SANTIAGO.- Luego de cuatro años de investigación, el pasado 6 de marzo el Juzgado de Garantía de Quilpué dictó condenas contra el grupo de jóvenes bautizados como la "Secta de Colliguay" y autodenominados "Antares de la luz", quienes participaron el 2012 de un ritual que terminó con la muerte de un lactante de pocos días de edad, sacrificado por la supuesta proximidad del fin del mundo.
A raíz de ello, según consignó La Tercera, solo dos de los nueve formalizados fueron condenados a cárcel efectiva (5 años): Natalia Guerra -madre de la víctima-, a quien se le hicieron cargos por parricidio, y Pablo Undurraga, senteciado por homicidio calificado.
Sin embargo, Guerra jamás llegó a algún penal del país a cumplir su sentencia, desapareció. Según aseguró Carabineros "la mujer se dio a la fuga y se mantienen prófuga de la justicia, por lo que hay una orden de detención en su contra".
Dado lo señalado por el expediente de la causa, el 29 de abril pasado "el condenado Pablo Undurraga se presentó en el Complejo Penitenciario de Valparaíso para ingresar a cumplir la condena impuesta", luego sería trasladado a la Cárcel de alta Seguridad de Santiago. De Natalia Guerra, en cambio, ese informe de Gendarmería nunca llegó.
El hecho habría ocurrido desde su domicilio, ubicado en la localidad de San Juan de Pirque, Región Metropolitana, donde cumplía arresto domiciliario. Trascendió que en medio de las visitas policiales a la vivienda de la mujer fue cuando se habría quebrantado la medida.
Finalmente, el pasado 5 de julio, la PDI emitió un informe al tribunal dando cuenta de las diligencias efectuadas para dar con el paradero de la imputada. En él se destaca que Guerra no tendría salidas recientes del país y que, además, se entrevistaron y empadronaron diferentes familiares cercanos, quienes no estarían al tanto del paradero de de la condenada.
