Los secuestros de carácter extorsivos que se han tomado la agenda esta semana en Chile, no sólo van al alza -al menos en materia de denuncias- a este lado de la cordillera. En Argentina, donde también conocen de delitos de secuestros -principalmente el "exprés"- hoy también se enfrentan a determinados casos de estos delitos, vinculados al crimen organizado.
Según la caracterización que hace el propio gobierno argentino, en el contexto del plan de abordaje contra el crimen organizado, "en Argentina no se registra un predominio de grupos internacionales de gran envergadura (como los denominados 'carteles'), sino que, en su lugar,
existen múltiples organizaciones de carácter local, algunas de las cuales combinan actividades lícitas e ilícitas,
con eventuales conexiones internacionales".
Según detallan, dichas organizaciones se dedican, mayormente, al tráfico de mercancías ilícitas -drogas, armas- de las que obtienen "cuantiosas ganancias a través de la colocación de dichos productos en mercados ilegales y legales ubicados en centros urbanos".
En agosto del año pasado, se registró un hecho llamativo: una familia colombiana fue secuestrada durante ocho días, y se llegó a pedir 10 millones de dólares por su rescate. Producto del hecho -de donde lograron salir con vida-, hubo 11 detenidos -colombianos que habían llegado a Argentina a ejecutar el plan-, incluyendo a dos expolicías. Se trató de un caso de "venganza"; un secuestro por encargo, a raíz de una presunta estafa que había protagonizado la víctima en Colombia, por el negocio de criptomonedas; aunque el hombre afirma que su moneda se devaluó y el negocio fracasó.
Otros casos similares, incluso vinculados a mafias chinas, también se han registrado en el país vecino. Se trata de una señal de la exploración que estos grupos trasnacionales han comenzado a ejecutar y que reviste un carácter más complejo y peligroso que el secuestro exprés, que hoy ya no alcanza el peso que tuvo hace una década en Argentina, pero que sigue siendo la "modalidad prevalente" de este tipo de ilícitos.
Secuestro extorsivo vs resolución de disputas
Para revisar la evolución de los secuestros en Argentina, hay que remontarse a la década de 1970, donde emergió una racha de secuestros por parte de guerrilleros que obtenían grandes sumas de dinero por el rescate de las víctimas.
Según consigna Insight Crime -portal especializado en análisis del crimen organizado-, "pese a que los grupos insurgentes desaparecieron, los secuestros continuaron, incluso se convirtieron en una economía criminal especializada a comienzos del nuevo siglo".
Fue entre
1998 y el 2002, durante la peor década financiera en Argentina,
donde los secuestros se incrementaron. Una investigación titulada "Secuestro extorsivo en la República Argentina", dirigida por Adrián Marchisio, sostiene que "el fenómeno de los secuestros extorsivos —tanto en su modalidad de secuestros exprés como de secuestros extorsivos—
se ha manifestado, cuantitativamente hablando, a partir del año 2002".
Si bien no hay cifras oficiales disponibles, según Santiago Marquevich, fiscal jefe de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese) -creada en 2016 para combatir estos delitos-, se estima que en 2003, hubo unos 600 de estos casos.
En conversación con Emol, Pilar Lizana, analista internacional de AthenaLab, comenta que en Argentina los secuestros emergieron "al mismo tiempo que se deterioraba la economía, por lo tanto, se transformó en una actividad informal en medio del desempleo y de falta de oportunidades. Era, como una economía informal, una fuente de ingresos".
Las cifras de Ufese dan cuenta que hacia 2012, cuando la economía una nueva baja, las cifras de los secuestros volvieron a aumentar, dejando atrás las operaciones sofisticadas, e intensificándose en su versión exprés. Esto es, el aumento de grupos que elegían a sus víctimas al alzar, con poca organización previa, y que las retenían por poco tiempo. En 2015, se registró el peak, con 294 de estos episodios.
Fuente: Ministerio Público Fiscal de Argentina
Tal como muestras las cifras, con el avance de los años, los secuestros comenzaron a bajar, "pese a que la economía, por decirlo de algún modo, sigue en la UCI", dice Lizana.
"Hoy, en Argentina hay limitaciones para sacar dinero de los cajeros automáticos, la moneda está devaluada, entonces al final del día el secuestro exprés ya no es tan rentable, y se comenzó buscar otras opciones, como los delitos asociados a las drogas, que mantienen su valor en el tiempo", agrega la experta.
Por su parte, Carlos Silva, criminólogo y profesor de la Facultad de Derecho UNAB, sostiene que otro factor que puede incidir en la baja de los secuestros exprés, pese a la crítica situación económica del vecino país, dice relación con que el "Estado argentino, a través de su Gobierno, ha implementado una cantidad de subsidios impresionante; la crisis la aplacaron así". Por eso, y considerando la devaluación de la moneda, "el incentivo para cometer estos delitos, hoy es muy bajo".
Secuestro exprés, la modalidad "prevalente"
El informe de la Ufese -que recoge datos entre 2020 y 2021- da cuenta que, pese a la baja en las cifras, en el periodo analizado, el secuestro "exprés" o de corta duración, se mantiene como la modalidad prevalente, donde la negociación suele realizarse desde el teléfono celular de la víctima activa, que permanece privada de su libertad en su propio vehículo, al que accedieron los secuestradores.
Estos secuestros, que carecen de logística u organización para prolongar la captación, y eligen a sus víctimas al azar "apelan a elevados niveles de violencia verbal desde el inicio de los llamados telefónicos exigiendo el pago del rescate, a fin de amedrentar a la víctima pasiva (familiares y amigos) y lograr así el rápido pago del mismo", detalla el análisis.
Pero la Ufese también ha detectado la repetición de algunos casos en los que el secuestro extorsivo se vincula con otros delitos como el narcotráfico. "En estos casos, existe un vínculo previo entre la víctima y sus captores; hay violencia física sobre la víctima para amedrentarla e intimidar a quienes se les exige el pago del rescate", detallan.
"También se han detectado casos en los que el secuestro extorsivo estuvo vinculado a otros hechos ilícitos o circunstancias relacionadas con 'ajustes de cuentas' entre bandas o delincuentes, deudas entre particulares por préstamos de dinero y también casos de corrupción institucional, donde estuvo involucrado personal policial", destaca el documento.
De los 77 hechos registrados a nivel país entre el 2020 y 2021, el 57% concluyó con la detención de sus perpetradores: 21 mujeres y 112 hombres. En cuanto a la edad de las personas detenidas: cuatro de ellas tenían menos de 18 años, 56 tenían entre 18 y 30 años, y 65 superaban ese rango etario.
En tanto, el mismo reporte, evacuado en enero de este año, y que recoge datos hasta 2022, muestra que ese año se registraron 28 secuestros, con un promedio de 2,33 de estos hechos por mes. Al dividirlo por semestre; hubo 13 en el primero, y 15 en el segundo.
Así las cosas, si bien en los últimos siete años disminuyeron en forma constante los secuestros exprés, éstos prevalecen, y de manera paralela, creció el uso de la privación ilegítima de la libertad como recurso criminal para resolver disputas, según detalla la propia Ufese.
"Nos interesa destacar aquí la marcada concurrencia de estos hechos que permite colegir que ya no nos encontramos frente a un fenómeno aislado y circunstancial, sino que se evidencia una tendencia asentada cuyas derivaciones no deben ser subestimadas", señalan desde el organismo trasandino.