A pesar de que todos los vecinos europeos de Suecia han interpuesto medidas de confinamiento y han cerrado sus fronteras para evitar que el coronavirus siga expandiéndose, en ese país confían en que sus medidas son las mejores a largo plazo.
En el país escandinavo los colegios para niños de hasta 16 años, las guarderías, los bares, restaurantes, centros de esquí, clubes deportivos y hasta las peluquerías, continúan abiertas y las restricciones a los viajes no existen. Esto, pesar de que hasta este lunes Suecia reporta 7.206 contagiados y 477 fallecidos por el brote epidémico, con una tasa de letalidad del 6,6% a diferencia, por ejemplo, de las bajas cifras que reportan sus vecinos como Noruega o Finlandia, e incluso Chile.
En Noruega se registran al día de hoy 5.866 contagiados y 83 fallecidos, lo que los deja con una tasa de letalidad del 1,41%. Mientras que Finlandia, que reporta hasta este lunes 2.308 casos positivos, tiene 34 fallecidos, lo que representa una tasa de letalidad del 1,47%.
O, en Chile, que hasta hoy se contabilizan 4.815 contagiados por covid-19 y 37 fallecidos, tiene una tasa de letalidad del 0,76%, aún más baja que en los países escandinavos.
Dentro de las medidas "restrictivas" que ha adoptado el Gobierno sueco hasta el momento, se encuentra el cierre de universidades y de escuelas secundarias (mayores de 16 años) y la prohibición de los eventos de más de 50 personas, reportó The Guardian. Pero si, por ejemplo, una persona desarrolla síntomas de la enfermedad, esta puede volver a clases o a trabajar dos días después de que estos hayan desaparecido. Y si un padre tiene síntomas, sus hijos pueden seguir yendo al colegio.
¿Por qué Suecia se mantiene en calma?
Para el Primer Ministro sueco, Stefan Löfven, este problema tiene que ser enfrentado por las personas, más que por las decisiones del Gobierno central, confiando en que el ciudadano respetará las recomendaciones de distanciamiento social e higiene. "Todos, como individuos, tenemos que asumir la responsabilidad. No podemos legislar y prohibir todo", dijo. "También es una cuestión de comportamiento y de sentido común", agregó.
El jefe de Epidemiología de Suecia, Anders Tegnell, defiende que las cuarentenas totales –tomadas de alguna u otra forma por casi la mitad de los gobiernos del mundo- son "insostenibles con el tiempo".
"Es importante tener una política que pueda sostenerse durante un período más largo, lo que significa quedarse en casa si se está enfermo, que es nuestro mensaje (...) Encerrar a la gente en casa no funcionará a largo plazo. Tarde o temprano la gente va a salir de todos modos", explicó, citado por Reuters.
Según argumentos de las autoridades suecas, los colegios primarios no se han cerrado para que los padres puedan acudir a sus lugares de trabajo. Ya que en gran parte del país, ambos padres trabajan -muchos de ellos en áreas de la salud, transporte y alimentación- y como no es habitual que hayan complicaciones por el covid-19 en los más pequeños, prefieren velar porque las personas puedan concurrir a sus lugares de trabajo y el país siga funcionando.
"Todos, como individuos, tenemos que asumir la responsabilidad. No podemos legislar y prohibir todo"
Primer Ministro sueco, Stefan Löfven
De hecho, el epidemiólogo incluso cuestiona la necesidad de retrasar el progreso del virus, como lo han hecho muchos países, tales como Chile. "Solo estamos tratando de frenarlo, porque esta enfermedad nunca desaparecerá. Si logras deshacerte de él, como Corea del Sur, incluso ellos dicen que cuentan con que vuelva. Detenerlo podría incluso ser negativo, porque tendrías una posible propagación acumulada de la enfermedad, y luego, una vez que abras las puertas, existe la posibilidad de que haya un resultado aún peor".
Además, el experto detalló que la estrategia que están utilizando es para asegurar "una propagación lenta de la infección y que los servicios de salud no colapsen", argumentando que es importante que una parte de la población adquiera la inmunidad, a pesar de que se separa de la fórmula de "inmunidad colectiva", como a la que apuntaron inicialmente los Países Bajos y el Reino Unido.
A pesar de defender la fórmula sueca, Tegnell sabe que en el caso de que esta falle será culpado si es que Suecia termina como Italia, pero se rehúsa a entrar en pánico: "No me sorprendería demasiado si terminara de la misma manera para todos nosotros, independientemente de lo que estamos haciendo". "No estoy tan seguro de que lo que estamos haciendo esté afectando mucho la propagación. Pero ya veremos", añadió.
Críticas internas: expertos piden medidas más estrictas
A fines de marzo, unos 2.300 académicos firmaron una carta abierta al Gobierno pidiendo medidas más restrictivas para proteger al sistema de salud, tras el aumento exponencial de casos.
"Debemos establecer el control sobre la situación; no podemos enfrentar una situación en la que tengamos un caos completo", expresó a The Guardian Cecilia Söderberg-Nauclér, profesora de patogénesis microbiana y firmante de la misiva. "Nadie ha probado esta ruta, entonces, ¿por qué deberíamos probarla primero en Suecia, sin consentimiento informado?".
Por su parte, Sten Linnarsson, profesor del Instituto Karolinska de Suecia, manifestó que la preocupación era que "realmente hay una falta de evidencia científica para estas políticas".
Stefan Hanson, un experto sueco en enfermedades infecciosas, detalló que la situación en Estocolmo "se está volviendo rápidamente crítica". "Ahora existe un riesgo real de que los casos aumenten tanto que los hospitales no puedan hacer frente. Las elecciones de tratamiento ya tienen que hacerse por edad biológica".
Y agregó que esto se debió a una "política muy confusa y poco clara, sin objetivos definidos más allá de tratar de proteger a los mayores de 70 años e imponer algunas medidas de distanciamiento físico bastante leves".
Pero el Primer Ministro defendió en una entrevista con Dagens Nyheter que eligieron esa estrategia para "tratar de aplanar la curva y no lograr un proceso demasiado dramático, porque entonces el sistema de salud probablemente no podrá hacer frente". "Pero también significa que tendremos personas más gravemente enfermas que necesitan cuidados intensivos, tendremos significativamente más muertes. Contaremos los muertos en miles", agregó.
Cambio de estrategia
A pesar de la seguridad mostrada por las autoridades de Gobierno ante su plan, el domingo se dio a conocer que el Ejecutivo está elaborando una nueva legislación que le permitirá tomar "medidas más estrictas".
477 fallecidos tiene Suecia producto del covid-19
Según la radio estatal SVT, después de reiteradas críticas desde los partidos de oposición, el Gobierno habría decidido cambiar su plan de gobernar por decreto, evitando así a los parlamentarios.
La nueva ley que se presentará esta semana en el Riksdag, propondrá que el Parlamento de Suecia sea consultado antes de que el Gobierno tome nuevas medidas de emergencia, como cerrar aeropuertos, estaciones de trenes o de buses, cerrar tiendas y restaurantes, limitar más las reuniones públicas o solicitar equipos médicos.
A pesar de que todavía no se sabe si la estrategia sueca funcionará o no contra los efectos del covid-19, sí es seguro –tal y como concluyó The Conversation- que cuando se estudien las lecciones extraídas de la pandemia en el futuro, el éxito o el fracaso del relativamente "suave" enfoque sueco, será examinado con lupa. No solo respecto a las pérdidas humanas, sino también sobre las consecuencias sociales y económicas a largo plazo y las muertes que estas provocarán.