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Una de las elecciones extranjeras más gravitantes en Chile: ¿Por qué Brasil se tomó el debate nacional?

Generó división dentro de la derecha y despertó un alto interés en la clase política, pero también, en la propia ciudadanía. Pero los efectos del proceso electoral brasileño, para los analistas, están por verse.

26 de Octubre de 2018 | 08:02 | Por Consuelo Ferrer Durán, Emol
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SANTIAGO.- "Con todo respeto, creo que ése es un tema de Brasil y que involucra sólo a los brasileños". Esas fueron las palabras del presidente de la Cámara de Diputados de ese país, Rodrigo Maia, cuando en julio pasado se refirió a uno de los primeros acercamientos de la política chilena a dicha elección presidencial que se sellará este domingo: la carta enviada en apoyo a Lula da Silva.

Lo que no sabía Maia en ese momento era que, con el paso de los meses, la elección brasileña se transformaría en un tema recurrente en el mundo político nacional.

La misiva, firmada por la ex Presidenta Michelle Bachelet junto a 43 personalidades de centroizquierda, y dirigida al Poder Judicial de Brasil, se abogaba por la "defensa de la democracia" de ese país. Con el paso de los días se irían sumando más figuras, como el presidente del PS, Álvaro Elizalde, y el presidente del Senado, Carlos Montes.

"Ningún torneo electoral externo había sido seguido con la vertiginosa pasión que ha adquirido este. Ninguna competencia democrática del continente había sido interpretada como un anticipo de sucesos locales"

Ascanio Cavallo
En ese momento, Lula ya se encontraba preso en Curitiba por su vínculo en casos de corrupción, y los políticos chilenos que suscribieron a la declaración aseguraban que no permitirle al ex Mandatario ser candidato "profundizaría aún más la crisis política" del país. Solicitaron permitir la inscripción en la papeleta. "Lo exige la democracia brasileña y lo demandamos también los demócratas chilenos", decía.

Las reacciones a la carta comenzaron a surgir de inmediato, siendo una de las más prominentes la que emanó de La Moneda. "A nosotros, como Gobierno, no nos corresponde emitir opinión sobre esto", aseguró el canciller Roberto Ampuero, haciendo un llamado a la "prudencia".

Tres meses después, luego de que Lula bajara su candidatura, el candidato que lo reemplazó, Fernando Haddad, quedó en segundo lugar en la primera vuelta. Consultado por los resultados, el Gobierno manifestó sus impresiones en torno al ganador: Jair Bolsonaro, candidato populista de derecha.

"Sabemos poco de él, pero sí hemos conocido estos últimos días su mensaje en el terreno económico", afirmó el Presidente Sebastián Piñera. "Yo tiendo a pensar que es el mensaje correcto para un país como Brasil, que lleva años en recesión", añadió.

"Ningún torneo electoral externo había sido seguido con la vertiginosa pasión que ha adquirido este. Ninguna competencia democrática del continente había sido interpretada como un anticipo de sucesos locales", dijo este domingo Ascanio Cavallo en La Tercera. Y es que a tres días de que se desarrolle la segunda vuelta, el interés chileno por la papeleta brasileña no hace otra cosa que aumentar.

Lula y los coletazos de la corrupción


Para explicar la estrecha relación que se ha tejido entre el proceso electoral brasileño y las preocupaciones de la política chilena, el doctor en Ciencia Política, Kenneth Bunker, empieza profundizando en el contexto.

"El alza de esta ola populista tiene que ver con que la centroizquierda y la centroderecha no han dado el ancho para hacer una autocrítica de las fallas de la democracia. Existe la sensación de que se beneficia a algunos", comenta, y menciona los casos de corrupción que sacudieron a ambos países: Lava Jato, SQM, Penta.

"Sirven para mostrar que algunos se están enriqueciendo y que son de la clase política que manda. La carta la mandan los chilenos de la centroizquierda tradicional y es esencialmente un acto en contra de un mea culpa, no están aceptando ninguna responsabilidad", añade. Se trató, a su juicio, de un error. "Mostró que no están captando bien cuál es la seriedad y la profundidad de las consecuencias que pueden haber al hacer eso", señala.

Para la académica de la U. de Santiago, Lucía Dammert, la conjunción de la política de ambos países es un fenómeno complejo de analizar. "Por un lado, la derecha local aprovecha lo que está pasando en Brasil para pegarle a la centroizquierda por los temas de corrupción y el apoyo a Lula, lo que genera un espacio de amplificación de la problemática acá", menciona.

"Pero las propuestas de Bolsonaro son suficientemente generadoras de debate como para involucrar además a la ciudadanía en general. Eso es lo que hace que esto sea relevante", agrega.

Bolsonaro en medio de la derecha chilena


Una de las reacciones que se hicieron notar tempranamente en Chile tras el triunfo de Bolsonaro en primera vuelta fue una notoria alza en la Bolsa de Comercio de Santiago, impulsada por las acciones de empresas chilenas que operan en Brasil y por el optimismo de analistas e inversionistas.

