El caso es el segundo que en menos de un año que golpea la imagen del uniformado. En noviembre de año pasado, el ministro en visita Mario Carroza, lo condenó a tres años y un día presidio en libertad vigilada por su participación como encubridor de más de una decena de homicidios llevados a cabo por la llamada Caravana de la Muerte en el mismo lugar y año.
Y pese a que la sentencia aún no está ejecutoriada, Cheyre se convirtió en ese entonces en el primer líder de la institución castrense en ser sentenciado por una causa de lesa humanidad.
El caso y los testimonios
Durante la investigación, el ministro Hormazábal estableció que, "al interior del Regimiento Militar se dispuso que la Sección II (...) participara en las investigaciones, interrogatorios y torturas correspondientes a los distintos detenidos", y el cual, durante unos días, estuvo al mando de Lapostol, "en coordinación con su ayudante, el teniente Juan Emilio Cheyre Espinosa, quien (...) es sindicado por varios denunciantes como autor directo de los interrogatorios y torturas".
24Personas habrían sido torturadas por Cheyre en 1973.
La mayoría de los aprehendidos, aseguró, fueron sometidos a "sesiones colectivas e individuales" de apremios, que consistían en golpes, aplicación de electricidad, sumergimiento de la cabeza en agua, simulacros de fusilamiento, colgamiento desde sus extremidades con la finalidad de obtener el estiramiento del cuerpo, violaciones, abusos sexuales, ingestas de desperdicios o excrementos, entre otros. La mayoría de las veces "se realizaban estando los presos políticos maniatados y con la vista cubierta".
La indagatoria, se inició por la querella interpuesta, entre otros, por Nicolás Barrantes Alcayaga, quien al momento de los hechos tenía 17 años.
Aseguró haber sido detenido en su domicilio pro personal de Carabineros de Ovalle, siendo trasladado a la Comisaría de esa ciudad. Allí, estuvo hasta el 15 de octubre, día en el que fue trasladado junto a otros detenidos en una camioneta particular color azul hasta el Regimiento Arica.
"Me llevan a un lugar, veo que el militar está enrollando un pañuelo para ponérmelo en la vista (...) me atan de una soga, me tiran de modo que quedo casi con los pies colgando y las manos arriba (...) me comienzan a preguntar sobre mi hermano, que ya estaba detenido en la cárcel, pero incomunicado (...) Me golpearon en los pies, en el tórax, en la cara. Eran golpes de mano, con culata (...) cuando me retorcía lograba ver a la persona que me interrogaba", indica la declaración, acompañada de una serie de documentos y antecedentes que, según Hormazábal, "los corroboran".
En tanto, N.E.F. indicó haber sido detenido el 27 de septiembre por personal de la PDI; trasladado al cuartel policial y luego al regimiento.
"Los policías me entregaron al servicio de guardia militar y me hicieron ingresar a una sala que está a un costado de la guardia, donde habían más prisioneros, todos arrodillados en el suelo mirando la pared, mientras que otros estaban con sus manos en la nuca. En lo personal quedé de rodillas y con las manos en la nuca, cuando repentinamente veo la presencia del Teniente Cheyre y al mirarlo éste me increpó"
Y añadió: "Se cambió de lado y detectó nuevamente mi mirada, por esta razón ordenó a dos soldados conscriptos que me sacaran al patio interior, uno por cada lado, en ese momento el Teniente Cheyre tomó un palo y comenzó a golpearme en las pantorrillas, parte posterior del muslo, glúteo y espalda'".
De los 24 detenidos contemplados en el auto de procesamiento, dos son mujeres. Una de ellas explicó haber sido capturada la Cárcel Pública, donde se encontraba realizando su práctica profesional.
"Los medios de prueba son numerosos, contundentes. Es una investigación seria".
Cristián Cruz, abogado querellante
"Reconozco una voz, era la de Cheyre con quien había conversado el día anterior, él me dijo que me hincara, me dijo 'híncate', y me doy cuenta que me apuntan con un arma en la cabeza".
Testimonio.
"Todas las veces que fui torturada estuve vendada en una oportunidad, cuando me estaban golpeando, escucho a un soldado conscripto —por la voz me imagino que lo era diciendo: 'Dice mi Teniente Cheyre que paren la golpiza porque están llegando los abogados', Yo recuerdo mucho ese momento porque pensé ¿y si en este instante grito?" porque lo único que quería era pedir auxilio (...) nos golpeaban, nos violaban. Yo me hacía la desmayada para evitarlo. Recuerdo que volvía al Buen Pastor orinada (...) me aplicaron corriente (...) agradezco haber ingresado embarazada, o si no, hubiese podido quedar embarazada en la detención, como le ocurrió a muchas niñas".
Reacciones
Y mientras el general esperaba en la brigada de la PDI la filiación policial y constatación de estado de salud para así ser llevado al 34 Juzgado del Crimen, donde finalmente será procesado, algunos intervinientes del caso hablaron.
"Los medios de prueba son numerosos, contundentes. Es una investigación seria", aseguró el abogado querellante en esta y la causa por la que ya se condenó a Cheyre, Cristian Cruz.
"El fraude de etiqueta que se ha construido durante todos estos años de un hombre bueno, pulcro, ha caído, el muro se ha derribado y por fin las víctimas han visto la luz en su larga lucha por justicia", añadió.
Por su parte, Marcos Barrantes, sobrino e hijo de víctimas de torturas, aseguró: "Nuestros familiares no mataron nunca a nadie, solo tenían un pensamiento distinto a ellos. Los hechos están claros: los que mataron, torturaron, hicieron desaparecer gente son ellos (...) Es un chiste, porque él (Cheyre) trató de encubrir toda su violencia. Nosotros estamos luchando por justicia".
Por último, otro abogado de las víctimas, Roberto Ávila, recalcó estar "muy satisfechos" con la situación y que "eventuales apelaciones se van a ver pasado mañana y estaremos ahí firmes".