"Nosotros hemos pensado que, por lo menos, necesitamos 10 millones de dosis de vacunas para la población chilena, y si vamos a participar en este estudio queremos que se nos asegure ese aporte", aseguró el sábado pasado el ministro de Salud, Enrique Paris, al referirse al acuerdo entre el Gobierno y la empresa farmacéutica CanSino Biologics para realizar ensayos clínicos de una de vacuna para el covid-19 en Chile.
La cifra posteriormente fue reforzada por el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga. "Vamos a necesitar 10 millones de vacunas", dijo a radio Duna. "Eso obviamente va a depender mucho de la capacidad de producción de esta vacuna, eso es lo más demoroso. Tenemos que tener súper claro que esa vacuna no va a estar pronto en el país, no estamos hablando de plazos cortos", añadió.
La pregunta que surgió tras las declaraciones fue por qué 10 millones de vacunas, y no un número mayor o menor de dosis. Si bien el cálculo que hace el Ministerio de Salud no ha sido especificado por el Gobierno, existen algunas directrices que podrían explicar la cifra.
"Me parece un súper buen ejercicio que el ministro esté ahora haciendo cálculos, pero no basta con eso", dice la presidenta de la Sociedad Chilena de Epidemiología, María Paz Bertoglia, que advierte que se trata de un proceso largo y complejo. En conversación con Emol, la académica de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile asegura que calcular la cifra ahora, "cuando estamos recién iniciando un camino de investigación", es ambicioso. "Pero se puede hacer", agrega.
Para empezar, Bertoglia remarca que todavía no existe una vacuna para el covid-19. "En este momento hay muchas investigaciones en curso y cerca de 23 vacunas que se están probando en ensayos clínicos alrededor del mundo, pero hay que ajustar las expectativas: en el horizonte temporal falta mucho", dice. A pesar del tiempo que falta, Bertoglia explica que gracias a las campañas de vacunación anteriores se puede trazar algo así como una hoja de ruta.
¿A quiénes vacunar?
La primera pieza del entramado es el Comité Asesor de Vacunación e Inmunización (Cavei), que apoya la toma de decisiones del Minsal y le recomienda a qué poblaciones considerar como prioritarias. "Tal como pasa con la influenza, uno prioriza la población de más riesgo y donde se pueden maximizar los beneficios poblacionales", dice Bertoglia.
"Lo que estaba haciendo el ministro probablemente era una inferencia con respecto a lo que sucede con las campañas de influenza, pensando un poco en cuál sería la población objetivo, que nosotros tenemos más o menos identificada", cuenta. El primer grupo que tendría prioridad en un programa de inmunización es el personal de salud, debido a que son los encargados de "cuidar al resto de la población" y tienen más riesgo de contagio.
7.611.159 de personas se definieron como población objetivo para la influenza este 2020
El resto de los factores dependen de cada virus y su comportamiento. En este caso, "probablemente los mayores de 65 años también se van a considerar", dice Bertoglia. "O de 60, o de 50 años", añade. Eso dependerá de las conclusiones que se saquen con respecto a quiénes se ven más afectados por la acción del SARS-CoV-2.
"Probablemente también todas las personas que tengan algún diagnóstico crónico, como los que ya han demostrado ser de mayor riesgo. Ellos también son población objetivo de otras campañas", agrega. Debido a que son grupos considerados en vacunaciones anteriores, "puedes hacer el ejercicio de proyectar, siempre teniendo esta cuota de realidad de que recién estamos ad portas de la investigación y que pueden faltar varios meses para poder adquirirlas", dice.
En el caso de la campaña de vacunación de la influenza para este año, se definió al total de población objetivo en 7.611.159 personas. Ello incluye a 2.617.562 niños y niñas de entre seis meses y diez años, a 2.358.616 adultos mayores de 65 años, a 1.455.711 enfermos crónicos de entre 11 y 65 años, y a 204.800 embarazadas. La cifra también incluyó a más de 314 mil funcionarios de la salud.
¿Cómo vacunar?
La tarea no termina con definir a quiénes vacunar, sino que es importante asegurar la compra y distribución de la vacuna. "Es como una pesadilla logística, porque al momento de tenerla tienes que tratar de vacunar a tu población lo antes posible para protegerla, y eso significa distribuirla a los lugares que tiene que llegar, considerando qué tipo de almacenamiento requiere", explica.
Para adquirir vacunas, los países pueden hacerlo directamente con los laboratorios que las fabrican o en compras masivas mediante un fondo rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud, como se hizo con la vacuna para la AH1N1 en 2009. "Puedes abaratar los costos de adquisición y eso ayuda a que los países de la región completa puedan tener mayor cobertura. A un país no le preocupa solamente lo que pase dentro de sus fronteras, porque no nos sirve estar vacunados solamente nosotros: las fronteras van a abrirse en algún momento y va a haber mucho tránsito de personas", expone.
"No basta con tenerla, también se necesita hacer un gran esfuerzo de dialogar con la ciudadanía, porque esta pandemia se inserta en un escenario súper complejo, donde ya había disminuido la confianza en las vacunas y hay muchos grupos que las resisten"
María Paz Bertoglia
Una vez que la vacuna haya sido adquirida y distribuida, se necesita un requisito no menor: que la población quiera vacunarse. "No basta con tenerla, también se necesita hacer un gran esfuerzo de dialogar con la ciudadanía, porque esta pandemia se inserta en un escenario súper complejo, donde ya había disminuido la confianza en las vacunas y hay muchos grupos que las resisten. Se han hecho un par de encuestas en EE.UU. e Inglaterra, donde un tercio de la población estaría diciendo que no la quiere usar", cuenta.
"Si sabemos que Chile va a participar en una investigación y a futuro vamos a tener una vacuna, ahora hay que dialogar con la ciudadanía, conversar con ellos.. Necesitamos generar un canal de comunicación para que las personas, una vez que llegue la vacuna, estén confiadas de que se cumplieron con todos los pasos que tienen que cumplirse para asegurar la seguridad y efectividad de la vacuna", dice.
"Por distintas razones, muchas veces no vas a poder llegar a vacunar a toda tu población objetivo", advierte Bertoglia. Para considerar que una campaña de vacunación fue exitosa, los epidemiólogos usan el umbral de rebaño, un cálculo que se hace en base a qué tan veloz es la transmisión de una enfermedad, que se mide con el número básico reproductivo (R0) del virus. Con un R0 igual a 2.5, se haría necesario vacunar a cerca de un 60% o un 65% de la población objetivo.