SANTIAGO.- Doscientos cincuenta millones de personas han tenido que dejar sus países de origen para buscar un mejor futuro o forzadas por crisis políticas, sociales y económicas, convirtiendo ese fenómeno como uno de los principales problemas a nivel mundial.
En los últimos años, las noticias sobre migrantes y refugiados han ocupado los titulares en todo el mundo, obligando a la Organización de Naciones Unidas (ONU) a ponerse en marcha para proteger y resguardar sus derechos humanos.
Los miles de africanos que intentan llegar a Europa, las víctimas de la guerra en Siria, la caravana que viaja desde Centroamérica a EE.UU., y los cientos de venezolanos y haitianos en América Latina, son algunos de
los casos que han llamado la atención a nivel mundial.
Ante esa realidad, la ONU convocó en 2016 a todos sus miembros a generar un Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, el cual fue acordado el pasado 13 de julio y que será ratificado este 10 y 11 de diciembre en Marruecos por 183 países.
La idea del texto es asignar una mirada positiva sobre la migración y aprovechar de ese modo sus beneficios, junto con proteger a los inmigrantes indocumentados. El objetivo es hacer los procesos migratorios más seguros y dignos.
Sin embargo, el pacto fue rechazado por Estados Unidos y nueve países que ya se habían comprometido se han desvinculado en los últimos meses, en medio de la presión ejercida por sectores políticos que acusan que este altera su legislación nacional sobre el tema.
Es así que
Austria, Hungría, Polonia, Estonia, Bulgaria, República Checa, Israel, Australia y República Dominicana no irán a la cumbre, pese a que desde la ONU han subrayado que el acuerdo no es vinculante y respeta la soberanía de los Estados para gestionar sus fronteras.
De acuerdo al ex presidente de la Asamblea General, Miroslav Lajcák, el documento "no impone y respeta totalmente la soberanía de los Estados", y es un recurso para "encontrar el equilibrio entre los derechos de las personas y la soberanía de los Estados".
En medio de ese debate, aún no se conoce la postura de Chile frente a esta iniciativa. El asunto ha sido seguido por la Dirección General de Asuntos Consulares y de Inmigración, pero tras ser consultados por Emol desde la Cancillería no entregaron información al respecto.
Los detalles del pacto y las razones de su rechazo
El documento sostiene que para aprovechar los beneficios de la inmigración y mitigar sus riesgos, es necesario mejorar la colaboración entre países. Para ello, plantea 23 grandes objetivos que apuntan en esa dirección.
Entre ellos, se establecen compromisos como medidas contra el tráfico de personas, evitar la separación de las familias, usar la detención solo como última opción o reconocer el derecho de los migrantes irregulares a recibir salud y educación.
"Muchos líderes prefieren mirar las encuestas para ver si la gente teme a la inmigración
Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los DD.HH. de la ONU
Asimismo, los Estados firmantes se comprometerán a
mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes, con misiones de búsqueda y rescate, y garantizando que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter "exclusivamente humanitario".
También tendrán que prometer un regreso "seguro y digno" a los inmigrantes deportados y no expulsar a quienes se enfrentan a un "riesgo real y previsible" de muerte, tortura u otros tratos inhumanos en sus naciones de origen.
Son esas medidas las que han sido rechazadas en la decena de países que se marginaron del acuerdo, los cuales ven que este podría incentivar la inmigración ilegal. Dicha situación fue duramente criticada desde Naciones Unidas.
La representante especial para la migración internacional,
Louise Arbour, sostuvo que la política exterior y el espíritu del multilateralismo se ven "seriamente afectados" y que su decisión "deja muy mal a los que participaron en lo que fueron negociaciones reales".
"Consiguieron concesiones de otros. Defendieron sus intereses durante seis meses en los que uno asume que estaban recibiendo instrucciones de sus capitales, así que es muy decepcionante ver este tipo de revés poco después de que se acordara el texto", indicó.
En tanto, la Alta Comisionada para los DD.HH., Michelle Bachelet, también se declaró "muy decepcionada" y explicó que "lo que pasa hoy es que muchos líderes, en lugar de dirigir y dar ejemplo prefieren mirar las encuestas para ver si la gente teme a la inmigración".
