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Expertos entran al debate por viviendas sociales en Las Condes: "Para romper la desconfianza hay que hablar con el otro"

Aunque aseguran que el rechazo es una reacción esperable ante el temor que genera romper un statu quo, indican que la medida será positiva. Eso sí, advierten que no es una "reforma integral".

10 de Julio de 2018 | 08:05 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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SANTIAGO.- "Es un sector que demográficamente ya está colapsado y lo que estamos solicitando es parar el impacto vial que tiene la rotonda Atenas... vial, social, de higiene, etcétera".

Así defendió la presidenta de la junta de vecinos de Los Volcanes, Alejandra Alonso, la manifestación realizada la tarde del domingo en el sector de Las Condes, donde un grupo de habitantes pidieron un objetivo claro: detener la construcción de un edificio de 15 pisos de alto que albergará 85 viviendas sociales.

Han asegurado que la plusvalía de sus casas bajará entre un 30% y un 40%, y que el sector "colapsará" vial y demográficamente si se construye. El alcalde de la comuna, Joaquín Lavín, ha atribuido el revuelo a que "hay mucha desconfianza o prejuicio" y que es lo que busca "romper".

Este lunes, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg, aseguró que el proyecto "viene a derribar el muro de la segregación y el miedo de compartir con otras familias", añadiendo que "la integración social es una necesidad en todas las comunas del país".

El debate, por el momento, está al alza. Consultados por Emol, tres expertos -en urbanismo, sociología urbana y comportamiento humano-, entregan sus perspectivas.

Un impacto "marginal"


"Cualquier proyecto que tú agregues va a generar un efecto en la vialidad, pero hoy Las Condes tiene un potencial de crecimiento. No se está cambiando lo que está vigente: la norma te permite construirlo. Para que el argumento se haga efectivo tendrías que cambiar el plan regulador y eliminar cualquier tipo de construcción futura", explica el urbanista Iván Poduje a Emol.

Para él, lo esgrimido en torno a la devaluación tampoco es así: "La plusvalía de las viviendas depende de varios factores: la comuna, el barrio, el entorno, los servicios, el precio promedio de todas las viviendas. Para bajar el precio de un barrio tienes que alterar todos esos factores, y un solo proyecto jamás lo va a hacer, menos si es muy similar estéticamente al resto de los que se hacen".

"Para bajar el precio de ese barrio tendrías que, primero, sacarlo de Las Condes, después sacar la rotonda Atenas, después instalar una planta nuclear"

Iván Poduje
"Estos temores muchas veces se basan en prejuicios y no en la realidad. Para bajar el precio de ese barrio tendrías que, primero, sacarlo de Las Condes, después sacar la rotonda Atenas, después instalar una planta nuclear, porque el valor se explica por otros factores: No se desarma por un proyecto individual", añade.

Sobre la vialidad, señala que el impacto de los 85 departamentos será "completamente marginal". "Por esas callen pasan fácilmente 800 autos por hora en los periodos punta. Si toda la gente del edificio saliera a la misma hora, usando la misma calle -que es poco probable porque hay más opciones- la recargaría en un 10%", expone.

"En los hechos, la mejor forma de reconstruir la ciudad es con este tipo de iniciativas, que además se van a masificar. Esto que está haciendo Lavín es una primera piedra de un fenómeno que va a tener que empezar a hacerse en muchas comunas", señala.

El miedo a lo diferente


"Hay un temor que se evidencia a través del rechazo y del reclamo, y eso es normal que ocurra", explica la pedagoga experta en comportamiento humano, Guillermina Guzmán, a Emol.

"Es muy fuerte y muy feo decir 'yo discrimino', 'yo segrego', pero todos los humanos lo hacen, y de alguna manera los vecinos que viven en la comuna de Las Condes están acostumbrados a un nicho de comportamiento", añade.

Para ella, se trata de un rechazo que tiene, incluso, un origen lingüístico: "El nombre 'vivienda social' entrega una connotación para predisponerse a estar a la defensiva, porque se especula que seguramente vienen a romper el esquema al que nosotros estamos acostumbrados", afirma.

"El miedo a compartir con otros está latente en todos nosotros, seamos del mismo contexto o de otros, pero socialmente tenemos que convivir unos con otros de forma constante. Y aprender a ver la realidad del otro siempre es enriquecedor", afirma.

Con ella concuerda Poduje, quien aclara que la ciudad se define como "un espacio de oportunidades para las personas". "Lo lógico es que permitas que la gente disfrute esas oportunidades. Es normal que las personas tengan aprensiones y temores, pero la mejor manera de desbloquear esos temores es conversando, no bloqueando iniciativas", comenta.

En su infancia, recuerda, era común la existencia de campamentos a lo largo de las orillas del río Mapocho. "Yo vivía en Vitacura y había una convivencia absolutamente normal, sin ningún problema. Como la ciudad se ha segregado, hay mucha desconfianza, pero para romper la desconfianza hay que hablar con el otro. Ahí te das cuenta de que muchos de estos temores son infundados", afirma.

Un punto intermedio


El sociólogo y académico de la U. de Chile, Nicolás Angelcos, ya ha estudiado fenómenos urbanos similares, como el de la población Villa La Reina, en el oriente de la capital, construida en la década de los 60 e impulsada por Fernando Castillo Velasco, que hoy sigue en pie.

"Son proyectos de integración social que motivan o impulsan la mixidad con dos objetivos: que los sectores menos aventajados tengan accesos a bienes y servicios, pero también para mejorar la convivencia y producir valores comunes, que confíen los unos en los otros. En el fondo, mejorar la convivencia entre grupos socioeconómicos distintos y generar cohesión social", explica a Emol.

"Aunque logren vivir en la misma comuna, no necesariamente van a ir a los mismos colegios que las otras personas de Las Condes, ni van a acceder a los mismos centros de salud o mantener los mismos empleos, entonces la segregación se sigue reproduciendo, pese a que vivan cerca"

Nicolás Angelcos
Los proyectos enfrentan resistencia de los vecinos, a su juicio, porque buscan defender un cierto "estilo de vida" que han elegido y por discriminación a personas de menores recursos. "Ese sentimiento lo asocian a una imagen de narcotráfico, delincuencia, abstención electoral. O sea, promueven una imagen degradada de la pobreza que los mismos pobladores están intentando combatir, y parte de ese 'combate' es acceder a viviendas sociales bien localizadas", precisa.

En materia académica, cita algunas investigaciones recientes que muestran que, en algunos casos, estas medidas sí han logrado mayor cohesión, pero en otras que la discriminación persiste. También señala que este tipo de reformas, en Chile como en Francia y EE.UU., no son "tan integrales".

"Aunque logren vivir en la misma comuna, no necesariamente van a ir a los mismos colegios que las otras personas de Las Condes, ni van a acceder a los mismos centros de salud o mantener los mismos empleos, entonces la segregación se sigue reproduciendo pese a que vivan cerca", señala.

El proceso, sin embargo, le parece un avance. "Lo que estamos viendo hoy, de pura discriminación, se va a contener y aplacar en el tiempo. Pero eso tampoco significa que va a haber una total cohesión. Seguramente lo que vamos a ver, en el mediano plazo, es una posición intermedia entre esos dos escenarios: el del rechazo absoluto y la integración total".

Ante los reclamos, el alcalde Joaquín Lavín insistió en que el edificio de viviendas sociales tendrá 15 pisos, paneles solares y gimnasio, entre otros equipamientos. Además, será habitado por vecinos que "viven unas cuadras más arriba".
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