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Presunta víctima de abuso sexual de Laplagne reveló cómo la situación vivida con el sacerdote le cambió la vida

Javier Molina, entregó detalles de la relación que tuvo con el religioso y cómo esto fue cambiando con el tiempo, cuando él apenas tenía 13 años. "Me culpaba a mí de su perversión", sostuvo.

08 de Octubre de 2018 | 03:00 | Redactado por Pía Larrondo, Emol
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Javier Molina, el denunciante de Laplagne

La Segunda
SANTIAGO.- El ex acólito Javier Molina habló este domingo sobre los presuntos abusos sexuales que cometió el religioso Jorge Laplagne contra él cuando era menor de edad, en el año 2002.

En el programa El Informante de TVN, el denunciante reveló detalles de su relación con el sacerdote, que comenzó cuando él tenía tan solo 13 años y el religioso 45. En ese momento Molina se desempeñaba como acólito de la parroquia en que Laplagne hacía misa.

"Él me dice que yo tengo que confiar absolutamente en él, eso involucraba hablar todo tipo de cosas. Empiezan a ocurrir situaciones extrañas, él me empieza a pedir información sobre masturbación, situaciones del tema sexual", explicó Molina sobre los primeros acercamientos que tuvo el sacerdote con él como su "guía espiritual".

Con el pasar de los meses, según el relato de Molina, el sacerdote se fue tomando cada vez más atribuciones, "en el transcurso en que me llevaba a mi casa, comenzaron a haber tocaciones en las piernas y en los genitales. Te choca, te quiebra. Algo sucede dentro de ti cuando una persona que te triplica en edad te empieza a manosear. ¿Cuál era la respuesta de él? 'Tú no confías en mí'. (…) Yo me ponía rígido y mi cara se desconfiguraba".

En los siete meses siguientes, Laplagne siguió repitiendo este tipo de situaciones, según el denunciante, "aprovechándose incluso de que encontró una luz roja, introduce su mano y la deja caer, eso te quiebra".

La víctima indicó en el programa que la personalidad del sacerdote era "autoritaria", con un carácter "fuerte", y que por eso él tenía miedo en esos momentos de cómo él iba a reaccionar. Incluso el religioso llegó a tomar decisiones de lo que ocurría en la casa de Molina, ya que le dio trabajo a su madre.

Según Molina, Laplagne se convirtió en una "persona que todos los días te está repitiendo que tú no confías en él porque tú no permites que ponga su mano sobre tu muslo, llega un momento en que empiezas a normalizar situaciones. Laplagne me culpaba a mí de su perversión".

El relato de abuso contra Molina tiene altos y bajos hasta que vive un episodio particular cuando él tenía 15 años que lo hace entender que es una víctima del sacerdote y que la actitud de él no es algo "normal".

En una oportunidad, Molina va a la pieza del religioso, "me quedo dormido y despierto cuando él está encima besándome, restregándose encima mío. Yo sólo me acuerdo que cuando esto sucede, yo me voy al baño de él y cierro la puerta con llave. Me senté en el inodoro y empecé a llorar como alguien que ha sufrido algo que le va a cambiar la vida", explicó.

"Después de todo esto tomó desayuno y celebró misa. En qué cabeza cabe que después de que acabas de abusar de una persona que tiene 15 años, este animal, si es que se le puede llamar así, celebre misa", agregó.

Luego de esto, Molina se alejó del sacerdote, en 2010 decidió recurrir a la justicia eclesiástica, en la que no consiguió nada cuando, según él, recurrió a Ricardo Ezzati, Francisco Javier Errázuriz y Raúl Hasbún. En 2018 decidió acudir a la justicia ordinaria esperando que los responsables de los abusos y encubrimientos que él sufrió asuman los hechos.
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