Un alto nivel de preocupación existe entre las autoridades de la zona norte de Chile ante el
progresivo aumento de ciudadanos peruanos y bolivianos que desean regresar a sus países, los cuales quedaron varados en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta
Luego de que Perú y Bolivia determinaran el cierre de sus fronteras para evitar la expansión del covid-19 en sus territorios, más de 1.500 ciudadanos de esas naciones están viviendo en precarias condiciones a la espera de una respuesta de esos gobiernos.
Es lo que se está viviendo en Arica, por ejemplo, donde más de un centenar de peruanos protestaron ayer ante el consulado de su país para exigir una solución, luego de dormir en el exterior de la residencia diplomática,
en plena calle.
Ante esa situación, el jefe de la Defensa en esa ciudad, Luis Cuéllar, llegó hasta el lugar junto al intendente Roberto Erpel y personal del Ejército y Carabineros para resguardar a esas personas y restablecer el orden, luego de que la manifestación cortara el tránsito.
Al respecto, el militar aseguró que el cónsul de Perú en la ciudad, Julio Cadenillas, "se ha comprometido a que sean aposentados esta noche y no duerman en la calle". No obstante, el diplomático subrayó que por ahora solo hay recursos para alimentación y no para hospedaje.
"Durante 22 días hemos invertido 25 dólares por persona", señaló, junto con reconocer que "tenemos planificado tenerlos hasta el 26 de abril, que es cuando se abre la frontera". Asimismo, advirtió que quienes están en la calle "son personas nuevas que han llegado del sur de Chile".
Cadenillas indicó además que "cuanto más gente venga, más se complica su propia situación", destacando que por ahora no se sabe si habrá nuevos viajes de repatriación. "Desde el 20 de marzo el Perú ha dado alojamiento a 702 personas", subrayó.
En tanto, Richard Valdés, uno de los dirigentes de los residentes peruanos en Arica, denunció en el diario La Estrella de Arica que sus compatriotas "están abandonados, el cónsul debiera gestionar una alternativa, aunque sea un liceo mientras abren la frontera".
Bolivianos en Tarapacá y Antofagasta
En Iquique se vive una situación similar que en Arica, luego de que 200 bolivianos se reunieran afuera del consulado de su país en la ciudad para solicitar su retorno o alguna opción de albergue, lo cual fue descartado por el intendente de Tarapacá, Miguel Ángel Quezada.
Sobre ese problema, la autoridad regional señaló que "el que se tiene que hacer cargo hoy día es el gobierno boliviano, que haga un esfuerzo y nosotros prestarle ayuda, porque no podemos abrir otro albergue. Creemos que hemos hecho lo suficiente".
Quezada recordó que los primeros 500 bolivianos que llegaron a la zona lograron pasar la frontera. Sin embargo, tras ello,
han arribado 847 personas de la misma nacionalidad a Colchane, los cuales fueron trasladados al liceo Bernardo O'Higgins de Iquique.
Los ciudadanos del país vecino que permanecen afuera de la legación diplomática de La Paz han levantado carpas en la calle, en donde están viviendo entre frazadas y maletas. Debido a su situación, han surgido varias acciones ciudadanas para ayudarlos con alimentación y abrigo.
En tanto, en Antofagasta, se han concentrado cerca de 400 bolivianos que provienen desde la zona central del país, donde se desempeñaban como temporeros en campos de uva. Tras quedar sin trabajo, viajaron al norte con la esperanza de poder regresar a su país.
Sin embargo, al intentar llegar a Colchane fueron devueltos por la autoridad sanitaria debido a la imposibilidad de la Región de Tarapacá de admitir a más extranjeros no residentes en la zona, por lo que quedaron varados en la capital de la segunda región.
Ante la aglomeración de personas que se registró en el terminal de buses antofagastino, las autoridades locales decidieron albergar a los migrantes en el Liceo Industrial Eulogio Gordo Moneo, el cual cuenta con capacidad para recibir a 2.000 personas.
Sin embargo, la canciller del país vecino, Karen Longaric, admitió en una entrevista con el diario Los Tiempos de Cochabamba que no podrán recibir a sus ciudadanos porque "no tenemos instalaciones adecuadas en la frontera para que los compatriotas hagan la cuarentena".
"Por eso tienen que aguardar un tiempo para que los grupos que ya están esperando su turno para cuarentena en Pisiga concluyan e ingresen los siguientes", añadió, junto con asegurar que están en contacto con el gobierno chileno para atender esta crisis humanitaria.
