SANTIAGO.- Lo que ha visto en Chile estos días durante su segunda visita al país no es tan distinto a lo que se ve en su Francia natal desde 2018: protestas en las calles, descontento social. "Tiene el mismo efecto que acá: la gente estaba muy alejada de la política y ahora está interesada en ella, comprometida a cambiar. Hay que tomar ventaja de la situación para profundizar la democracia", sostiene la cientista política Chloé Ridel.
Experta en asuntos europeos, Ridel imparte clases en el Instituto Francés de Administración Pública y Desarrollo Económico (IGPDE) y es profesora asociada en la Fundación Jean-Jaurés.
Tras su participación en la jornada inaugural del Congreso del Futuro, donde dio a conocer el "juicio mayoritario" de Mieux Voter -una forma de escrutinio que entrega a los ciudadanos la posibilidad de medir los atributos de los candidatos y no solamente su preferencia política-, Ridel conversó con Emol sobre las implicancias que trae la crisis social chilena para las nociones actuales de democracia.
-La participación en las últimas elecciones fue de un 46% del padrón electoral, pero tras este estallido se vio que muchos ciudadanos cambiaron su domicilio electoral para votar en el plebiscito por una nueva Constitución en abril. ¿Es una conducta esperable?
-Es lo que pasa típicamente en un período de crisis: las personas que estaban alejadas de la política vuelven a ella y eso es muy positivo. Es muy difícil construir una democracia, porque una democracia debe ser muy estricta y muy transparente. Toma mucho tiempo construirla, a veces décadas. En Chile la democracia es bastante reciente, porque tuvieron una dictadura, así que es muy positivo que las personas ahora estén acercándose. Este movimiento popular que veo es muy positivo porque trae a la gente a la política.
-¿Cómo mantener a la ciudadanía interesada y evitar que se vuelva a generar apatía en algunas décadas más?
-A través de confiar en ella, dándole el poder de decidir. Desde lo que defiendo, creo que un sistema de votación de mayorías puede ayudar a traer a las personas al voto, a las urnas. Es necesario un método que ponga la confianza en los ciudadanos y los habilite para expresar opiniones a través de las elecciones. Creo que una forma de que la democracia representativa pueda traer de vuelta a las personas a votar es cambiando la manera en que votamos. Hay que construir nuevas formas de volver la democracia más participativa y construir herramientas que aseguren la democracia directa.
-¿Cómo cuáles?
-Referéndums cuando sea posible, por ejemplo el de la Constitución, y tienes que hacerlo sabiamente. Yo lo que defiendo no los referéndums sino los 'preferendums', que es preguntar a la gente no solamente 'sí o no', sino que puedan evaluar diferentes opciones.
-Es similar a lo que hicieron acá los alcaldes con la reciente consulta ciudadana, donde preguntaron por una nueva Constitución pero también sobre asuntos de la comuna.
-Creo que, en las ciudades, los alcaldes son la primera etapa de la democracia. Son los que tienen que involucrar a la gente y asegurarse de que participen, y creo que es muy útil que organicen consultas ciudadanas porque lo primero que es importante saber es lo que le importa a la gente. Eso toma tiempo: consultarles, pedirles que hagan un ranking de sus prioridades y los asuntos que son más importantes para ellos.
-Es experta en asuntos europeos. Allá, estos últimos años han estado marcados por los fenómenos migratorios y el avance de las posiciones políticas de derecha, muchas veces las dos cosas relacionadas. En Chile ha habido también un fenómeno migratorio que parte de la sociedad ha recibido con rechazo. ¿Cómo evitar que se generen miedos en la población y que pueda haber convivencia comunitaria?
-Lo primero es no implementar comunidades cerradas. En Francia toda la gente que ha migrado está en las mismas áreas, se mantienen juntos y no se mezclan realmente con los demás, no porque no quieran sino porque así es como está establecido el territorio. La migración no es un problema mientras tengas un buen sistema de integración y le des la bienvenida a migrantes a la sociedad, a su lenguaje, compartiendo la cultura. Mientras no permitas comunidades cerradas que puedan crear resentimiento contra el país al que llegaron porque se sintieron rechazados, estás bien.