Con el cambio de mes en el calendario, el mensaje comenzó a repetirse con velocidad en redes sociales: "pasamos agosto". La frase, usada tradicionalmente con respecto a las personas mayores que logran atravesar el invierno con buena salud, parecía tener más sentido que nunca en medio de una pandemia mundial.
"Es una expresión muy antigua porque antes había infecciones muy relacionadas con estas fechas, como la influenza en mayo, junio y julio", explica la infectóloga de la U. Católica, Cecilia Vizcaya. "En este caso, no debiéramos pensarlo de esta manera. Este es un virus que va a seguir con nosotros persistentemente".
Y es que pese a que se considera que la pandemia está en un punto menos crítico que durante los meses anteriores, la situación todavía es compleja: aunque la Región Metropolitana empieza a experimentar un levantamiento en las restricciones de ciertas comunas, la situación en lugares como Magallanes o el Biobío sigue al alza y generando preocupación.
En este contexto, el inicio de septiembre enciende las alarmas, debido a que se trata de un mes que trae una connotación de celebración y reuniones para la población chilena. Septiembre lleva consigo, consideran los expertos, también una serie de desafíos que las autoridades sanitarias tendrán que enfrentar.
Fiestas Patrias
"Tenemos que tener claro que no vamos a poder celebrar las Fiestas Patrias como lo hacíamos habitualmente", explica la también jefa de servicio de Pediatría en el Hospital Clínico de la UC. "Lo que más hay que incentivar en este periodo es mantener las precauciones: que las personas que estén con cuarentena la respeten, que todos salgamos lo menos posible o lo estrictamente necesario, y que mantengamos siempre el distanciamiento físico", advierte.
La doctora enfatiza en el mensaje, que ha sido también promovido por las autoridades, porque sabe lo que podría ocurrir. "No podemos estar invitando gente a nuestras casas, ni menos hablar de hacer fiestas", repite. Es lo mismo que preocupa al médico y académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, Cristian Rebolledo: la certeza frente a que las reuniones, inevitablemente, subirán.
"Esto que pareciese venir —que efectivamente haya un aumento de los contagios— tiene que ver con las posibilidades que permite el mismo plan de desconfinamiento. La gente no está haciendo nada que no se le esté permitiendo"
Cristian Rebolledo
"Cuando hablamos de lo que viene en septiembre, se cruzan dos factores que en teoría podrían hacerlo en una dirección virtuosa, pero lamentablemente los datos indican otra cosa. Me refiero a que el desconfinamiento va liberando las restricciones al mismo tiempo en que nos acercamos a estas fechas más dieciocheras. Esto se traduce en cierto temor de varios sectores, incluyendo el académico: hemos visto que este desconfinamiento no se relaciona con una mejora objetiva en los indicadores que la propia comisión asesora estableció", asegura.
"Esto que pareciese venir —que efectivamente haya un aumento de los contagios producto de que la gente va a acercarse más cuando debemos estar más distanciados— tiene que ver con las posibilidades que permite el mismo plan de desconfinamiento", apunta Rebolledo. "La gente no está haciendo nada que no se le esté permitiendo. Hoy las comunas en fase 2 pueden tener reuniones con cinco personas ajenas a la casa en un espacio cerrado, y el problema es que al día siguiente se pueden reunir con más gente. Eso la Transición lo permite".
Al médico le preocupa sobre todo la situación de las comunas que pasarán a la etapa de Preparación, donde se permitirán las reuniones al aire libre de hasta 50 personas en cualquier día de la semana. "Vas a tener el parque lleno, como todos los años", comenta. Debido a la probabilidad de que en alguna de estas reuniones participe gente asintomática, el doctor destaca la posibilidad de que se generen brotes "a partir de asados". "No quiero hablar de un rebrote, porque estamos en una meseta de 2 mil casos durante dos meses. El brote no ha pasado, así que es más bien un sobrebrote", agrega.
