SANTIAGO.- Camila Silva trabaja en una fundación ubicada en Las Condes. Si bien solía salir cerca de las 7:10 AM de su casa en Calera de Tango (para llegar al trabajo a eso de las 8:30), la contingencia del país la obligó a cambiar de horario. "Ahora intento salir a las 6:40 AM", cuenta, ya que tiene que pasar por la Autopista Central, Ruta 5 Sur y Costanera Norte donde, asegura, "cada vez el taco es mayor".
Después del 18 de octubre, día del estallido social, Camila llega a Tobalaba entre las 8:40 y las 9:00 -hora a la que debe ingresar a trabajar- desde donde debe caminar a su oficina. "Es cansador, porque además del tiempo en viaje, que es harto mayor, está la tensión e incertidumbre de si habrá rutas cortadas o problemas mayores en el tránsito", comenta.
Así, miles de ciudadanos, tanto en la capital como en regiones, han debido cambiar su rutina diaria y adecuarse a otros horarios a causa de las constantes manifestaciones, las cuales se realizan hace casi cuatro semanas, a distintas horas y en distintos sectores.
A raíz de lo anterior, en la Región Metropolitana, la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT) ha detectado las últimas semanas "un cambio importante en el comportamiento de los viajes".
Según se señala a Emol desde el servicio, esto se da "en particular, en el horario punta mañana, donde ha habido un adelantamiento, lo que queda reflejado en que los flujos han tenido un aumento de 19% entre las 6:00 y las 7:00 horas, en comparación a los días previos al 18 de octubre".
"Probablemente, esta situación de tránsito se deba a que los usuarios se retiran más temprano de sus labores ya que, a su vez, se ha detectado un incremento de los flujos vehiculares a partir de las 13:00 hrs. Por el contrario, luego de las 19:00 hrs se registra una disminución del tráfico, debido a las manifestaciones que a esa hora se han estado produciendo en determinados puntos de la capital", detalló la UOCT, por lo cual la hora punta pareciera haber desaparecido.
Jornadas más cortas y recalendarización
Diversos lugares de trabajo han debido acortar sus jornadas laborales, mientras que las convocatorias a paros y huelgas generales de distintas organizaciones sociales han hecho que los colegios o municipalidades atiendan con turnos éticos. Así también cirugías y consultas médicas han debido ser aplazadas.
En Santiago, el funcionamiento parcial del Metro ha hecho que los buses de transporte público deban reforzar sus servicios, el cual ha debido adelantar sus horarios punta dependiendo del día: a veces para las 16:00 horas, otras a las 15:00 o a contar de las 14:30 horas. Incluso el martes pasado, Transantiago finalizó su servicio a las 17:00 horas a causa de las manifestaciones. Otros han preferido alternativas como la bicicleta.
El comercio, en tanto, se ha visto fuertemente perjudicado, donde "sólo el 12% de los establecimientos está operando con normalidad", indicó el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Manuel Melero, quien agregó: "Es bajísima la cifra, y es un fenómeno nacional, no hay que creer que es Santiago o la Alameda".
"Aquí todos los ciudadanos estamos adaptando nuestra vida a esta realidad, que es la anormalidad del funcionamiento en la ciudad", dijo Melero, señalando así las protestas, los cortes de tránsito o los semáforos malos, pero reparó en que, a pesar de eso, "todos necesitamos salir a nuestras actividades. Entonces claro, la gente se adapta".
En ese sentido, el presidente de la CNC dijo que "el comercio también se va adaptando a las realidades, a lo que ocurre o no con las manifestaciones, a la seguridad", aunque agregó que aún hay muchos comerciantes atemorizados que simplemente no han abierto sus locales, mientras que otras opciones -como abrir más temprano- son difíciles de pedir a los trabajadores.
Colegios y turnos éticos
El alcalde de Independencia, Gonzalo Durán, comentó que en su comuna se presentan "prácticamente todos los días algunas movilizaciones", aunque "de manera pacífica y bastante bien organizadas". Además, el transporte ha funcionado con mayor frecuencia gracias a las estaciones de Metro habilitadas y a la conectividad con el centro.
Los colegios municipales han funcionado con turnos éticos los días de paro nacional de profesores "para los estudiantes que requieren alimentación o que sus padres no tienen dónde dejarlos por razones de trabajo". Además, para los trabajadores el horario de ingreso es "más flexible", mientras que la salida la evalúa cada unidad educativa dependiendo de la "situación de la comuna y la ciudad en general".
