El nombramiento como secretario de Estado de uno de los más acérrimos políticos anticomunistas de EE.UU., Marco Rubio, promete vaivenes en las siempre complicadas relaciones con China, que además de tenerlo sancionado desde 2020 encontrará en Washington mayor resistencia a su relación con Latinoamérica y más simpatías hacia Taiwán.
"Es una pésima noticia para China", considera en declaraciones a EFE el director del Observatorio de la Política China,
Xulio Ríos, quien cree que la designación augura "más confrontación y menos concesiones al diálogo" en la relación bilateral.
Frenar la creciente influencia del gigante asiático desde el Río Grande a la Antártida será con toda probabilidad uno de los caballos de batalla del nuevo jefe de la diplomacia estadounidense, que no puede entrar a China desde 2020, cuando Beijing lo sancionó doblemente, primero a cuenta de unas declaraciones sobre la persecución de minorías musulmanas (los uigures) en Xinjiang y después por "inmiscuirse" en asuntos de Hong Kong.
Un secretario non grato en China
Qué hará China respecto a esas sanciones es una de las primeras preguntas que surgen tras el ascenso del senador.
Poco se sabe de su alcance real: "es lo primero que tendrían que aclarar las autoridades chinas", señala Ríos, quien recuerda que cuando Estados Unidos sancionó al anterior ministro chino de Defensa, Li Shangfu, "la cosa no fue fácil de arreglar".
"No creo que tarden mucho en hablar de esto. O ya están hablando para hallar un compromiso que dé a ambas partes una oportunidad para empezar con buen pie a pesar de los nubarrones.
A China le interesa y esto es siempre una garantía de que a poco que hagas un gesto reaccione en positivo", sostiene el analista.
Pero con o sin sanciones, Rubio puede no tenerlo fácil a la hora de poner coto al peso de la segunda economía del mundo en América Latina, donde la relación con Beijing tiene poco de política y mucho de pragmatismo: gobiernos de todo signo desean llevarse bien con una China ante la que incluso el presidente argentino, Javier Milei, ha bajado el tono desde su llegada al poder.
China, "potencia amiga" para Latinoamérica
Las puertas del gigante asiático, ahora cerradas para Rubio, se han abierto a lo grande en los últimos dos años para recibir a prácticamente todos los presidentes latinoamericanos.
Beijing ha aprovechado en los últimos años el resurgimiento de la corriente de izquierdas en la región para posicionarse como una "potencia amiga" dispuesta a financiar -con sus condiciones, claro- el desarrollo de una Latinoamérica con carencia histórica de infraestructuras y hambre de avances tecnológicos.
Su principal punta de lanza ha sido el proyecto de las
Nuevas Rutas de la Seda, el gran plan económico y comercial de Beijing para consolidar su influencia global.
También ha abierto su inmenso mercado a una región tradicionalmente dominada por el comercio con EE.UU. y país a país va cerrando -a ritmo chino, sin prisa pero sin pausa- tratados de libre comercio (TLC) que lo convierten en un actor indispensable para las economías latinoamericanas.
El nombramiento de Rubio llega precisamente con el Presidente chino, Xi Jinping, en América Latina, una región que visita por sexta vez con motivo de la cumbre de la APEC en Perú, donde también inauguró el megapuerto de Chancay y tiene planeado firmar una actualización del TLC, una agenda que retrata a la perfección el actual papel de China en Latinoamérica.
Fuentes diplomáticas señalan a EFE que la presión de Washington para que sus países aflojen los lazos con Beijing puede centrarse en cuestiones de seguridad, 5G, minerales críticos y pesca, aunque creen que Rubio es "un nuevo Mike Pompeo" que antes que a China tiene en la mira a Venezuela, Cuba y Nicaragua, sus grandes némesis desde hace años.
Taiwán, Confucio y Tik Tok
"Lo que no parece probable es que Rubio se desdiga ahora en su visión de China como hizo con su visión de Trump", ironiza por su parte Ríos.
En su cruzada anticomunista ha sido clave el puesto de Rubio como vicepresidente del Comité de Inteligencia y miembro de alto rango del Comité de Relaciones Exteriores en el Senado de EE.UU., desde donde ha liderado decenas de iniciativas contra China, incluidas algunas relacionadas con la mayor línea roja para Beijing: la isla de Taiwán.
En 2018, patrocinó un proyecto de ley para
penalizar a los países que rompieran relaciones con Taipei para establecerlas con China, en medio de una oleada de rupturas, en su mayoría por parte de países latinoamericanos.
También "pidió hasta el cierre de todos los institutos Confucio de EE.UU. y fungió como un auténtico Torquemada ante la crisis de Hong Kong, en Xinjiang... Nada ha quedado fuera de su radar, incluyendo (la red social) TikTok o (la tecnológica) Huawei", remata Ríos.