Plebiscito
Lo que pueda ocurrir con los contagios durante este mes preocupa además por el calendario electoral dentro del país: se espera que el 25 de octubre se lleve a cabo el Plebiscito constitucional, que originalmente estaba fijado para abril pero fue postergado producto de la pandemia.
"Queda cerca de un mes y medio y efectivamente entre medio hay varias cadenas posibles de contagio", señala Rebolledo. "Uno podría pensar que si toda la gente se enferma para el 18, en dos semanas se habrían resuelto los casos, pero no es así", añade.
La dinámica es más compleja, debido a que quienes se infectan producen una seguidilla de contagios que no ocurren simultáneamente. "El efecto dominó que pudiese tener un incremento de los casos podría impactar en que, al momento del Plebiscito, estuviésemos con un gran volumen de contagiados o un colapso del sistema de salud", agrega.
"Creo que hay que cuidar el Plebiscito. Yo tengo una visión más crítica, porque no creo que las cosas que han ido generando el escenario en el que nos encontramos se puedan resolver en dos semanas. Es difícil cambiar las reglas del juego y volver atrás, pero sí creo que se puede mejorar la comunicación de riesgo y ser explícito en decir que el Plebiscito tenemos que cuidarlo ahora", apunta.
Algo similar expresa Vizcaya. "Si queremos que la mayor cantidad de gente pueda votar en el Plebiscito, entonces tenemos que preocuparnos de que en este periodo no aumentemos los casos", afirma. "Si lo que queremos es que la mayoría de nuestro país tenga la oportunidad de ir a votar y pueda hacerlo, entonces tener que cuidarnos muchísimo en las próximas semanas, para que en el momento del Plebiscito todos estemos en condiciones de ir".
Este punto se vuelve todavía más importante debido a que, hasta el momento, no está contemplada una forma de que los contagiados que estén cursando la enfermedad puedan emitir su voto, por lo que para participar de la elección se hace necesario estar en buen estado de salud.
Primavera
Un tercer factor que influye en el escenario de este mes es lo que ocurrirá el 21 de septiembre, cuando termine el equinoccio marque el fin del invierno y el inicio de la primavera. A esto se sumará el cambio de horario, que provocará que a partir de este fin de semana las tardes comiencen a ser más largas.
El cambio en las condiciones climáticas, señala Vizcaya, no es un problema por sí mismo. "Lo que importa es lo que tú hagas, dónde lo hagas y cómo te protejas. Eso es lo que te va a llevar a tener o no riesgo", explica.
"Si con mejor clima sales a caminar, ventilas mejor tus espacios, te mueves por sectores más amplios y abiertos, sigues higienizándote las manos y evitando el contacto con otros, eso no representa un riesgo"
Cecilia Vizcaya
"Si con mejor clima sales a caminar, ventilas mejor tus espacios, te mueves por sectores más amplios y abiertos, sigues higienizándote las manos y evitando el contacto con otros, eso no representa un riesgo", dice. "Eso es lo ideal: que lo hagamos, pero desde el punto de vista de la salud".
"Desde un punto de vista psicológico y físico, es bueno que caminemos, que respiremos más aire puro, que no estemos encerrados todo el día", añade la doctora. "Todo va a depender de qué es lo que hagamos: si vamos de visita a otras casas, nos encerramos, no usamos mascarillas, no nos lavamos las manos y nos estamos tocando unos a otros, entonces cambia la cosa. Al final eso es lo que importa".
Algo similar es lo que promueve Rebolledo. "El riesgo también depende del tipo de actividad: si es en espacios abiertos o cerrados, con buena o mala ventilación, usando o no elementos de protección personal", enumera. "Esos factores pueden convertir riesgos altos de contagio en riesgos medios".
"También depende del tipo de actividad: una cosa es estar conversando y otra muy distinta es estar bailando, cantando o gritando. Una cosa es decir que las personas pueden juntarse y otra es incluir este tipo de variables en el escenario. Se podría apelar más a las medidas de autocuidado, que al final del día es lo único que nos va quedando", concluye.