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Nuevo gabinete: Analistas valoran "giro al centro", pero advierten que cambios no alcanzan a "responder a la demanda"

Con respecto al ajuste en el comité político, destacan la figura de Blumel como una "oportunidad". Por otra parte, señalan que los ministros Hutt y Mañalich también deberían haber abandonado sus ministerios.

28 de Octubre de 2019 | 17:42 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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Karla Rubilar y Gonzalo Blumel entran al comité político del Presidente.

Aton
SANTIAGO.- Pasadas las 12:30 horas, el Presidente Sebastián Piñera ingresó al salón Montt Varas acompañado de Andrés Chadwick, hasta ese momento su ministro del Interior. Hacía 15 minutos lo esperaba el resto de su gabinete, algunos preparados para salir y otros para cambiarse de lugar. Con la voz del subsecretario Rodrigo Ubilla, se daba inicio al ajuste ministerial más grande y esperado de la actual administración de Piñera.

Tras diez días de la crisis social desatada por el alza de $30 a la tarifa de Metro, el cambio de gabinete se convirtió en una exigencia para La Moneda. La presión provenía desde la oposición, el oficialismo y la academia. Finalmente, Piñera dio a conocer su decisión: hacer cambios en ocho ministerios y renovar por completo su comité político.

En términos generales, el cambio se caracterizó por privilegiar figuras jóvenes —todos menores de 50 años— y de tendencia política más moderada. Uno de esos ejemplos fue el cambio que experimentó Interior: Andrés Chadwick, un militante UDI de 63 años, dejó su lugar a Gonzalo Blumel, un Evópoli de 41.

El ajuste había sido anunciado la mañana del sábado y se generó en torno a él una gran expectativa, que incluyó varios listados de posibles gabinetes que circularon por redes sociales, ninguno coincidente con el cambio que finalmente se hizo. Desde el Gobierno, fuentes afirmaron que los detalles se terminaron de zanjar en los últimos minutos, mientras los ministros esperaban la entrada de Piñera.

"Los cambios de gabinete tienen que hacerse, no decir que se van a hacer", comenta a Emol la académica del Instituto de Asuntos Públicos de la U. de Chile, Mireya Dávila. "Eso genera mucha expectativa y no ayuda a bajar la tensión", precisa. Pero una vez realizados, asegura, los cambios tienen varias aristas a observar.

En eso coinciden otros dos analistas consultados por este medio —Kenneth Bunker, doctor en Ciencia Política, y Carolina Garrido, directora del Observatorio de Gobierno de la UDP—: el ajuste ministerial alcanzó tal magnitud, que se debe analizar de forma separada.

El "fracaso" de la UDI y RN


"No solo el ministro del Interior, sino también el de Hacienda son de Evópoli", comenta Garrido. "Efectivamente son cambios súper relevantes y un fracaso para la UDI y RN". En ese sentido, asegura que la principal expectativa que existía era la salida de Chadwick y quién se elegiría para reemplazarlo. "Blumel refleja una derecha distinta y es una persona joven", agrega.

Para Bunker, la conformación del nuevo comité político es un signo de que "el Presidente escuchó". "Es una muy buena señal tener a personas más jóvenes y que son un poquito más de centro. Blumel, Briones y Rubilar son excelentes cartas", asegura a Emol. Sobre la última, considera que ha sido "una luz en medio del conflicto" para la administración de Piñera y que su fortaleza recaería en que "acerca el Gobierno a la gente".

"Tengo dudas respecto a si tiene el peso político necesario para encabezar el ministerio en medio de esta crisis, pero creo que se merece el beneficio de la duda y que tiene una gran oportunidad de marcar una diferencia con Chadwick"

Carolina Garrido
El cientista político destaca especialmente el rol de los dos primeros, ambos militantes de Evópoli: "Fue el único partido de Chile Vamos que participó en el proceso constituyente de Bachelet, y estos dos ministros debiesen estar mucho más abiertos a escuchar lo que pasa en la calle y decírselo al Presidente, porque van a tener su oreja, y él va a estar más expuesto a ideas que son un poquito más liberales y progresistas", dice.

Pero a pesar de las señales positivas, Dávila advierte que Blumel le parece una decisión "arriesgada". "Ser ministro del Interior es un cargo que requiere mucha experiencia política. La política tiene una dimensión que tiene que ver con la transparencia y la rendición de cuentas, pero tiene otra dimensión más opaca que tiene que ver con influir, y eso se hace a través del diálogo democrático. Blumel tiene mucha capacidad de trabajo, le falta más experiencia política".

