, tenemos mucho contacto. Por ejemplo, equipos nuestros contra la violencia en el fútbol han venido acá a Chile a trabajar en conjunto, a ver cómo Chile trabajaba en el tema de los estadios y hemos tomado muchas cosas. Hemos trabajado con Uruguay un programa que tienen ellos de alta dedicación operativa, para que haya policías las 24 horas por siete días a la semana dedicados a la investigación criminal. Hemos intercambiado con Brasil conceptos de operatividad y luego con EE.UU., con Francia, con España".
¿Hay más integración regional?
- "Hemos vuelto al mundo. Argentina estaba totalmente aislada, sus únicos referentes eran Venezuela y de ahí no salía. Nuestro gobierno, el gobierno del Presidente Macri ha hecho un cambio total en esa mirada de aislamiento y de pelea con los vecinos, porque si uno piensa, la Argentina con Chile, de un día para otro le cortó el gas; con Uruguay, de un día para otro le cortamos el puente, y así con nuestros vecinos históricos. A Paraguay lo terminamos echando del Mercosur. La Argentina previa a nuestro gobierno fue una Argentina hostil con los vecinos. Ahora nosotros estamos reconstruyendo un vecindario amigable, un sur amigable. Y eso, me parece, lo estamos haciendo bien".
¿La actitud firme ante la crisis en Venezuela también es parte de esta nueva postura?
- "Totalmente. Nosotros con Venezuela tenemos una postura muy firme; para nosotros es una convicción que Venezuela ha entrado en caminos que están totalmente al margen de la democracia, y además, nos vemos un poquito reflejados. Decimos: 'Si en la Argentina no hubiera ganado nuestro gobierno, dónde estaríamos'. Nos vemos como en un espejo y eso nos hace ser contundentes".