Desde que el brote del coronavirus proveniente de la ciudad china de Wuhan activó las primeras alertas internacionales a mediados de enero, no se ha logrado frenar su proliferación en China, Asia y luego el mundo. El contagio del Covid-19 durante el último mes ha sido tan masivo que ha llegado a todos los continentes –excepto la Antártica-, dejando más de 2.700 muertos y 82 mil contagiados.
La epidemia
ha puesto a prueba a varios gobiernos del mundo que han tenido que enfrentar al desconocido virus, tomar decisiones de forma rápida para evitar su propagación y crear medidas para que sus ciudadanos no contagien a otros connacionales. Este es el caso de
China -como país en el que se inició el brote-,
Estados Unidos, Irán -el segundo mayor foco de fallecidos-,
Italia -por su rápida propagación en la región de Lombardía- y
Brasil, el primer país latinoamericano en confirmar un caso.
China: Reacción tardía
La administración china ha sido fuertemente criticada por los presuntos obstáculos en la entrega de información de la propagación de la enfermedad. Esto, comenzó con las interrogantes de un doctor del Hospital Central de Wuhan.
El 30 de diciembre pasado, el oftalmólogo de 34 años Li Wenliang, tuvo la idea de que el SARS –virus proveniente de Guangdong que en 2002 mató a 800 personas- habría vuelto por un grupo de personas que estaban internadas por un cuadro similar.
Tres días después, la policía le hizo una advertencia por "comportamiento ilegal" y tuvo que firmar una declaración en la que reconocía que había esparcido un rumor sin fundamentos. En enero, Wenliang contrajo la enfermedad al atender a una paciente contagiada y semanas después el médico murió producto del coronavirus.
Según un reporte de Infobae, el oftalmólogo se convirtió en un ícono para miles de chinos que están indignados por la forma en que el Gobierno de Xi Jinping ha enfrentado el brote, principalmente en las primeras semanas, en las que prevaleció el silencio, la desinformación y la falta de acción de las autoridades en pos de la estabilidad política.
Recién el 20 de enero, el Mandatario ordenó que "se debe prestar gran atención y se deben hacer grandes esfuerzos para prevenir y controlar la enfermedad", por lo que desde esa fecha recién comenzó a conocerse más gradualmente la epidemia. Desde entonces Xi Jinping ha abordado la situación en varias ocasiones.
"El coronavirus expuso los peligros del estado de vigilancia autoritario y su obsesión por el control de la información y la comunicación. Los funcionarios locales son evaluados en dos facetas: el crecimiento económico y la estabilidad social de su región. En un sistema que carece de transparencia y que prefiere el imperio de los hombres al de la ley, se acostumbraron a falsear números y a encubrir problemas para proteger su reputación", analizó a Infobae Benjamin Hillman, investigador del Colegio de Asia y el Pacífico de la Universidad Nacional Australiana.
Tras las críticas y dudas que surgieron desde los mismos ciudadanos chinos, el 30 de enero pasado se informó que Tang Zhihong, director del Comité de Salud de Huanggang, provincia central de Hubei, había sido el primer funcionario responsable de gestionar la epidemia que había sido destituido de su cargo por las deficiencias en su labor, tras lo cual fueron despedidos otros tres funcionarios del Partido Comunista Chino el 13 de febrero, el jefe del Partido Comunista de la provincia de Hubei, el jefe del Partido Comunista de Wuhan y el jefe de la oficina de asuntos chinos en Hong Kong y Macao.
Situación que se interpretó como una primera respuesta del Gobierno chino para enfrentar las críticas del manejo de la crisis. "Sospecho que Xi hubiera querido que el cambio de personal proyectara la sensación de que él tiene el control de la situación. Los malos números socavan ese mensaje", expresó Sam Crane, académico de política china y filosofía antigua en Williams College.
Por su parte, Guo Yuhua, profesora de sociología de la Universidad Tsinghua de Pekín, manifestó: "Debido a la seriedad de la epidemia, esto solo puede considerarse una situación grave, por lo que el régimen se ha visto forzado hasta el momento por las demandas y la ira de la población".
Estados Unidos: La negación
Por otro lado, el Gobierno estadounidense hizo noticia por su apoyo a China, entregándole 100 millones de dólares para combatir la epidemia y donándole material médico, desde mascarillas hasta batas y gasas para contener el coronavirus en ese país. Asimismo, informó que en este momento hay científicos de los Instituto Nacionales de Salud (NIH) y laboratorios desarrollando posibles vacunas contra el Covid-19.
Pero las ayudas monetarias y anuncios de la búsqueda de una vacuna no han podido extinguir los temores en la población norteamericana de contraer el coronavirus, que actualmente ha contagiado a 60 personas en ese país. A pesar de esto, el miércoles el Presidente estadounidense, Donald Trump, expresó que EE.UU. está "muy, muy preparado" para cualquiera sea la amenaza que represente el Covid-19, minimizando las críticas a la Casa Blanca de actuar con pasividad ante esta emergencia.
