SANTIAGO.- En agosto de 2017, el Comité de Ayuda y Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tomará una decisión que afectará de forma importante las opciones de Chile de obtener cooperación y ayuda de parte de organizaciones mundiales y otros países más ricos.
En la oportunidad, el organismo “graduará” a nuestro país y lo sacará de la lista de naciones receptoras de asistencia, debido a que por tercer año consecutivo logró superar el umbral de 12.500 dólares de renta per cápita, restando sus opciones de acceder a créditos blandos, donaciones y capacitación técnica.
Por ello, desde el Ministerio de Relaciones Exteriores y a través de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional de esa cartera (AGCI), han puesto todos sus esfuerzos en una dura batalla diplomática, en conjunto con otras naciones de renta media, con el objetivo de cambiar el sistema de medición y mitigar los efectos de esa medida.
Así lo señaló a Emol el jefe del Departamento de Cooperación Bilateral y Multilateral de la AGCI, Enrique O’Farrill, quien además aseguró que este será uno de los principales temas que la Presidenta Michelle Bachelet planteará durante su participación en la 71° Asamblea General de las Naciones Unidas que se realizará en septiembre próximo.
"La Presidenta y el canciller han incorporado este tema de mitigar los efectos de la graduación en todas las instancias. La Presidenta lo ha señalado múltiples veces y la última vez, por cierto, en la reunión ministerial de la OCDE que ocurrió en julio. Ahí, la Presidenta fue clara, es un tema que para Chile es importante", explicó O’Farrill.
En esa línea, el funcionario reforzó que se trata de una preocupación importante que "está en la agenda del Gobierno, estamos en una permanente campaña de sensibilización y apertura de dialogo con nuestros socios. Se lo mencionamos tanto a Japón, como a Alemania, Suiza, a todos".
"Estamos en una campaña muy importante para mitigar los efectos de esta graduación que no nos parece justa y que debe tomar en cuenta las brechas de desarrollo no solo de Chile, sino que de los países de renta media y renta media alta, que es toda América Latina, con la excepción de Haití", añadió.
La necesidad de llevar este tema a la ONU radica en que para Chile "las directrices sobre estas materias son de las Naciones Unidas, no del club de los países ricos. Pero Chile es parte de la OCDE, somos activos participantes, es un lugar donde se definen políticas rigurosas, pero en materia de desarrollo estamos en desacuerdo".
El origen del problema
Según O’Farrill, "hay dos cosas que se dicen en que hay algo de verdad, pero no es completamente cierto: Uno, es que estamos demasiado desarrollados por el nivel de ingreso per cápita. La OCDE, mide a los países por ingreso per cápita, entonces, si se pasa de 12.500 dólares per cápita ya no se es elegible para recibir cooperación".
Enrique O’Farrill:
"Ha cambiado el carácter de la cooperación chilena. No tenemos acceso a las oportunidades que teníamos antes, pero todavía tenemos acceso a una cooperación que es importante y que necesitamos como país"
"A nosotros eso nos parece un error grave, porque iguala crecimiento económico con desarrollo y ya sabemos que no es así. Sabemos que hay una serie de brechas estructurales en nuestros países que es independiente del criterio per cápita, temas de desigualdades, institucionales y los temas globales", explica.
El administrativo señala que "ha cambiado el carácter de la cooperación chilena. No tenemos acceso a las oportunidades que teníamos antes, pero todavía tenemos acceso a una cooperación que es importante y que necesitamos como país".
"Chile necesita todavía el apoyo de la cooperación internacional. No es la misma que en los ’90, es distinta, pero igual la necesitamos. La primera desmitificación es que Chile no necesita cooperación. No es cierto, necesitamos mucha cooperación", dice.
La evolución que ha tenido Chile
Desde su creación en 1990, la AGCI se ha encargado de gestionar la ayuda que otros países nos otorgan y también desde hace unos años de liderar los aportes que Chile hace a terceros, como África y el Caribe. Al comienzo, la cooperación era enfocada a temas sociales y hoy es destinada a proyectos medioambientales y energéticos.
"Chile, por su nivel de desarrollo, no tiene acceso a líneas de cooperación tradicionales, como temas sociales, sino que las oportunidades se enfocan cada vez más en cooperación en temas de interés global, como adaptación al cambio climático y mitigar sus efectos negativos en diversas áreas y también en el tema energético", señala.
El cambio se produjo a finales de los años ’90, cuando varios países que apoyaron el desarrollo de Chile a inicios de esa década comienzan a retirarse, como Holanda o Reino Unido, indicando que “no van a trabajar más con Chile porque ha alcanzado un nivel de desarrollo medido por ingreso per cápita", dice O’Farrill.
La decisión de "graduar" a Chile la tomó el Comité de Ayuda y Desarrollo de la OCDE en 2013, que está compuesto por los países donantes de la organización en base a las estadísticas del Banco Mundial de renta per cápita, las cuales son cuestionadas por nuestro país.
"Creemos que este es un criterio incompleto, que no refleja la realidad y que además es de los años '70, o sea, está realmente obsoleto, pero muchos países no lo piensan así. Los criterios tienen que revisarlos y abrirse más a la realidad multidimensional del mundo", concluye.
