SANTIAGO.- Su caótico inicio, el posterior debate sobre el subsidio que hoy recibe y la falta de infraestructura para que pudiera operar, entre otros aspectos, transformaron al Transantiago en un sinónimo de mala política pública. Y es que a pesar de las mejoras que ha experimentado desde que comenzó a operar, el sistema no ha logrado alejarse de su fama de deficiente.
De hecho, a días de que cumpla 10 años de operación, se ha transformado en el ejemplo preferido de políticos para ejemplificar respecto a las malas políticas públicas.
"La marca está estigmatizada (...) está asociada a algo negativo"
Andrés Gómez-Lobo
Un hecho que no ha pasado inadvertido por el mismo ministro de Transportes, Andrés Gómez Lobo, quien reconoce que "la marca está estigmatizada", aunque descarta un cambio de nombre.
"Está asociada a algo negativo, pero creemos que lo esencial es cambiar las cosas fundamentales que afectan a los usuarios, como tiempos de viaje, calidad del servicio y no algo cosmético como sería cambiar el nombre de la marca", comentó la autoridad.
Reforma educacional
Pero el uso del Transantiago como sinónimo negativo ha sido utilizado incluso por autoridades del actual Gobierno de Michelle Bachelet, quien en su primera administración implantó el sistema de transportes.
Ejemplo de ello es el caso de Nicolás Eyzaguirre, ex ministro de Educación y ahora jefe de la Secretaría General de la Presidencia. El 19 de enero pasado recurrió a este recurso en el debate sobre la Nueva Educación Pública que se daba en el Congreso, señalando que "el más grande Transantiago de todos los tiempos fue la municipalización de la educación pública".
Esta no fue la única referencia que Eyzaguirre realizó al controvertido sistema. En 2014, mientras era ministro de Educación y se tramitaba el proyecto que puso fin al lucro, la selección y el copago, dijo: "Pido calma, déjeme hacer mi trabajo, sino, es posible que esto se transforme en un nuevo Transantiago", asevero.
En los meses en que se debatía ese mismo proyecto, la ex ministra de Educación de Ricardo Lagos, Mariana Aylwin, expresó sus reparos a la iniciativa que impulsaba el Ejecutivo, señalando que "hay que tener en mente el Transantiago, porque (éste) se hizo con una construcción intelectual, pero cuando se implementó las cosas funcionaron de una manera distinta de lo que pensaron los expertos".
Uno de los que suele citar al Transantiago es el senador por Santiago Poniente, Andrés Allamand (RN). En diciembre de 2015, por ejemplo, dijo sobre el proyecto que pone fin al copago que "las indicaciones del gobierno funcionan con la misma lógica del Transantiago (...) dejan ejecución de un pésimo proyecto al próximo Gobierno".
Referencias en el sector Salud
Cuando el Transantiago aún no cumplía dos años, el senador por la Región Metropolitana, Guido Girardi (PPD), ejemplificó quiso ejemplificar los males en la salud pública con el sistema de transportes.
En noviembre de 2008, en medios de los cuestionamientos al subsecretario Redes Asistenciales, Ricardo Fábrega, por el colapso del hospital de Vallenar, el parlamentario aseguró que "es claro que tanto en este episodio, como en otros anteriores, ha habido problemas de gestión graves, pero lo central no es eso, sino la grave crisis en que se encuentra sometida la salud pública hoy en día (...) este episodio no hace sino confirmar que el sistema público hospitalario se ha convertido en un nuevo Transantiago, el Transantiago de la salud".
"El más grande Transantiago de todos los tiempos fue la municipalización de la educación pública"
Nicolás Eyzaguirre
Pero no el senador no ha sido el único personero oficialista que hace una comparación de este estilo en esa área. En mayo de 2015, el actual subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows, también recurrió al Transantiago para señalar lo que no se debe hacer en la tramitación de la Ley Ricarte Soto.
Consultado respecto a las dudas que el proyecto generaba en pacientes y la industria, en entrevista con el diario La Tercera, la autoridad respondió que "si se ve el universo de personas que podrían tener atención, efectivamente, se puede decir que se van a requerir más de $ 100 mil millones o alguna cifra intermedia. El tema es: debe haber una implementación gradual de un sistema porque, obviamente, esto no se puede convertir en un Transantiago, donde se hacen las cosas de un día para otro y sin estar los corredores ni las micros listas".