La campaña presidencial en Argentina entró esta semana en la recta final. Las elecciones del 27 de octubre están a la vuelta de la esquina y los movimientos que lleven a cabo los dos principales candidatos los próximos días serán clave para la definición.
En ese contexto, el actual Presidente y aspirante de Cambiemos, Mauricio Macri, relanzó su candidatura el fin de semana pasado convocando a una manifestación masiva en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires. Bajo la consigna "Sí se puede", su jugada es viajar por 30 provincias de todo el país en busca de una remontada.
La estrategia de Alberto Fernández, el aspirante del peronista Frente para Todos, ha sido otra. Durante las últimas semanas, el ex jefe de gabinete de los gobiernos kirchneristas se ha concentrado en buscar el respaldo de diversos actores, tanto internos como externos, y recientemente todo indica que logró consagrar alianzas que podrían resultar clave.
El apoyo empresarial
Alberto Fernández no era la primera opción para los empresarios argentinos. Macri proviene de ese mundo y los líderes de las compañías más importantes del país lo respaldaron durante gran parte de su gestión. Pero el desastre oficialista en las primarias de agosto pasado parece haber cambiado la mirada del sector sobre el peronista.
Este miércoles, Fernández mantuvo una reunión con el comité ejecutivo de la
Unión Industrial Argentina (UIA), uno de los principales gremios empresariales trasandinos. ¿La conclusión?: "Él (Fernández) habló de la mirada a futuro del tema de la productividad.
Él tiene una mirada muy similar a lo que nosotros estamos pensando", destacó el presidente de la UIA, Miguel Acevedo.
Pero aunque evitaron darle el respaldo públicamente, asegurando que mantendrán encuentros con todos los candidatos, lo cierto es que el distanciamiento de los industriales con Macri es ya una realidad. La idea cobró aún más fuerza con la polémica ocurrida solo un día antes de la cita, cuando Acevedo se retiró del Coloquio de la UIA de Córdoba antes del discurso del Presidente.
Macri le reprochó el gesto y el líder gremial respondió aludiendo a cuestiones de agenda. "No nos estamos metiendo en política. Me disculpo, pero para mí hice la lógica (…) Tuve que retirarme porque tenía que llegar a Buenos Aires. No fue para nada un desaire ni tuve la intención de hacerlo", dijo a la salida del encuentro con Fernández.
Para el analista Joaquín Morales Solá, esta situación se debe, en parte, a los anuncios del Presidente sobre impulsar la "apertura económica" en el país. "Ha provocado mucho temor entre los industriales argentinos. Ellos están acostumbrados a una economía cerrada, donde son casi los únicos proveedores para los argentinos. Y, a veces, los productos no son buenos ni baratos", opinó en el diario La Nación de Argentina.
"Ha provocado mucho temor entre los industriales argentinos. Ellos están acostumbrados a una economía cerrada, donde son casi los únicos proveedores para los argentinos"
Joaquín Morales Solá, analista argentino
Pero además, consideró que podría tratarse de una revancha, porque el Gobierno no los defendió cuando varios se vieron salpicados por "los cuadernos de las coimas". "
Que el sector haya tomado partido ya es muy extraño y paradójico (…) Quizá pensaban que el camino iba a ser más fácil si llegaba uno de ellos (al poder) y tal vez eso no sucedió", aseveró.
Quien no está contento con Fernández es el presidente de Aerolíneas Argentinas, Luis Malvido, especialmente por la huelga de pilotos que afecta a la empresa. Según él, esa manifestación es un "paro K" y apuntó en contra del candidato presidencial, quien ayer llamó a poner fin a la movilización. "Esto es para la tribuna, ¿eh? (…) Si el candidato quisiera que no paren, no paran", afirmó. "Acá no hay otra cosa que un posicionamiento político. Es una locura que decidan usar la línea de bandera para hacer política", sentenció.
El brazo sindical
Los industriales no fueron los únicos en estrechar la mano del peronista. La Central de Trabajadores Argentinos (CTA) decidió este jueves, en un acto en Buenos Aires, iniciar el proceso para unirse a la Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central obrera del país. El gran protagonista de la noche fue Alberto Fernández.
La división del aparato sindical peronista data de 1991 cuando, por diferencias políticas, un grupo de disidentes de la CGT, reacia al kirchnerismo, formó la CTA, aliada indiscutida de Néstor y Cristina. Pero en medio de la convulsión de la crisis económica,
Fernández llegó como la figura de la unidad. La CGT retornó a sus orígenes peronistas, mientras la CTA le entregó el apoyo al hombre elegido por Cristina Fernández para liderar la fórmula.
Vitoreado en el acto del jueves, el candidato agradeció el intento de unificación y lo comparó al momento en el que la ex Mandataria, hoy aspirante a la vicepresidencia, le pidió que corriera como líder. "Debo confesar que ni yo entendí su estrategia, pero hay que reconocer que tuvo razón y que tuvo una enorme grandeza dando un paso al costado", aseguró.
Alianzas alrededor del mundo
En lo que respecta al mapa político internacional, Fernández también se ha dedicado a cultivar amistades. Empezó a abrirse camino en España, donde se reunió con empresarios con negocios clave en Argentina, como Ana Botín, presidenta del Banco Santander, y también con las principales figuras del socialismo local, incluido el Mandatario Pedro Sánchez. Según dijeron a El País fuentes del entorno de ambos, los dos se entendieron muy bien y el viaje fue catalogado como un éxito.
Aprovechando el impulso, Fernández visitó al primer ministro de Portugal, Antonio Costa, en Lisboa. En una visita exprés, el argentino fue a aprender sobre el modelo del Gobierno socialista del país europeo y que ha sido considerado un "milagro" económico los últimos años.
A fines de septiembre el candidato K viajó hasta Santa Cruz, Bolivia, y se reunió con el Presidente Evo Morales, quien ya le entregó su apoyo públicamente. La intención era heredar la amistad que su compañera, Cristina Fernández, mantiene con el titular altiplánico desde hace años y explotar su animadversión por Macri. "La próxima te voy a recibir como Presidente", le dijo Evo en su encuentro. Esta alianza, no obstante, podría ser a corto plazo, considerando que Morales también está en plena carrera por el poder.
Si se habla de relaciones internacionales, Macri no se queda atrás. Ha estrechado su relación con el Presidente de EE.UU.,
Donald Trump, pese a que en los comicios norteamericanos de 2016 apoyó a su rival, Hillary Clinton. Se mantienen en contacto permanentemente y recientemente el republicano envió a su hija y asesora Ivanka al país sudamericano. Trump ha sido el principal apoyo político y económico de la gestión actual y fue la estrella de la Cumbre del G20 celebrada a fines del año pasado en Buenos Aires.
Pero no es la única amistad que cosecha el líder argentino. Jair Bolsonaro, Presidente de Brasil, también es otro fuerte aliado de Macri, al punto que ha llegado a advertir que retirará a su país del Mercosur si Fernández llega al poder. Mario Abdo Benítez, de Paraguay e Iván Duque, de Colombia, también se sientan cerca del Mandatario, principalmente por su alianza respecto a la crisis en Venezuela. Y en Europa, Emmanuel Macron de Francia y Angela Merkel de Alemania también han estrechado buenas relaciones con el titular de Cambiemos, por mencionar algunos.
Las elecciones están fijadas y las alianzas comienzan a fraguarse. ¿Cuánto impacto tendrá cada una? Solo restan tres semanas para conocer la respuesta.