Garrido, en tanto, lo considera "una oportunidad". "Tengo dudas respecto a si tiene el peso político necesario para encabezar el ministerio en medio de esta crisis, pero creo que se merece el beneficio de la duda y que tiene una gran oportunidad de marcar una diferencia con Chadwick. Lo que gran parte de la ciudadanía espera es que haga una declaración fuerte condenando las violaciones a los DD.HH.", señala.

Las carteras que faltaron


Para Garrido, también existía interés en torno a los ministros "que habían estado involucrados de alguna forma en la mala gestión política del Gobierno en esta crisis". "Había una expectativa muy grande de que se cambiara a los ministros de Transportes, de Salud, a la vocera de Gobierno y a otros más, como la ministra de la Mujer, que tuvo muchos días de silencio", dice.

"El Presidente podría haber hecho muchísimo más", opina. "Es inexplicable que haya mantenido a Hutt, cuando la crisis se generó en su cartera; o que mantenga al ministro de Defensa, considerando todas las acusaciones de violaciones a los DD.HH.; así como también es inexplicable que mantenga a Mañalich en Salud", añade.

"Creo que el Presidente está guardando munición en caso de que los conflictos sigan, porque necesita tener una carta bajo la manga si la gente se sigue movilizando y pide más cabezas"

Kenneth Bunker
El cambio, para Dávila, "no toca lo esencial". "El tema de la desigualdad y el fin a los abusos está súper instalado, es cosa de ver los carteles en las protestas, y no ha manejado eso con medidas más concretas que el impuesto a los ricos", expone. Los ajustes, a su juicio, "no responden a la demanda".

Bunker también coincide en que es negativo que Hutt y Mañalich se mantengan en el gabinete. "Se podría ver que son ministros que no han hecho una buena labor, que son prepotentes y que no tienen una conexión con la gente", asegura. Personalmente, se explica su permanencia en la administración de Piñera como una estrategia.

"Creo que el Presidente está guardando munición en caso de que los conflictos sigan, porque necesita tener una carta bajo la manga si la gente se sigue movilizando y pide más cabezas. En ese caso, ellos dos serían los primeros en irse. Creo que no pudo hacer un cambio completo, porque eso sería gastar toda la munición en una sola jugada", asegura.

Ward y Pérez, decisiones cuestionadas


Dentro del resto de los cambios, Garrido destaca el caso de Cecilia Pérez, que pasó de la vocería al Ministerio del Deporte. "Yo no tengo cómo explicarlo, salvo que le hayan dado un premio de consuelo, que además me parece uno extrañísimo", asegura. "El Gobierno está mandando una mala señal: cuando sacas a un ministro, lo haces porque hay una razón de fondo. Premiarla es además una provocación".

Con ella concuerda Dávila, quien además considera que el cambio es "poco digno". "Hay muchas formas de compensar la lealtad política, pero es muy rara la lógica de pasarla a un ministerio inferior, de sacarla del comité político para pasarla a Deporte. Desde el punto de vista de su carrera política y sus ambiciones, es poco entendible", dice.

"Hay muchas formas de compensar la lealtad política, pero es muy rara la lógica de pasar a Pérez a un ministerio inferior. Desde el punto de vista de su carrera política y sus ambiciones, es poco entendible"

Mireya Dávila
El otro nombramiento que cuestionan los analistas es el de Felipe Ward, que antes estaba en Bienes Nacionales y ahora aterriza en la Segpres. "Es un ejemplo de desconexión", dice Garrido, quien hace mención a declaraciones antiguas del ex parlamentario con respecto a DD.HH. En 2013, aseguró que son "una especie de cajero automático que usa la izquierda para sacar plata".

"En el contexto actual de denuncia de posibles violaciones a los DD.HH., no puedes nombrar como ministro de Estado a una persona que ha hecho declaraciones en esa lógica, burlándose. No es la persona más adecuada para encabezar el diálogo con el Congreso y ahí va a haber problemas, porque creo que es una provocación para los parlamentarios de oposición", dice.

Para Bunker, en tanto, "simboliza, como persona, todo lo que la gente no está pidiendo". "Es la antítesis. La única posición política que podría haber ocupado es la que va a jugar, porque tiene experiencia en el Parlamento, pero es una persona de la UDI, lejana a la colaboración política. Es un extremo. Si el Presidente quiere pasar algunos proyectos de ley y estar en conversación con la oposición, tendría que haber elegido a una persona más transversal", concluye.
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