Los favoritos en la carrera para la nominación presidencial demócrata, Bernie Sanders y Pete Buttigieg, repelieron un aluvión de ataques durante un debate el viernes en la noche mientras sus rivales cuestionaron insistentemente su ideología y experiencia, con la esperanza de arrojar dudas sobre su capacidad para derrotar a Donald Trump en las elecciones de noviembre.
Recuperándose de un discreto resultado en los caucus de Iowa de esta semana, el exvicepresidente Joe Biden fue el más agresivo. Planteó dudas sobre el estatus de Sanders como socialista demócrata y dijo que Buttigieg —exalcalde de South Bend, Indiana, de 38 años — no tiene experiencia para liderar en un mundo complicado. La senadora de Minnesota Amy Klobuchar, que está tratando de colarse en el grupo de cabeza de las concurridas primarias, hizo críticas similares.
Pero Sanders y Buttigieg, que prácticamente empataron en las asambleas partidistas de Iowa, esquivaron las críticas.
"Donald Trump miente todo el tiempo", dijo Sanders en respuesta a las sugerencias de que el presidente emplearía la forma en la que se presenta para calificarlo, a él y a todos los demócratas, de radical.
Buttigieg trató de convertir el escepticismo acerca de su currículo en algo positivo, describiéndose como
una cara nueva ajena al circuito político de Washington con experiencia a la hora de gestionar problemas de la vida real y listo para liderar a una cansada nación en una nueva dirección.
"Estoy interesado en el estilo de política que necesitamos priorizar para finalmente pasar página", apuntó Buttigieg. Y en una crítica a Biden, agregó: "Admito libremente que si están buscando a la persona con más años de experiencia en Washington, tienen a su candidato y, por supuesto, no soy yo".
El del viernes fue el octavo, y quizás más relevante, debate dentro del largo proceso del Partido Demócrata para elegir a su candidato para las presidenciales. El debate se celebró apenas cuatro días después de los caóticos caucus de Iowa, y a otros cuatro de las primarias de Nueva Hampshire, con varios candidatos enfrentando dudas sobre su supervivencia política.
Aunque varios tuvieron momentos de protagonismo, no estuvo clara la forma en la que el debate podría cambiar la trayectoria de la campaña.
Ataques y respuestas
Biden fue especialmente explícito sobre el estado de su candidatura en el arranque del debate y predijo que "recibiría un golpe" en Nueva Hampshire la próxima semana antes de las primarias se trasladen a estados más diversos en los que espera un mejor desempeño.
Sobre el escenario enfrentó críticas por estar demasiado vinculado al sistema de Washington para representar el cambio que muchos votantes demócratas dicen estar buscando. Una vez más, respondió alineándose con el expresidente Barack Obama.
"Creo que los políticos del pasado no fueron tan malos", señaló Biden. "No sé qué fue malo del pasado con Barack Obama y Joe Biden".
Biden tuvo que defender su extenso historial cuando los precandidatos discutieron la decisión de hace casi dos décadas de enviar a soldados estadounidenses a Irak.
Biden reconoció de nuevo que su voto a favor de autorizar la guerra cuando era senador fue un error, mientras que Sanders apuntó que su voto en contra en el Senado era una prueba de su criterio en asuntos de seguridad nacional. Buttigieg, que en aquel momento estaba en la universidad y más tarde sirvió en Afganistán, apuntó que él también se habría opuesto a la guerra.
Aunque el debate fue acalorado en algunos tramos, hubo también momentos de unidad, con los candidatos conscientes de los votantes de las primarias tienen poco interés en ver una pelea interna a pecho descubierto. Cuando un moderador pidió a Klobuchar que respondiese a los comentarios de Hillary Clinton sobre que Sanders no le gusta a nadie, Biden se acercó a él para abrazarlo. Klobuchar, por su parte, bromeó apuntando que Sanders está "bien" y recordó que en el pasado trabajaron juntos en políticas.
Un serio Biden se mostró agradecido cuando Buttigieg lo defendió a él y a su hijo Hunter de los ataques de Trump en la pesquisa de su juicio político.
Otra de las favoritas, la senadora de Massachusetts Elisabeth Warren, evitó criticar de forma directa a sus rivales e hizo hincapié en uno de los mensajes de su campaña: la lucha contra la corrupción. Mientras Biden, Sanders y Klobuchar se enfrentaban sobre atención médica, Warren se mantuvo al margen hablando ampliamente sobre la necesidad de reducir el costo de los medicamentos con prescripción.
Por su parte, el activista multimillonario Tom Steyer y el empresario neoyorquino Andrew Yang intentaron hacerse un hueco en la contienda.