En un año que ha sido marcado por la conciencia por la crisis climática una técnica que existe desde hace, al menos, cuatro décadas ha retomado fuerza para evitar que la industria del carbón pierda terreno en la energía mundial. Se trata de en la tecnología de captura de CO2 -también conocida como CCS por las siglas en inglés de Captura y Almacenamiento de Carbón- que, a través de un proceso industrial, evita que este gas de efecto invernadero llegue a la atmósfera, ayudando así retrasar la crisis climática. Sin embargo, palidece tanto en términos económicos como sustentables ante las denominadas "energías limpias" como la solar o la eólica.
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