Mientras avanzan
las campañas por el Apruebo y el Rechazo de cara al Plebiscito por una nueva Carta Magna del próximo 26 de abril, son varios los ejemplos de procesos constituyentes de todas partes del mundo que han saltado a la palestra las últimas semanas como posibles ejemplos a seguir en Chile. Uno de ellos es el de
Colombia, país que en 1991 promulgó su Constitución a través de una Asamblea Constituyente, por lo que ha sido analizado y estudiado por varias figuras políticas.
Eso justifica la presencia en nuestro país del ex Presidente colombiano Ernesto Samper, invitado por la Fundación Progresa, donde participó en un conversatorio junto al ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, con quien también integra el Grupo de Puebla.
El también ex secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se desempeñaba como ministro de Desarrollo Económico en momentos que Colombia celebraba su Asamblea Constituyente. Y es con ese conocimiento que, en conversación con
Emol, aprovechó de explicar cómo fue el proceso en su país y analizó la situación chilena.
"En términos internacionales se habla de buenas prácticas y creo que las buenas prácticas son ejemplos exitosos de políticas que pueden ser utilizadas por países que están en coyunturas parecidas, y creo que la experiencia colombiana alrededor del proceso de construir una nueva Constitución en 1990 tiene enseñanzas que pueden ser útiles para el caso que está viviendo Chile", dice el ex Mandatario.
En ese sentido, aconseja "no trasladar los escenarios democráticos y legítimos de confrontación ideológica a la Constituyente; no convertir el escenario de la constituyente en un escenario de confrontación ideológica, porque a ese escenario se llega para construir los cimientos de una nueva institucionalidad, no para discutir los viejos cimientos de la vieja institucionalidad".
- ¿Esa sería la gran clave para un proceso constituyente exitoso?
"Y para un proceso de reconciliación que, sin limitar las alternativas ideológicas, se concentre en los grandes temas. Alguien decía que las constituciones son acuerdos que hacen las clases dirigentes de un país sobre materias respecto de las cuales no quieren volver a discutir jamás".
- ¿Pero de qué forma se pueden conciliar dos posiciones que han manifestado sus claras diferencias, como ha ocurrido acá en Chile?
"Considerando que esta es una secuencia de momentos, hay un momento para que la gente decida si quiere o no una nueva Constitución. Si la gente por mayoría en Chile decide que quiere una nueva Constitución, supongo que esas fuerzas que hoy día se están oponiendo seguramente entrarán a participar en el proceso constituyente para escribir esa nueva Constitución".
"Para ese proceso la recomendación es que, a través de zancadillas como las dos terceras partes o la forma como se integre la Constituyente, que de alguna manera puede terminar reflejando la fórmula tradicional de escogencia de los representantes, no se desvirtúe la esencia de la Constituyente que es un espacio para pactar consensos, no para protagonizar disensos".
- Pero, ¿cómo se puede llevar adelante este consenso con una clase política tan debilitada acá en Chile?, considerando que este estallido social también surge como un descontento hacia la clase política sin distinción de colores...
"Esa clase dirigente tiene que entender que hoy día vivimos una crisis de representatividad en América Latina. Las encuestas muestran que la gente no está creyendo en nada, no cree en las instituciones, no cree en los partidos, no cree en la Iglesia, no cree en la policía. La única manera de recuperar esa confianza en las instituciones es a través de un proceso de terapia democrática, que puede ser el proceso constituyente en el que ojalá haya nuevas caras, nuevas figuras, nuevos líderes que de alguna manera se ocupen de diseñar una nueva hoja de ruta de la que hoy día llevan nuestros países".
- ¿En ese sentido, entonces, una Convención Mixta no respondería a esta necesidad?
La única manera de recuperar esa confianza en las instituciones es a través de un proceso de terapia democrática, que puede ser el proceso constituyente en el que ojalá haya nuevas caras, nuevas figuras, nuevos líderes que de alguna manera se ocupen de diseñar una nueva hoja de ruta de la que hoy día llevan nuestros países"
Ernesto Samper
"No, porque termina convirtiéndose en un cuerpo de perros y gatos. Yo creo que una convención en la que ojalá haya representaciones nacionales, o sea, ¿qué es lo que van a representar los constituyentes? Van a representar a la nación chilena. En ese sentido, independientemente de que provengan o no de una región, de un partido, de una ideología, de una clase, esencialmente van a estar votando a conciencia como representantes de la nación chilena. Si lo entienden así, seguramente
saldrá una constitución que sea un punto de partida y no un punto de llegada".
