Estudian las enfermedades virales. Recientemente, los investigadores del instituto contribuyeron a conocer mejor el covid-19 durante su aparición en Wuhan.
El estudio, publicado en febrero en una revista científica, concluye que la secuencia del genoma del nuevo coronavirus es similar en un 80% a la del SARS (siglas en inglés del Síndrome Respiratorio Agudo Severo), que dejó 774 muertos en el mundo en 2002-2003, y en un 96% al coronavirus del murciélago.
Con el correr de los años, los científicos del instituto fueron los autores de varias decenas de estudios y artículos sobre los vínculos entre esos mamíferos voladores y el surgimiento de enfermedades en China.
Según muchos investigadores, el nuevo coronavirus nació sin dudas en el murciélago. De todos modos, piensan que pasó por otra especie, como el pangolín, antes de llegar al hombre.
Un hecho notable es que dos investigadores del instituto participaron en 2015 en un estudio internacional con varias universidades estadounidenses durante el cual se creó un agente patógeno para analizar la amenaza de un virus parecido al SARS.
El instituto posee la colección más grande de cepas de virus en Asia, con 1.500 especímenes diferentes, según su portal internet. También tiene un laboratorio P4 (por "patógeno de clase 4" - los más peligrosos). Este tipo de laboratorio es una instalación de alta seguridad que puede albergar las cepas de virus conocidos, como el del Ébola.
Existen en el mundo unos treinta laboratorios P4. El de Wuhan, abierto en 2018, se construyó con la colaboración de Francia y con el objetivo de reaccionar de manera más rápida a la aparición de enfermedades infecciosas.
El instituto dispone además desde 2012 de un laboratorio P3, que estudia en general virus menos peligrosos, como los coronavirus.
Difícil de decir. Según el diario Washington Post, la embajada de Estados Unidos en Beijing, tras varias visitas al instituto, alertó en 2018 a las autoridades estadounidense sobre medidas de seguridad aparentemente insuficientes en el instituto de Wuhan.
El instituto dijo haber recibido el pasado 30 de diciembre muestras del virus por entonces desconocido que circulaba en Wuhan (e identificado luego como el SARS-CoV-2), haber obtenido la secuencia de su genoma el 2 de enero y haber transmitido esas informaciones a la OMS el día 11 de ese mes.
El director del Instituto de Virología, Yuan Zhiming, desmintió de manera categórica en abril que su laboratorio sea el origen del nuevo coronavirus.
En una entrevista a la revista Scientific American, la investigadora Shi Zhengli, una de las principales virólogas chinas y vicedirectora del P4, afirmó que la secuencia del genoma del SARS-CoV-2 no correspondía con ninguno de los coronavirus de murciélagos estudiados en su instituto.
Los investigadores apuntan al hecho de que ninguna prueba sostiene la hipótesis de una fuga del Instituto de Virología de Wuhan.
Por otra parte, ninguna prueba formal muestra que proviene del mercado sospechoso de haber vendido animales salvajes vivos.
Un estudio chino, publicado en la revista The Lancet en enero, indicó que el primer enfermo conocido de covid-19 no tenía ningún vínculo con ese mercado.
Según el profesor Leo Poon, de la Universidad de Hong Kong, el consenso de la comunidad científica es que el virus no fue creado por el hombre. Sin embargo, pide que se esclarezca su origen.
"Es importante en materia de salud pública, porque queremos saber cómo llegó y aprender" de esta experiencia, subraya.