Menús "100% ecológicos y 50% locales": este fue el objetivo declarado para 2026. Sin embargo, a la escala de una ciudad como Lyon, donde se sirven más de tres millones de almuerzos escolares al año, esto no se logra del día a la mañana.
Para cambiar de gestor se convocó un concurso a finales de abril. Este debe cumplir varias condiciones, pero la realidad es que en el departamento del que depende Lyon sólo el 10% de las explotaciones son ecológicas.
La granja Val Fleury, al oeste de la ciudad, cumple todos los requisitos. Con una treintena de vacas, el ganadero Adrien Mazet produce 200.000 litros de leche al año, la mitad de los cuales se utiliza para producir yogur y postres de nata que se sirven a los niños de Lyon, a través de una cooperativa.
Un jueves de mayo, día de visita para la AFP, la máquina de envasado funciona sin parar para preparar 27.000 tarros. A través de una simple tubería, el ordeño de la mañana alimenta directamente la máquina de yogur: "Sería difícil hacer menos en términos de huella de carbono", dice Mazet.
El ayuntamiento espera "despertar nuevas vocaciones". En el pasado, en las colinas de los alrededores no faltaban agricultores ni pequeñas unidades de producción, antes de que la industria alimentaria y la gran distribución impusieran un modelo diferente.
Frente a la realidad, la alcaldía ha tenido que hacer concesiones. Las tortillas de patatas, por ejemplo, llegan ya listas desde Bretaña (noroeste), a más de 600 kilómetros.
Hay otras limitaciones, como la estacionalidad de los productos, las perturbaciones climáticas y sobre todo una normativa que prohíbe el criterio local en las licitaciones. Pero los ecologistas sortean los obstáculos con astucia.
Por ejemplo, en el caso del pollo, piden al futuro proveedor de servicios que ofrezca diferentes cortes (filete, pechuga, etc.) y no sólo patas. Esto permitirá a los pequeños productores de los alrededores ofrecer su carne, mientras que sólo los grandes operadores, más alejados, pueden suministrar 30.000 patas en una sola entrega.
"Devolver la calma a las calles": este es el leitmotiv de los ecologistas de Lyon. Para decirlo claramente: menos autos y más peatones, bicicletas y transporte público. Pero crear "una ciudad 100% para bicicletas y peatonal" no es tan sencillo.
El objetivo es aumentar el número de carriles bici de 1.000 km a 2.000 km durante la legislatura en los 59 municipios de la aglomeración. Gracias a la crisis sanitaria se han construido ya 33 km de instalaciones ciclistas permanentes, es decir, un 10% más de carriles en menos de un año.
"La venta de bicicletas se ha disparado", confirma Frédérique Bienvenue, copresidenta de la asociación La Ville à Vélo.
Sin embargo, los defensores de la bicicleta no están totalmente satisfechos. "Después de un año, seguimos en reuniones de consulta" sobre la implantación de las vías, se queja Bienvenue. "Es un proceso largo", responde un vicepresidente de la metrópolis, Fabien Bagnon.
Los aficionados a la bicicleta también se quejan de tener que compartir recursos con los peatones. Porque tener "una ciudad que respira" significa también poner el acento en la peatonalización.
Al igual que en Nueva York o La Paz, para reducir la proporción de vehículos privados, los Verdes de Lyon apuestan por un teleférico urbano que una el oeste con el sur de la ciudad de aquí a finales de 2025, con la ambición de transportar entre 20.000 y 25.000 pasajeros al día.
Pero los opositores temen el sobrevuelo de barrios residenciales y de edificios históricos, la contaminación visual y acústica, las expropiaciones y el costo: no menos de 160 millones de euros (190 millones de dólares).
"Un proyecto que se va a la basura... Otro más". El promotor Didier Caudard-Breille, conocido por sus construcciones innovadoras, enumera los proyectos bloqueados desde la llegada de los Verdes a Lyon.
Los planes del futuro barrio de negocios de La Part Dieu cambiaron a principios de junio: las torres que debían crear un horizonte digno de una metrópolis europea, comparable a Milán o Múnich, fueron dejadas de lado.
"Todo lo que está por encima de los 50 metros ha sido eliminado", afirma la empresa pública encargada de la urbanización del lugar.
Michel Le Faou, que supervisó la política urbanística del equipo anterior, esperaba "algo mucho más impactante". Para él, los ecologistas "se contentaron con 'maquillar de verde' el proyecto existente".
En otros barrios pululan desde hace un año multiplicidad de pequeños anuncios que dejan entrever lo que será la ciudad verde de mañana, como la peatonalización frente a los colegios o la reducción de plazas de aparcamiento en favor de las bicicletas.
Pero la oposición critica a los ecologistas por su falta de ambición, como lo muestra la ausencia de los grandes proyectos que marcaron las anteriores legislaturas, como la rehabilitación de las riberas del Ródano y del Saona.
Otro de los puntos negativos es que la atractividad de la tercera ciudad de Francia ha hecho que los precios inmobiliarios alcancen niveles nunca antes vistos.
"La prioridad del mandato es la vivienda asequible, no sólo la vivienda", dice Raphaël Michaud, del equipo de urbanismo de la ciudad.
Pero si quiere cumplir sus objetivos, la alcaldía tendrá que encontrar dónde construir, ya que se ha comprometido a no hormigonar sobre los terrenos que aún están intactos y a devolver a las zonas agrícolas una serie de terrenos que anteriormente se prometió urbanizar.