La experiencia colombiana
- ¿Cómo cambió Colombia después de este proceso constituyente?
"Primero, se aprobó una serie de mecanismos que fueron finalmente muy útiles para el combate del narcotráfico como una política estable. Segundo, se aprobó toda una carta de garantías de derechos y libertades civiles, no solamente políticos sino también sociales, económicos, ambientales, de derechos humanos de la nueva generación, que definieron lo que podría llamar el cuerpo central de la Constitución, pero además se aprobaron mecanismos del desarrollo de esos mismos derechos, como el caso de las consultas populares".
"Finalmente, se trazaron las pautas para un nuevo ordenamiento territorial que el país estaba necesitando. El país estaba muy centralizado, como actualmente también sucede en Chile".
- Acá en Chile hay incertidumbre desde ciertos sectores acerca de lo que pueda pasar con este proceso que podría ser un poco largo ¿Existía esa incertidumbre allá en Colombia? ¿Cómo la pudieron manejar?
"Colombia estaba en ese momento en shock por todo lo que había sucedido con el tema del narcoterrorismo, porque de alguna manera el (grupo armado) M-19 se estaba desmovilizando, porque habían asesinado al candidato que tenía mayores posibilidades de llegar a ser presidente (Luis Carlos Galán, asesinado por el Cartel de Medellín), y la Constitución fue de alguna manera como el renacer del país. En esa Constitución también se establecieron mecanismos para la paz, para el reconocimiento de las víctimas".
"Yo creo que en ese momento fue una carta ganadora la Constitución, porque nos permitió como respirar y seguir adelante".
- ¿Quedaron cosas pendientes en ese proceso?
"Quizás faltó definir más claramente cuál era el modelo económico sobre el cual estábamos trabajando, porque hay señales equívocas para un lado y para el otro. Sobre eso no hubo una discusión de fondo, yo diría que no se logró el cometido que era pasar del Estado social de derecho al derecho social del Estado. La falta de definición económica de lo que sería el modelo parece que fue la principal falla de la Constitución del 91".
- Igual ese es un punto que se ve complicado en Chile, porque existen posiciones muy disímiles en ese punto...
"Claro, pero sin discutir, digamos lo que podrían ser los seis articuladores de la política económica como puede ser el respeto a la sociedad privada o el derecho a la existencia del Estado, sí había matices que eran importantes. Le doy uno: el caso del Banco Central, por ejemplo, el único papel que se le asignó fue el de vigilar la inflación. Había otro grupo que pensábamos que debía dársele también la obligación de tener en cuenta las cifras sobre desempleo, sobre producción. Eran matices importantes para trazar una política que no solamente se refería a lo fiscal, sino que planteaba otras variables económicas que deben ser tenidas en cuenta, incluida la distribución del ingreso".
- Y cómo compara usted todo este proceso conciliador con la realidad actual de Colombia, que está complicada y hay muchos cuestionamientos al Gobierno por los últimos asesinatos de líderes sociales y el acuerdo de paz con las FARC que no ha andado bien como se esperaba ¿Ha habido un retroceso en ese sentido?
"El Gobierno se quedó en la mitad del río de la paz, no avanzó, que hubiera sido lo deseable en la gobernabilidad del Presidente Duque. Estaba de alguna manera asociada a su voluntad de continuar con el proceso de Paz. Todos sabíamos que la desmovilización y el desarme de las FARC era un punto de partida y no de llegada, que a partir de ese momento comenzaba una etapa una etapa transicional y luego venía el posconflicto".
"El Gobierno del Presidente Duque no ha entendido la importancia de continuar los acuerdos y, a pesar de que ha actuado efectivamente en algunos campos como los planes de desarrollo territorial, los productos productivos y la desmovilización de los alzados en armas, es claro que en otros aspectos como el tema del resarcimiento de las víctimas, la sustitución social de cultivos y la defensa de los defensores de DD.HH., el Gobierno ha sido casi que negligente, con lo cual esos tres aspectos que eran de la columna vertebral de los acuerdos pues prácticamente está cuestionando seriamente los acuerdos mismos y la efectividad de los acuerdos".
"¿Por qué están asesinando a un líder social diario? ¿Quiénes son esos líderes sociales que están asesinando? Son defensores de DD.HH. que están actuando en municipios, son campesinos que están pidiendo que les cumplan los acuerdos de tierras o son campesinos que querían sustituir los cultivos de coca por unos cultivos lícitos y el Gobierno, atendiendo a las sugerencias de EE.UU., cambió la política para volver a fumigar esos cultivos".