Indígenas volvieron a enfrentarse el viernes con la fuerza de seguridad en Quito en otra jornada de violentas protestas contra el alza de los combustibles que el presidente de Ecuador Guillermo Lasso calificó de intentona golpista.
Los manifestantes volvieron a la carga tras la sangrienta jornada del jueves. Sonaron sirenas y detonaciones mientras manifestantes con escudos artesanales levantaban barricadas y encendían neumáticos.
"La intención verdadera de los violentos es generar un golpe de Estado", reprochó el viernes el mandatario Guillermo Lasso, luego de la muerte de tres manifestantes en una fallida irrupción en el Congreso el jueves.
Mientras hablaba en alocución presidencial la ira indígena aumentaba la presión en las calles, liderada por Leonidas Iza, presidente de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie).
A las bombas molotov, cohetes pirotécnicos y piedras de los manifestantes, equipos antimotines respondían con gas lacrimógeno y granadas aturdidoras.
"La intención real del señor Iza es el derrocamiento del gobierno (...) no tiene control de las manifestaciones ni de la criminalidad que sus acciones irresponsables han generado", declaró el mandatario, aislado por covid.
El sábado el
Congreso debatirá una solicitud de destitución del presidente Lasso, presentada por la oposición. Los parlamentarios recogieron 47 firmas pero deberán reunir 92 apoyos para forzar la salida del mandatario. El oficialismo tiene 13 de los 137 escaños.
Con el paso de las horas, los choques cedieron y los manifestantes regresaron a sus lugares de acogida.
Los indígenas exigen alivios por el alto costo de vida que hunde a sus pueblos en la pobreza. Su punta de lanza es la reducción del precio de combustibles que encareció los fletes y provocó que sus cosechas produzcan a pérdida.