Para los vecinos, "probablemente la afectación más importante es que muchas actividades económicas, especialmente gastronómicas como restaurantes y otros locales están cerrados". Así también el mercado de las telas, típico de la comuna, se ha visto perjudicado, mientras que las actividades y servicios municipales han tenido que ser reprogramadas, como las rutas de los servicios de aseo.
En San Bernardo, el transporte ha funcionado de manera constante, según confirmó la alcaldesa Nora Cuevas (UDI), y "en general no hubo más saqueo, fueron los dos primeros días. La situación ha sido bastante controlada" salvo casos puntuales, contó, como el incendio de un supermercado que dejó a dos mujeres fallecidas los primeros días.
La alcaldesa detalló que el comercio cierra más temprano, mientras que los colegios han suspendido algunas clases debido a paros y manifestaciones. Los consultorios de la comuna están con turnos éticos "pero con buena programación", y los centros de urgencia también están funcionando. Pero al igual que en Independencia, "el calendario de actividades municipales cambió completamente", aseguró Cuevas, aunque algunos talleres se realizan de manera regular.
Sin embargo, Cuevas aseveró que "la gente está apestadísima, ya no quiere más guerra. Toda la gente se pregunta qué va a pasar, cuándo vamos a volver a la normalidad". Pero sostuvo que el municipio está tratando de mantener sus cabildos para conocer las demandas de los vecinos y así modificar el presupuesto.
Mientras que Durán concluyó que "efectivamente hay una sensación de mayor incertidumbre, de mayor preocupación respecto de cómo se va a desenvolver este proceso".
"La normalidad de la anormalidad"
Según explicó la académica de la UC e investigadora del Centro de Estudios del Conflicto y Cohesión Social (COES), Dariela Sharim, "los seres humanos necesitamos de una cierta estructura de la cotidianidad", lo cual podría traducirse en las rutinas, que "te organizan y te dan tranquilidad, en la medida que sientes que sabes a qué atenerte. Esto te protege de la incertidumbre, permitiendo un nivel básico de calma".
A raíz del estallido social, señaló la psicóloga, dicha rutina se ha visto alterada. "Muchos sienten incertidumbre y ansiedad respecto al funcionamiento cotidiano, lo que muy frecuentemente produce diversos síntomas como irritabilidad o dificultades de sueño".
Sin embargo, Sharim explicó que este quiebre de rutina se instala sobre el contexto de la vida del chileno en las últimas décadas en cuanto a su cotidianidad de "un nivel de exigencia gigantesco (...), de que nunca te alcanza el tiempo para nada, lo que se ha experimentado, equivocadamente, como un problema principalmente personal: gente agotada, malhumorada, corriendo, durmiendo poco", asociado a una "sensación generalizada de insuficiencia".
Esto da cuenta del fenómeno de "privatización de los problemas sociales: una problemática de origen social, se percibe como exclusivamente personal. De este modo, lo angustiada y ansiosa que se siente la gente ahora también es un sentimiento que convive con el alivio de saber que se trata de problemas colectivos. Porque a pesar que estamos asustados y no sabemos a qué atenernos, todos sabemos lo que está pasando y por qué está pasando", aseguró.
"La 'normalidad de la anormalidad' respecto a los cambios de nuestra vida cotidiana da cuenta de una ambivalencia". Así, precisó que "por un lado hay más ansiedad y angustia por no saber a qué atenerte, y por otro, hay una disposición muy positiva, aliviadora, porque la gente está recibiendo algo que ya parecía olvidado en Chile, algo del orden de lo solidario"
Dariela Sharim, psicóloga
Para Sharim, "la 'normalidad de la anormalidad' respecto a los cambios de nuestra vida cotidiana da cuenta de una ambivalencia". Así, precisó que "por un lado hay más ansiedad y angustia por no saber a qué atenerte, y por otro, hay una disposición muy positiva, aliviadora, porque la gente está recibiendo algo que ya parecía olvidado en Chile, algo del orden de lo solidario, lo empático, lo colectivo. Ubicar el problema donde corresponde, que es el espacio de lo social y no de lo estrictamente individual".
Así también lo sostuvo Melero, quien apuntó a que hoy se percibe "una nueva ciudad, un nuevo mundo laboral, y por supuesto que las empresas comprenden esto y le dan facilidad a sus trabajadores. En este nuevo Chile nos estamos acostumbrando a oírnos más y mejor entre todos", dijo el presidente de la CNC. "Uno va interactuando y empatizando con los demás", agregó.