El intendente recibió reclamos de los vecinos en su visita a la iglesia de San Borja.
Aton
SANTIAGO.- Apenas llegó a la incendiada iglesia San Francisco de Borja, ubicada en plena Alameda, el intendente de la Región Metropolitana, Felipe Guevara, fue alcanzado por un grupo de vecinos. "Señor intendente, es necesario que busquemos una solución definitiva porque la verdad es que ya no aguantamos más", le dijeron.
Fueron decenas las personas que rodearon a la autoridad regional para reclamar por el ambiente que se vive en la "zona cero" de las protestas, donde diariamente se congregan manifestantes y se enfrentan a la fuerza policial. La constante presencia de gases lacrimógenos y los ataques incendiarios son algunos de sus reclamos.
"Queremos tranquilidad", le dijeron al intendente. "El otro día usted dijo que en la noche no había pasado nada en Año Nuevo, y nosotros estábamos desde las 7 de la tarde aquí. Había gente tratando de atacar la iglesia y estuvieron hasta las 5 de la mañana. No dormimos nada, y eso ha sido lo normal. El Estado ha fracasado absolutamente en darnos seguridad", le comentó otro residente.
Guevara prometió a los presentes que los escucharía. Así lo anunció minutos más tarde frente a la prensa. "Llamo a la unidad, a la paz por nuestros vecinos. Me he reunido ahora con las juntas de vecinos, lo voy a volver a hacer el día lunes con ellos, porque están cansados de no poder vivir en paz y lo mismo los comerciantes, con quienes estuve ayer en el Ministerio de Economía", informó.
"Llamo a la paz para que nuestros vecinos puedan ejercer sus derechos a vivir en paz, a trabajar, a circular libremente por el barrio donde eligieron vivir. Basta ya, trabajemos por la paz, por la unidad de Chile. Creo que estamos todos cansados de la situación en que nos ha puesto un grupo de delincuentes", añadió Guevara.
"Si uno no tiene derecho a vivir en paz y no tiene derecho a trabajar, ¿entonces de qué Derechos Humanos estamos hablando?"
Intendente Guevara
El intendente también se refirió a la situación de locatarios que tienen sus comercios cerca de la Plaza Baquedano, especificando que sobre pérdidas y daños "no hay catastro todavía, pero sí hay mucho dolor y hay mucha pena". "Son pequeños comerciantes que con mucho esfuerzo, con mucho sacrificio, han cuidado su mercadería, han dormido dentro de los locales para poder protegerlos", relató.
"Por eso basta ya. Respetemos los derechos que tienen los vecinos a vivir en paz y los locatarios a trabajar. Son derechos humanos fundamentales. Si uno no tiene derecho a vivir en paz y no tiene derecho a trabajar, ¿entonces de qué Derechos Humanos estamos hablando?", finalizó.