Esta tranquila ciudad polaca, que en 1939 se encontraba cerca de la frontera con Alemania, tenía alrededor de 16.000 habitantes y no parecía ser un lugar particularmente estratégico ante una eventual acción militar.
En la madrugada del 1 de septiembre, el sonido estridente de sirenas despertó a la población: el ruido que escuchaban eran las llamadas "trompetas de Jericó", sirenas posicionadas en el tren de aterrizaje de los aviones Junkers Ju 87, los "bombarderos en picada" de la Luftwaffe, que arribaban cargados de bombas para devastar la ciudad.
Así Wieulun quedó en la historia como el primer blanco elegido por los nazis y uno de los puntos de partida de la Segunda Guerra Mundial.
Alrededor de 20 personas que vivían en 1939 en esta ciudad, continúan haciéndolo 80 años más tarde. Estos son algunos de sus recuerdos:
"Al alba, cuando aún estaba gris afuera, me despertó un sonido extraño, un rugido potente que nunca había oído. De pronto, el techo se fisuró y los vidrios estallaron en pedazos. Nuestras ventanas daban a la calle donde cayeron las primeras bombas, un poco más lejos, sobre el hospital (...) Huimos con mi madre atravesando la plaza del mercado, ya repleta de escombros. Una parte estaba en llamas, se trataba de una perfumería que ardía, llena de productos inflamables (...) Recién regresé a Wielun tras la supuesta liberación (en 1945), con la llegada del ejército rojo. No reconocí la ciudad, mi padre tenía que llevarme de la mano para ir a la escuela. No había más mercado, no había calles".
Zofia Burchacinska, tenía 11 años
"Atravesamos la ciudad que estaba en llamas. La gente corría para todos lados, huían, algunos sin vestimentas. Vi muertos, heridos. Humo, ruido, explosiones. Todo ardía...".
Tadeusz Sierandt, tenía ocho años
Tras la guerra, Wielun fue reconstruida. Hoy en día es una bella y próspera ciudad de 25.000 habitantes, con calles y parques cuidados, orgullosa de su identidad de antigua ciudad real fundada en el siglo XIII.
"Solo las ruinas de la iglesia parroquial del centro llevan actualmente las huellas de las explosiones de bombas, lo que muestra la amplitud de la destrucción", afirma a la AFP la vicealcaldesa Joanna Skotnicka-Fiuk.
Wielun tiene relaciones con Alemania a través de ciudades asociadas, pero este año, el 1 de septiembre, ese vínculo alcanzará un nivel sin precedentes con la visita del presidente alemán Frank-Walter Steinmeier.
¿Por qué las fuerzas armadas alemanas tomaron como blanco a un ciudad sin importancia desde el punto de vista militar?
"Es probable que los alemanes se hayan dado cuenta que Wielun era una ciudad bi-cultural. La población polaca dominaba, seguida por la población judía. Aquí no había minoría alemana, contrariamente a otras ciudades del centro de Polonia", analiza el historiador Tadeusz Olejnik.
"Por otra parte, cuando las bombas cayeron en una ciudad que dormía, la gente huyó masivamente de ese infierno, bloqueando las rutas y complicando los movimientos del ejército polaco", explica este residente de Wielun.
Además, "en los primeros informes alemanes, se explica el ataque contra Wielun en el hecho de que la ciudad albergaba una importante población judía. En 1939, sobre cerca de 16.000 habitantes, exactamente el 33,39% eran judíos", agrega el profesor Olejnik.
Los judíos sobrevivientes fueron primero encerrados en un gueto, luego, en el marco de la "solución final", enviados al gueto de Lodz o al campo de exterminio de Chelmno nad Nerem para ser asesinados en "camiones de gas".
La orden del ataque fue entregada por el general Wolfram von Richthofen, ex jefe de la Legión Cóndor, cuyos aviones habían arrasado la ciudad vasca de Guernica en 1937, un drama que inspiró a Picasso para pintar la famosa obra del mismo nombre.
Tanto Wielun como Guernica guardan algo en común: en ambos casos se trató de un ataque despiadado en contra de población civil, sin defensas militares, con el objetivo de sembrar pánico.