La votación de investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno español tendrá lugar el próximo 23 de julio, anunció este martes la jefa del Congreso, Meritxell Batet, aún cuando el líder socialista no cuenta con los votos suficientes para lograr ser investido.
Batet entregó la información luego de conversar telefónicamente con Sánchez, quien actualmente asiste en Bruselas a una reunión de líderes de la Unión Europea.
Esta será la primera oportunidad para el actual Presidente en funciones de renovar la confianza de la Cámara de Diputados para ser investido nuevamente.
Si la investidura fracasa, comenzará una carrera contrarreloj para que los partidos negocien un ejecutivo en máximo dos meses, de lo contrario se convocarían, por ley, a unas nuevas elecciones generales. "España necesita un Gobierno cuanto antes para seguir avanzando", tuiteó Sánchez.
Procedimiento
El debate de investidura comenzará el 22 de julio, cuando Sánchez presente su programa de Gobierno. A continuación le responderán los grupos parlamentarios y, finalmente, se votará su candidatura, un día después.
Si no consiguiera la mayoría absoluta, el jueves 25 de julio tendrá una segunda oportunidad, en la que necesitará mayoría simple, es decir, más votos a favor que en contra, de manera que la eventual abstención de algunos diputados podría ser decisiva para obtener la confianza del Congreso.
Desde el primer debate comenzará a regir el plazo de dos meses para las negociaciones. De no haber acuerdo, la ley estipula la disolución del Parlamento y la convocatoria a comicios legislativos se fijaría para noviembre. Si se concretan, serían las cuartas elecciones generales en cuatro años en España, cuyo Congreso se encuentra fragmentado desde el fin del bipartidismo en 2015.
Negociaciones estancadas
Llegado al poder en junio de 2018 gracias a una moción de censura que sacó del poder a su antecesor, el conservador Mariano Rajoy, Sánchez y su formación, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ganaron nuevamente las legislativas de abril pasado y obtuvieron el encargo del rey Felipe VI para intentar formar Gobierno.
Sin embargo, con 123 de un total de 350 escaños en la Cámara de Diputados,
los socialistas están lejos de los 176 votos que implica la mayoría absoluta necesaria para salir victorioso en primera instancia.
Por ello, Sánchez ha llamado insistentemente a la derecha conservadora del Partido Popular y al centroderecha liberal de Ciudadanos a abstenerse en el segundo debate y permitirle formar gobierno. Su idea es evitar repetir las elecciones y dar estabilidad a la cuarta economía de la zona euro, pero ambas formaciones le han reiterado que votarán en contra.
De allí que necesita obtener el apoyo de la izquierda radical de Unidos Podemos, que cuenta con 42 diputados, y de una multitud de pequeños partidos regionales.
Para darle el sí, Podemos exige entrar en el gobierno, con miembros del partido en el Consejo de Ministros. Algo a lo que se resiste Sánchez, cuya contraoferta son puestos en segunda línea de la administración. "Sánchez camina a una investidura fallida sin negociar nada con nadie (...), pero es posible un gobierno de coalición progresista en julio", reaccionó en Twitter Irene Montero, número dos de Podemos.
Sánchez busca también evitar que su investidura dependa de los
independentistas catalanes, que le dieron su apoyo para llegar al poder en junio de 2018, pero que desde que comenzó el juicio en Madrid contra 12 de sus líderes, le han hecho la vida imposible. Tanto así, que precipitaron las legislativas anticipadas de abril, al rechazar los presupuestos del Estado.
Aún sin un pacto que le garantice la victoria, el actual Presidente en funciones decidió de todas formas pedir el respaldo de la cámara nuevamente. Algunos analistas lo interpretan como un desafío, por el riesgo de tener que convocar elecciones de nuevo, algo que ya ocurrió en junio de 2016.
Tanto ministros en funciones de Sánchez como dirigentes socialistas han repetido últimamente que no habría otro intento de investidura si falla el proceso de finales de julio, lo que abocaría directamente a la repetición electoral.