Joesley Batista (44) es propietario de la empresa Havaianas.
O'Globo, GDA
RÍO DE JANEIRO.- "Todo el mundo acabará preso". La advertencia la lanzó hace unas semanas Joesley Batista (44), el dueño de la mayor empresa de carnes del mundo (JBS) que, acorralado por varios escándalos de corrupción, lanzó una bomba que obligó al Presidente de Brasil, Michel Temer, a aclarar que no piensa en renunciar.
Batista, también propietario de las famosas Havaianas, de 44 años, grabó en secreto a Temer, según el diario O Globo, en una reunión en la que se concertaron sobornos para callar a Eduardo Cunha, el arquitecto del 'impeachment' a la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, quien se encuentra actualmente detenido la trama de corrupción ligada al caso Petrobras.
Supuestamente, Batista, entregó el audio a la justicia a cambio de beneficios, lo que fue negado por la oficina de la presidencia. Sin embargo, el rumor de una posible renuncia se instaló en Brasil, pese a que Temer aseguró que no renunciaría.
El empresario de la ciudad Formosa (Goiás), de cuidada media melena castaña y mirada desafiante, decidió revelar esta información en abril, mientras los fiscales de la 'Lava Jato' iban acorralando cada vez más sus negocios.
Las investigaciones sobre sus empresas empezaron en julio de 2016, cuando los fiscales trataron de averiguar si Batista pagó sobornos para la liberación de recursos mediante fraudes a fondos de inversión, en un caso que lo relacionaba con el ex diputado Cunha.
La fiscalía general solicitó en febrero su renuncia al frente de J&F y el bloqueo de los bienes del 66º hombre más rico de Brasil, con una fortuna estimada de 3.000 millones de reales (unos 890 millones de dólares), según la revista Forbes. Asegurando que J&F "no hizo nada mal", Batista sorteó la presión y no dejó su cargo.
Carne y préstamos
Sin embargo, la situación volvió a complicarse en marzo, cuando su empresa se vio envuelta en la llamada operación "carne débil".
Su firma fue acusada junto a otros frigoríficos de pagar sobornos a funcionarios para autorizar la venta de carne adulterada y el uso de ácidos y sustancias supuestamente cancerígenas para maquillar cortes vencidos o en mal estado, generando una crisis monumental en el sector.
Tras ese caso, que dañó severamente la imagen de la empresa, JBS se vio citada la semana pasada en otra investigación: Los presuntos fraudes en préstamos otorgados por el banco de fomento BNDES, que habrían ocasionado pérdidas de 1.200 millones de reales (380 millones de dólares al cambio actual) al erario público.