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Aumento de jóvenes en la UCI: Tienen mejor pronóstico, pero no escapan a las secuelas del covid y la intubación

Fatiga crónica, deterioro cognitivo y hasta la aparición de diabetes son algunas de las consecuencias que se han descrito en pacientes que tuvieron la enfermedad.

26 de Marzo de 2021 | 17:14 | Por Natacha Ramírez, Emol
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Los menores de 60 años son los que hoy predominan en las unidades de pacientes críticos de los hospitales.

El Mercurio (Imagen referencial)
SANTIAGO.- En las últimas semanas la población que más se está contagiando y requiriendo hospitalización en la UCI por covid-19 en el país son los menores de 60 años.

Esto se observa en los distintos centros de salud tanto en Santiago como de regiones. En La Araucanía, por ejemplo, el 58,3% de los pacientes internados en unidades de cuidados intensivos (UCI) tiene menos de 60 años, según informa "El Austral".

Mientras que en el Biobío, el seremi de Salud, Héctor Muñoz, dijo que tanto en el Hospital Regional de Concepción como Las Higueras de Talcahuano se nota una baja en el promedio de edad de quienes ingresan y advierte que están siendo afectados de gravedad jóvenes de 30 e incluso 20 años.

"Esta enfermedad afecta a todos los grupos etarios, obviamente las personas mayores de 60 años siguen siendo, lamentablemente, las que más fallecen, pero una persona joven está más tiempo en camas UCI en promedio", señaló la autoridad, en declaraciones que recoge diario "El Sur".

Si bien ese grupo etario tiene, en general, un mejor pronóstico frente a la enfermedad –de hecho, la tasa de letalidad por covid-19 ha venido disminuyendo en las últimas semanas en el país–, es importante recordar que, de sobrevivir, los jóvenes siguen igualmente expuestos a sufrir las graves secuelas tanto de la enfermedad como de la intubación.

Desde fatiga crónica a envejecimiento del cerebro


Algo que se ha observado en personas que tuvieron la enfermedad es lo que se conoce como "covid persistente", en que, durante meses, continúan con molestias propias del cuadro e incluso desarrollan otras nuevas. Entre éstas se cuenta el dolor de cabeza, dolor muscular, taquicardia, insomnio, y pérdida de gusto y olfato persistente, entre otras.

Otra afección que se ha visto en quienes se recuperaron de covid-19 es el "síndrome de fatiga crónica", que se caracteriza por la falta de aire y sensación de cansancio al realizar tareas cotidianas, como agacharse, subir una escalera o caminar hasta otra habitación. Esto se ha visto incluso en pacientes que cursaron el cuadro en su casa, y podría durar varios meses.

Entre las secuelas descritas también está la "niebla mental", en que las personas sufren "una especie de falta de concentración, una confusión, alteraciones en la capacidad de pensar, una incapacidad, por ejemplo, para leer varias páginas de un libro en forma continua", según explicó en su momento el ministro Enrique Paris, quien indicó que eso estaría relacionado con la inflamación que produce el virus en el cerebro. Esa situación afectaría en mayor medida a los pacientes que tuvieron cuadros graves la enfermedad.

A eso se suma que –según un estudio del Imperial College de Londres– quienes sobreviven al covid-19 sufren un deterioro cognitivo de tal magnitud que su coeficiente intelectual (CI) disminuye 8,5 puntos en promedio, similar a si el cerebro envejeciera diez años.

También se han reportado casos de personas que tras infectarse con el virus SARS-CoV-2 desarrollaron diabetes, de manera espontánea. Según un artículo publicado en "Nature", eso se debe a que el virus podría destruir las células beta, responsables de producir la hormona insulina en el páncreas, desencadenando la aparición de la diabetes tipo 1.

Los pacientes que tuvieron problemas respiratorios más graves también tienen riesgo de quedar con algún tipo de enfermedad pulmonar crónica.

Debilidad muscular, estrés postraumático y daños dentales


En el caso de los pacientes que estuvieron más graves y que requirieron ser conectados a un ventilador mecánico, las secuelas podrían ser mucho mayores.

Ellos padecen lo que se conoce como "síndrome post UCI", que significa que quedan afectados a nivel físico, de salud mental, cognitivo y de su funcionalidad. Eso tiene que ver con los sedantes y 'bloqueantes neuromusculares' que se utilizan en la intubación.

Lo más usual es que los pacientes que estuvieron anestesiados por periodos prolongados queden muy debilitados a nivel muscular, con alteraciones a nivel físico motor, y les cueste recuperar la movilidad. Esto se conoce como "debilidad adquirida en la UCI" (ICU-AW, por su sigla en inglés) y requiere rehabilitación física, con tratamiento kinesiológico.

También una proporción elevada de los pacientes que estuvieron intubados despierta con "delirium", un trastorno agudo de las funciones cerebrales que puede durar algunos días o semanas, aunque es posible que algunos queden con daño cognitivo permanente.

Además, hay pacientes que pasaron por la intubación en que se desencadenan trastornos de salud mental, como depresión, ansiedad y síndrome de estrés postraumático, con pesadillas y terrores, similar a "haber ido a la guerra".

Junto a esto, el proceso de intubación también puede provocar daños a nivel bucal, como la caída o luxación de dientes, que incluso pueden ser aspirados por el paciente mientras está sedado; lesiones en la mandíbula, debido a la apertura excesiva de la boca; y daños en las mucosas de la boca, ya que se aplican medicamentos que reducen la secreción de saliva, lo que a su vez aumenta la placa bacteriana y el riesgo de caries agresivas. También se pueden presentar úlceras en la boca.

Otro efecto de la intubación es la pérdida de masa muscular en la boca, lo que dificulta deglutir alimentos y hablar, y que debe ser manejado con tratamiento fonoaudiológico.
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