Para esto, designó a su vicepresidente Mike Pence a la supervisión de las labores de respuesta al virus. En esa misma conferencia de prensa, los funcionarios de Salud gubernamentales sostuvieron que de todas maneras los ciudadanos estadounidenses tienen que prepararse para un brote más extenso y que requiera medidas drásticas, como el cierre de los colegios.
En el Congreso, los legisladores pidieron la entrega de recursos adicionales a autoridades locales, estatales y federales para enfrentar el coronavirus. Trump solicitó un presupuesto de 2.500 millones de dólares, mientras que el senador demócrata Chuck Shumer propuso que fueran 8.500 millones los que entregaran para enfrentar el brote.
Italia: Caos interno
En el caso italiano, que ha explotado en la última semana dejando 650 contagiados y 17 fallecidos, mayoritariamente provenientes de las regiones de Lombardía y Veneto, cada región gestiona las decisiones sanitarias, por lo que luchan de forma independiente contra el coronavirus, lo que ha aumentado la inseguridad en la gente y ha visibilizado la descoordinación de la política interna.
Unos 600 mil estudiantes no han podido regresar a clases en el norte de Italia debido a las medidas de "cierre" de los colegios y universidades, mientras que miles de turistas tampoco han podido acudir a distintos sitios de interés por la clausura de los lugares masivos para evitar la propagación en esa zona, medida tomada el viernes pasado por las autoridades locales de Milán, la capital de Lombardía.
Según expuso ABC, ante el caos y anarquía que se ha visto los últimos días en cada región, el Gobierno central tuvo que poner un "pare". El Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte, tuvo el miércoles una videoconferencia con todos los presidentes regionales para poner orden y coordinar todas las decisiones desde el Gobierno central con el comisario designado para la emergencia, Angelo Borrelli, el jefe de Protección Civil.
Por su parte, el presidente de Lombardía, la región más afectada por el brote, Attilio Fontana, ha atacado los últimos días con fuertes críticas al Ejecutivo: "El Gobierno de Conte es incapaz", mientras que el Premier llamó a la unidad y a "evitar las polémicas".
Irán: Fragilidad del sistema
La falta de aparente control en la propagación del coronavirus en Irán -que hasta ahora ha dejado 26 muertos y 254 contagiados- ha tenido costos para las autoridades locales, al mismo tiempo que se han cancelado los viajes desde varios países a la nación islámica.
Un diputado de la región de la ciudad de Qom, donde se inició la propagación en ese país, Ahmad Amiriabadi Farahani, denunció que "unas 50 personas fallecieron debido al coronavirus y eso es responsabilidad del ministro de Salud porque las medidas adoptadas para prevenir su propagación no han sido eficaces".
Este número del parlamentario, que representa el doble de muertos oficiales, ha aumentado los rumores internos de un posible ocultamiento de las cifras por parte de Teherán. Pero la acusación fue negada por el viceministro de Salud, Iraj Harirchi, que aseguró que en la actualidad "la situación casi se ha estabilizado en el país, y hemos logrado reducir el problema al mínimo".
Pero Harirchi fue diagnosticado el martes con coronavirus y la noticia causó alarma en la población. Asimismo, también fueron diagnosticados con el virus el alcalde de Teherán y la vicepresidenta para Asuntos de la Mujer y la Familia de Irán, Masumeh Ebtekar.
"Potencialmente (el Covid-19) podría acabar con miles de personas. Y no hay forma de rastrearlo una vez que entra en una población de refugiados, dada la movilidad. Estos virus exponen la política y la fragilidad de los sistemas de salud pública", aseguró el doctor Adam Coutts, especialista en salud pública en el Medio Oriente de la Universidad de Cambridge.
Brasil: Desplome de la bolsa
A pesar de que recién el miércoles se supo de un primer caso confirmado de coronavirus en Sao Paulo, Brasil, registrándose así el primer contagiado en Latinoamérica, el efecto causado fue rápido.
Tras la confirmación, el ministro de Salud brasileño, Luiz Henrique Mandetta, trató de disminuir la preocupación señalando que "esta es otra gripe que la humanidad tiene que afrontar". Pero las alarmas ya se habían desatado en el país de la samba justo en el momento en que cesaban las celebraciones del carnaval, lo que hizo que la demanda por mascarillas y alcohol gel fuera masiva y que la bolsa paulista se desplomara un 7%.
Además, el Presidente brasileño, Jair Bolsonaro, tuvo que ponerle término anticipado a sus vacaciones para retornar al Palacio de Planalto en Brasilia y abordar las medidas a tomar por el Gobierno. Cabe recordar que desde el pasado 4 de febrero Brasil estaba bajo "estado de emergencia de salud pública" a modo de prevenir un desastre mayor a la llegada del virus.