Completamente fragmentada y pensando en la post pandemia. Así recibe Sudamérica a
Gabriel Boric (Apruebo Dignidad), quien el próximo 11 de marzo se convertirá en Presidente de Chile tras su triunfo en las elecciones del domingo, donde superó al abanderado del Frente Social Cristiano,
José Antonio Kast.
Con el diputado ahora en La Moneda, la región suma un nuevo gobierno ligado a la izquierda y la centroizquierda, al igual que Alberto Fernández en Argentina, Luis Arce en Bolivia, Pedro Castillo en Perú y Nicolás Maduro en Venezuela, aunque con este último el chileno ha manifestado varias diferencias a lo largo de la campaña.
Por otro lado, la derecha y centroderecha tienen como representantes a
Jair Bolsonaro en Brasil, además de
Mario Abdo Benítez en Paraguay,
Luis Lacalle Pou en Uruguay,
Iván Duque en Colombia y
Guillermo Lasso en Ecuador.
Así las cosas, la región podría enfrentar cambios este 2022. Tanto Colombia como Brasil tendrán elecciones presidenciales el próximo año y, de momento, todo indica que la izquierda podría anotarse dos triunfos, con Gustavo Petro por un lado y el ex Mandatario Luiz Inácio Lula da Silva por el otro, cambiando así el panorama regional. En la vereda del frente, gobernantes de izquierda como Pedro Castillo y Alberto Fernández enfrentan una dura oposición y el apoyo popular ha disminuido bastante.
De todos modos, la preocupación central de esta parte del continente es el escenario post pandemia, donde según recalcan los expertos, será necesaria una comunicación constante entre todos, donde la política de los acuerdos deberá dejar atrás las diferencias.
Mientras, el Presidente electo ya ha dado algunas señales a nivel de política exterior. Según comentó a Emol el encargado de RR.EE. del comando de Boric, el senador Juan Ignacio Latorre, el primer viaje del futuro Mandatario sería a Argentina. Asimismo, ya se está pensando en firmar el Acuerdo de Escazú y en empujar la articulación en los países de la región.
"Obviamente estamos muy expectantes de todos los movimientos políticos que van a haber en América Latina, el próximo año esperamos que Lula derrote a la extrema derecha, con (Gustavo) Petro en Colombia y que pueda haber una articulación de varios gobiernos progresistas", afirmó el parlamentario.
Lo que se viene
Para ver lo que se viene en materia regional, es muy importante entender el contexto actual, donde los países buscan salidas para reponerse del gran golpe que ha significado la pandemia de covid-19.
"Lo más relevante es que estamos en un periodo post pandemia donde la incertidumbre económica se ha instalado como parte de las variables más importantes a tomar en cuenta por los gobiernos regionales, por tanto, en general no estamos hablando de gobiernos con una capacidad de maniobra como la que hubiesen tenido antes de la pandemia", explica a Emol el académico de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, quien este año lanzó el libro "Nuevos partidos y liderazgos: Globofóbicos vs. Cosmopolitas de la era populista".
"Lo más relevante es que estamos en un periodo post pandemia donde la incertidumbre económica se ha instalado como parte de las variables más importantes a tomar en cuenta por los gobiernos regionales"
Gilberto Aranda
Aranda explica que, actualmente, los países de la región están muy limitados "por un escenario económico que es poco alentador". "Sabemos que el 2022 va a ser un año complejo donde el rebote del 2021 es probable que se desacelere o incluso pueda tener algunos efectos hacia la baja. Por tanto,
en general uno ve que el despliegue económico ha sido más bien cauto, incluso en aquellos gobiernos que declarativamente tenían proyectos mucho más maximalistas, tanto Bolsonaro en Brasil como Castillo en Perú", agrega.
Similar opinión tiene Paz Milet, también académica de la Universidad de Chile: "Es una región que está en estos momentos muy condicionada por el proceso de la pandemia y que llega en un momento -y eso es importante de considerar- que la región estaba ya en un proceso difícil con un crecimiento limitado, y que cuando llega la pandemia además muchas de nuestras principales iniciativas regionales, de integración y cooperación estaban en un proceso de estancamiento o de retroceso".
La profesora recalca que, durante la pandemia, las soluciones que han dado los gobiernos de la región han sido unilaterales y "se ha visto falta de posibilidad de alcanzar consensos, de coordinación". En esa línea, remarca que Gabriel Boric se encontrará con "un escenario regional fragmentado, con falta de voluntad para actuar de manera conjunta, con iniciativas regionales que están experimentando una serie de dificultades", explica, citando situaciones como el fin de Unasur y el estancamiento de iniciativas como el Grupo de Puebla y Prosur.
"A nivel regional se van a tener que tomar una serie de decisiones respecto a prioridades, espacios de desarrollo para el nuevo gobierno, alianzas y acercamientos estratégicos", remarcó.
"A nivel regional se van a tener que tomar una serie de decisiones respecto a prioridades, espacios de desarrollo para el nuevo gobierno, alianzas y acercamientos estratégicos"
Paz Milet
No obstante, Aranda enfatiza que, en el caso de los gobiernos sudamericanos,
"hoy día están más concentrados en los temas domésticos", algo que se remarca durante los periodos electorales, como es lo que está pasando en Colombia y Brasil.
"Más allá de que haya gobiernos de uno u otro signo, ciertamente el panorama alude a una cierta cautela respecto de los pasos que se dan y los giros muy intempestivos, los giros coperniquianos hoy día pueden incrementar la incertidumbre. Ciertamente va a haber cambios, pero esos giros en 180 grados implican mayores riesgos en un contexto dominado por la post pandemia", agrega.
