El Presidente iraquí, Barham Saleh, rechazó este miércoles los recientes ataques en el país y deseó que Irak no se convierta en "un campo de batalla", después de que Irán lanzara esta madrugada un ataque con misiles contra dos bases militares con tropas estadounidenses en el oeste y el norte de Irak.
"La Presidencia reitera su rechazo de las violaciones repetidas de la soberanía nacional y que el país se convierta en un campo de batalla para las partes beligerantes", dijo la oficina de información de Saleh en un comunicado citado por la agencia de noticias estatal iraquí INA.
El jefe de Estado llamó a
"evitar cualquier choque militar en el territorio de Irak y meter a los iraquíes en una nueva guerra".
Saleh no condenó directamente el ataque iraní de esta madrugada contra las bases aéreas de Ain al Asad (oeste) y Erbil (norte), en respuesta al asesinato del comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución, Qasem Soleimani, por parte de EE.UU, en un bombardeo selectivo en Bagdad el pasado viernes.
El Mandatario pidió moderación y "autocontrol" para que los países que están protagonizando la escalada de tensión "no se dirijan a una guerra abierta que amenace a toda la región".
Por primera vez, Saleh hizo referencia a la salida de tropas extranjeras del país desde que el Parlamento iraquí aprobara una moción, a petición del Gobierno, para poner fin a su presencia y revocar la misión de la coalición internacional liderada por EE.UU. que lucha contra los yihadistas.
"Las fuerzas de la coalición internacional están presentes en base a acuerdos firmados.
Su destino, así como su permanencia, son un asunto interno iraquí", señaló.
Por su parte, el presidente del Parlamento iraquí, Mohamed al Halbusi, mostró su rechazo "categórico" al ataque iraní y pidió al Gobierno que tome "las medidas políticas, legales y de seguridad necesarias para detener tales ataques", así como trabajar para "preservar la soberanía iraquí".