Los estudiantes de último año de secundaria que ingresan hoy serán los primeros en ver cualquier cambio. Muchos de ellos solicitarán ingreso a la universidad durante el próximo año, ya que las universidades eliminan la raza de las decisiones de admisión. El proceso probablemente no será muy diferente para los estudiantes, tal vez haya una o dos preguntas más sobre sus experiencias de vida, pero detrás de escena, podría haber grandes cambios en la forma en que los planteles evalúan las solicitudes.
En Northeastern University, el presidente Joseph E. Aoun dijo en un mensaje del campus que la decisión “alterará drásticamente el uso de la raza como un factor en las admisiones universitarias”.
Nadie sabe con seguridad. Las universidades no están obligadas a revelar si consideran la raza, y el gobierno federal no realiza un seguimiento. En 2019, una encuesta aplicada en unas 200 casas de estudios, reveló que para cuatro de cada 10 planteles "la raza tenía al menos una influencia limitada en las decisiones de admisión". La práctica es más común en instituciones altamente selectivas, mientras que muchas escuelas menos selectivas no consideran la raza.
Nueve estados han prohibido por separado la discriminación positiva en universidades privadas, incluidos California, Michigan, Florida y Washington.
En los estados que ya prohibían la discriminación positiva, las universidades respondieron reclutando a más estudiantes de bajos ingresos, con la esperanza de que la riqueza actuara como un representante de la raza. Algunas casas de estudios también iniciaron planes de "porcentaje" que ofrecen admisión a los mejores estudiantes en todas las escuelas secundarias de su estado. Tales enfoques han tenido resultados mixtos. Pero se espera ver más planteles probando enfoques alternativos.
Un enfoque alternativo planteado por algunos pondría mayor énfasis en los estudiantes que superan la adversidad. El presidente Joe Biden respaldó ese enfoque ayer y dijo que la adversidad debería ser un "nuevo estándar" en las admisiones, recompensando a quienes superan los desafíos relacionados con los ingresos, la raza u otros factores.
La decisión del tribunal parece permitir tal enfoque. La mayoría conservadora escribió que "nada prohíbe a las universidades considerar la discusión de un solicitante sobre cómo la raza afectó su vida", siempre que esté vinculada a una cualidad particular que el susodicho pueda llevar al campus.
Los solicitantes pueden ver más universidades agregar preguntas sobre la adversidad u otras experiencias de la vida. Pero la decisión también advierte sobre ir demasiado lejos, diciendo que las casas de estudio no pueden simplemente usar ensayos para revivir "el régimen que consideramos ilegal hoy".
Lo que está claro es que cualquier consideración directa de la raza en las decisiones de admisión tendrá que terminar, lo que significa que las universidades ya no podrán dar una ventaja a las minorías subrepresentadas simplemente por su raza.
Con la discriminación positiva fuera de la mesa, las universidades enfrentan una presión cada vez mayor para poner fin a otras prácticas de admisión que benefician de manera desproporcionada a los estudiantes blancos y ricos. El principal de ellos son las preferencias heredadas, la práctica de dar un impulso de admisión a los hijos de los ex alumnos.
A las pocas horas de la decisión, los activistas y algunos demócratas en el Congreso instaron a las universidades a abandonar la política. Biden también lo intentó y dijo que le está pidiendo al Departamento de Educación que examine las preferencias heredadas y otras prácticas que "expanden el privilegio en lugar de la oportunidad". Un pequeño pero notable grupo de planteles ha abandonado la práctica en los últimos años, incluida la Universidad Johns Hopkins y Amherst College, pero continúa en muchos otros, incluyendo Harvard y otras escuelas de la Ivy League.
Los activistas también apuntan a otras políticas vistas como barreras para los estudiantes subrepresentados, incluidas las preferencias de los donantes y las pruebas estandarizadas como el Scholastic Assessment Test (SAT) y el American College Testing (ACT). Cientos de universidades hicieron que los exámenes de ingreso fueran opcionales durante la pandemia, y hay un impulso creciente para que el cambio sea permanente.
Las universidades de EE.UU. dijeron que están comprometidas con la diversidad del campus sin importar lo que diga la corte. Los líderes del campus dicen que todavía están analizando cómo los afectará la decisión, pero muchos expresaron optimismo de que encontrarán legalmente otras formas de traer una mezcla diversa de estudiantes al campus.
En Texas, el presidente de la Universidad Rice dijo que está “muy decepcionado”, pero también “más decidido que nunca” a buscar la diversidad. “La ley puede cambiar, pero el compromiso de Rice con la diversidad no”, dijo el presidente Reginald DesRoches. En Union College en Nueva York, el presidente David Harris dijo que los estudiantes de color seguirán sintiéndose bienvenidos, “pero no se equivoquen, esta decisión de la Corte Suprema hará que nuestro trabajo sea más desafiante”, dijo.
Las universidades están enviando un mensaje de bienvenida con la esperanza de evitar el tipo de abandono entre los estudiantes negros e hispanos que se ha visto en algunos estados que prohibieron la discriminación positiva.
En varias decisiones que datan de la década de 1970, la Corte Suprema confirmó la discriminación positiva en las admisiones universitarias. Los fallos anteriores encontraron que las casas de estudio tienen un interés apremiante en promover la diversidad racial debido a los beneficios que brinda. Dicen que expone a los estudiantes a diferentes puntos de vista y ayuda a preparar a los futuros líderes, entre otros beneficios. Los planteles dicen que la raza ha sido un factor pequeño, que a veces da una ventaja a los estudiantes subrepresentados. Los opositores cuestionan esa noción, citando investigaciones que encuentran un impulso para los solicitantes negros equivalente a 310 puntos en el examen SAT.
La decisión del jueves revirtió el curso de las decisiones anteriores. El tribunal determinó que si bien los beneficios citados por las universidades son “encomiables”, no pasan el examen legal porque no son lo suficientemente concretos para ser medidos y no tienen un objetivo final claro. “La principal respuesta de las universidades a estas críticas es, esencialmente, 'confíe en nosotros'”, escribió el tribunal.