La visita a China del ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, recibido como "un viejo amigo" confiable, puede ser considerada una señal positiva que ayude a reparar las maltrechas relaciones bilaterales, si bien Beijing sigue insistiendo en que Washington debe cambiar sus políticas.
Kissinger se reunió este jueves en Beijing con el Presidente chino, Xi Jinping, en la Casa de Huéspedes de Diaoyutai, antiguo jardín imperial en el que algunos jefes de estado suelen pernoctar y entrevistarse con los mandatarios del gigante asiático.
Un recibimiento que contrasta con el que tuvo la secretaria del Tesoro,
Janet Yellen, o el enviado especial para Asuntos Climáticos, J
ohn Kerry, que no dialogaron con Xi durante sus recientes viajes a la capital china.
Sin embargo, para Xi la visita de Kissinger era "de especial importancia", destacando que celebro su cumpleaños número 100 y ha visitado el país en más de 100 ocasiones: "La combinación de estos 'dos cienes' hace que sea significativa", resaltó.
Por su parte, el ex secretario de Estado expresó su "honor por visitar China nuevamente", en el mismo emplazamiento donde se reunió por primera vez con líderes chinos, y además, destacó que la relación entre los dos países está relacionada con "la paz mundial y el progreso de la sociedad humana".
Y es que
Kissinger es venerado por su papel como artífice de la normalización, hace cuatro décadas, de las relaciones con China, país que ha visitado en numerosas ocasiones y donde se ha reunido varias veces con Xi.
"Es alguien respetado por las élites políticas de ambos lados. En su visita, aunque privada, habrá tratado de entender mejor que están pensando los líderes chinos para compartir sus impresiones con el Gobierno estadounidense a su regreso. Son conversaciones sinceras, algo difícil de mantener en las visitas oficiales", asegura una fuente citada por el diario hongkonés South China Morning Post.
"Hacen falta más dirigentes como Kissinger"
Prueba de ese respeto son las palabras que también le dedicó Wang Yi, jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China, quien destacó que Kissinger fue "clave" para el deshielo en las relaciones, además de pedir a Washington más dirigentes con "su coraje y sabiduría".
No obstante, el diplomático chino también utilizó la ocasión para pedir a Washington que cambie su política de "contención y represión contra China".
El mensaje de Wang Yi fue claro: "El desarrollo de China tiene una fuerza interna inevitable.
Es imposible tratar de cambiar a China, y más aún contener y reprimir a China", dijo.
"En realidad, la importancia de Kissinger reside en que siempre puede jugar un papel importante para resolver problemas de comunicación", asegura sobre la visita el académico Li Haidong al diario Global Times.
Se refiere sobre todo a la conversación que mantuvo con el ministro de Defensa, Li Shangfu, un momento en que la comunicación militar entre los dos países está suspendida desde que la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, realizara una visita a Taiwán en agosto del año pasado.
"Las conversaciones a nivel de Defensa no son fluidas, pero esto se debe a las acciones de Estados Unidos, incluyendo las sanciones que mantiene contra el ministro Li. Kissinger juega aquí un papel extraoficial para despejar obstáculos y allanar el camino para conversaciones futuras, pero tampoco se pueden esperar resultados inmediatos", asegura el académico.
La visita no anunciada de Kissinger
coincidió con la presencia en China de Kerry, quien también fue secretario de Estado entre 2013 y 2017, durante parte del mandato presidencial de Barack Obama.
Éste concluyó este miércoles su estancia en Beijing, donde aseguró que ambos países alcanzaron "acuerdos claros" sobre algunos asuntos, aunque reconoció que hay otros que requerirán "más tiempo" para alcanzar una resolución.
El viaje del centenario ex secretario de Estado a China se produce con las relaciones de las dos potencias en mínimos históricos que parecen tratar ahora de encauzar tras un año de tensiones bilaterales a cuenta de la cuestión taiwanesa y la guerra comercial, entre otros asuntos.
Kissinger, que fue consejero de Seguridad Nacional y secretario de Estado de Richard Nixon (1969-1974) y de Gerald Ford (1974-1977), está considerado el artífice de la normalización -hace cuatro décadas- de las relaciones con China, país que ha visitado en numerosas ocasiones y donde se ha reunido varias veces con Xi.