Pero también comenzaron a aparecer las reacciones de las figuras de la política local. Mientras José Antonio Kast celebraba el "triunfo de la libertad", la DC lamentaba que se alzara "un campeón del ofertón y la intolerancia". El senador Iván Moreira fue otro de los entusiastas: "El continente está volcando sus esperanzas en nuestro sector".

"Lo más interesante es saber cuál es el nivel de institucionalidad que tienen los partidos y democracia en Chile. ¿Es posible que Chile transite en una ruta hacia una democracia iliberal, como la que propone Trump, Le Pen o Bolsonaro? ¿O las instituciones son lo suficientemente fuertes para resistirlo"

Kenneth Bunker
El gesto más contundente, sin embargo, fue el de la presidenta de la UDI, la senadora Jacqueline Van Rysselberghe, quien tomó un avión para reunirse con el candidato, generando un tenso enfrentamiento en su propio partido y dentro de las fuerzas de derecha. Fue cuestionada por el vicepresidente de la tienda, el senador Juan Antonio Coloma, y por su histórico opositor, el diputado Jaime Bellolio.

"Lo que hace esta elección es que propone una alternativa de liderazgo de derecha en la región, populista y antiliberal, que es distinta a la que nosotros hemos conocido en las últimas décadas. Por eso viaja Van Rysselberghe: ella está pensando si es que le conviene a la UDI sumarse a esta caravana, porque en la del institucionalismo democrático están perdiendo poder", sugiere Bunker.

Ahí radica, para el cientista político, la clave de lo que este proceso encierra para Chile: "Lo más interesante es saber cuál es el nivel de institucionalidad que tienen los partidos y democracia en Chile. ¿Es posible que Chile transite en una ruta hacia una democracia iliberal, como la que propone Trump, Le Pen o Bolsonaro? ¿O las instituciones son lo suficientemente fuertes para resistirlo", propone.

Por eso, asegura que se trata de una elección "desproporcionadamente importante" para Chile en relación a las anteriores que ha visto Latinoamérica. "Para Piñera es importante porque lo que hace el auge de Bolsonaro es dejarlo offside a él y a su liderazgo en la región. Antes lideraba la derecha local como una moderna, económica, democrática y hoy vemos una que es antiliberal y populista, que es un poco lo opuesto a él", señala.

Acercar un horizonte de posibilidades


Además, hay quienes proponen un criterio de cercanía, como el ex ministro de Educación, Sergio Bitar. "Nosotros vemos siempre que el tema de las extremas derechas es europeo y que superamos esa etapa con el término de las dictaduras. Que uno se mueve entre gobiernos de centroizquierda y centroderecha. Macri políticamente no polariza, Piñera tampoco. ¿Qué es lo que nos llama la atención de Brasil? Para los chilenos, entender qué pasó ahí es de la mayor importancia", asegura.

Dammert agrega: "No solamente es un país cercano: es una potencia". Para ella, en cambio, no se trata de la elección más importante para nuestro país. "No hay que olvidarse de la primera de Lula y de su reelección, que marcó los gobiernos de la Concertación en Chile", dice.

Reconoce además que "dio un espacio de habilitación" para que dentro de Chile se sinceraran "grupos que son de extrema derecha y que antes tal vez se cuidaban de salir públicamente". "Hoy día, gracias a Brasil, tienen la capacidad de salir a decir lo que piensan", comenta.

"Lo que sí es distinto es que ha tenido un impacto más ciudadano y no tanto a nivel de elites políticas, básicamente porque los debates que propone Bolsonaro y sus temas impactan más en lo cotidiano. Me parece que hay una discusión temática que él trajo y que no es la que siempre está, que suele ser más política", añade.

Para Bunker, se trata también de un fenómeno que acerca un horizonte de posibilidades que antes se creía lejano a Chile. "Esto ya ha pasado en América Latina, pero claramente Brasil es la cuarta democracia más grande del mundo y con él tenemos grandes relaciones comerciales, además de una historia de cooperación política. Lo que pasa allá no es independiente de lo que pasa acá", cuenta.

Según su análisis, la elección de Trump quizás podía ser "ignorada" en Chile por ser un fenómeno demasiado atípico, y los casos europeos por relacionarse a aspectos muy específicos de la inmigración de África y Medio Oriente. "Pero ya no lo podemos hacer. Es algo que existe en Brasil, por ende existe en América Latina, y por ende existe en Chile", señala.

En términos de las consecuencias que puede traer para la política local, Bunker prefiere la cautela. "Hay que ver si José Antonio Kast sube en las encuestas o si la UDI empieza a impulsar en agendas de campaña temas más racistas y xenófobos, como la inmigación. Pero que todavía queda tiempo. Faltan dos años para las municipales y habrá que ver quiénes se van mimetizando y quiénes adoptan las líneas que claramente podemos identificar que han adoptado estos candidatos", concluye.
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