El factor Venezuela
Claramente un tema que seguirá en la agenda de todos los países de la región es la situación en Venezuela, cuya crisis social y política ha crecido, al mismo tiempo que el número de personas que han abandonado el país en busca de una mejor suerte. Es lo que define Aranda como un tema "interméstico", donde se conjuga lo doméstico con lo internacional.
"Hace cinco, seis años atrás quedó bien en claro que
en América Latina hay una Guerra Fría 'intra' entre Estados que se alinean con la oposición venezolana y otros Estados que defienden completamente al gobierno de Maduro", sostiene.
En tanto, Paz Milet remarca que "la crisis venezolana sigue siendo una de las principales causas de fragmentación y de debilidad en la región. No solamente porque la posición respecto de la situación venezolana ha afectado los consensos en algunas de las principales iniciativas regionales, sino porque se ha generado una crisis humanitaria de amplio alcance".
La académica recuerda algunas iniciativas generadas en torno a este tema en los que Chile fue protagonista, como la creación del Grupo de Lima o la visita del Presidente Sebastián Piñera a Cúcuta en 2019, que fueron "profundamente cuestionadas" a nivel regional. Es por eso que "va a ser un desafío cómo posicionarse, cómo rescatar los temas que pueden haber fallado y actuar de manera pragmática hacia una generación de instancias de acercamiento entre oposición y gobierno de cara al futuro".
"Hace cinco, seis años atrás quedó bien en claro que en América Latina hay una Guerra Fría 'intra' entre Estados que se alinean con la oposición venezolana y otros Estados que defienden completamente al gobierno de Maduro"
Gilberto Aranda
Sobre el rol que podría tener el Gobierno de Boric en este tema, Gilberto Aranda afirma que el recién electo mandatario representa a
"una coalición variopinta", como lo es Apruebo Dignidad, donde la visión en temas como Venezuela y Cuba es "variopinta". "Como hay diversidad, tienen distintas aproximaciones a la política exterior", explica Aranda, aunque aclara que "uno entiende que la política exterior la siguen el Presidente y sus asesores".
En esa línea, explica que Boric, que ha criticado abiertamente al régimen de Maduro, podría buscar "un tipo de relación distinta frente a cuestiones como la venezolana". "Desde luego no cerrar relaciones, y están más bien próximos a la idea de buscar formas de facilitar la negociación directa, o sea más bien reforzar el papel de facilitador de negociaciones al interior de Venezuela, un poco en la línea que tuvo Uruguay antes del actual gobierno y sobre todo tal vez más cercano al Grupo de Puebla, que es facilitar negociaciones de acercamiento entre las partes", añade.
Esta estrategia, dice, debido a la diversidad de Apruebo Dignidad podría ser similar a lo adoptado por el Gobierno de Alberto Fernández en Argentina, "que es básicamente facilitación del diálogo interno para que los venezolanos y venezolanas arreglen sus cuestiones entre las partes y por supuesto que se aleja del cuadro de Guerra Fría".
"(Boric) ha dado señales de pragmatismo en el tema, de diferenciar lo que ahí está pasando y de preocupación por la población en general, rescatando los principales temas que pueden surgir en la situación de la crisis humanitaria de Venezuela o la situación de Cuba y las manifestaciones"
Paz Milet
Por su parte, Milet sostiene que el recién electo presidente "ha dado
señales de pragmatismo en el tema, de diferenciar lo que ahí está pasando y de preocupación por la población en general, rescatando los principales temas que pueden surgir en la situación de la crisis humanitaria de Venezuela o la situación de Cuba y las manifestaciones".
"Yo creo que él en el último tiempo sobre todo ha marcado una posición tratando de ejemplificar cuál será su postura a futuro en ese sentido, y yo creo que responde básicamente a ciertos principios fundamentales que él plantea dentro de su plan de gobierno. Entonces eso también es un marco, una línea que le permite articular un posicionamiento posterior", agrega.
Adscripciones
Respecto a las alianzas que se podrían formar en la región, los dos analistas coinciden en que hay cierta afinidad entre el programa de Gabriel Boric y los gobiernos de los tres países vecinos: Perú, Bolivia y Argentina, comandados por Pedro Castillo, Luis Arce y Alberto Fernández, respectivamente.
De acuerdo con Milet, "nosotros decimos 'bueno, hay más afinidad desde el punto de vista de Boric con Argentina, con Perú', pero también son países que están enfrentando situaciones muy difíciles internas, entonces ahí como todo presidente que inicia su mandato uno tiene que fijar prioridades y ver los países que tienen mayor voluntad de vinculación con el exterior, de trabajar de manera conjunta".
"Castillo hoy está en la lucha por sobrevivir en el escenario peruano. En Argentina Fernández también enfrenta una situación difícil, entonces la verdad es que
las adscripciones, más allá de cierta simpatía política, yo lo veo de adscripción más estratégica, de un trabajo conjunto, de una lógica regional y bilateral. No son tan fáciles tampoco, en circunstancias que los países enfrentan situaciones muy difíciles internas, hay una mayor concentración en lo interno frente a lo externo".
Aranda, por su parte, afirma que, si bien se trata de una afinidad "relativa" que cuenta con matices, estas posturas "ciertamente tienen una afinidad en que relativizan la pertinencia del modelo de desarrollo económico y de alguna manera están o por variar el desarrollo económico o introducir cambios más relevantes o estructurales, como Pedro Castillo en Perú".
No obstante, advierte que, pese a existir una posible amistad, hay aspectos históricos que siempre podrían reflotar. "Muchos piensan que los temas de la agenda histórica que van desde temas limítrofes o de soberanía, siempre se piensa que pasan y yo tengo la impresión de que probablemente cualquier coyuntura que se presente al respecto no va a ser de tan fácil resolución con los vecinos".
"Estos temas, en momentos de afinidad, pueden terminar perjudicando la relación", agrega.