Una vez que las mesas receptoras de votos cerraron el 25 de octubre, un dato generó alegría en políticos, expertos y ciudadanos: habían concurrido a votar un 50.9% de los electores, una proporción que no se alcanzaba desde que el voto comenzó a ser voluntario. El hito se inscribió en medio de una pandemia y tras una reprogramación de la fecha de elecciones. Ese día, se calcula que fueron a votar cerca de un millón y medio de votantes que no habían participado ni en la primera ni en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2017.
"No sabemos quién va a votar el 11 de abril", dice tras mencionar el dato del nuevo electorado el sociólogo y experto electoral Axel Callis. Por eso comienza explicando que cualquier tipo de cálculo que se pueda adelantar para ese día es improbable, que él mismo no se aventura a hacer pronósticos. "La composición de quienes voten va a ser la que determine el tipo de Convención Constitucional que tendremos. Si vota la gente del Plebiscito, vamos a tener muchos más votos para independientes y movimientos ciudadanos que estén fuera de los partidos", comenta.
En Tresquintos, la plataforma de análisis político y pronósticos electorales que dirige el doctor en Ciencia Política Kenneth Bunker, han hecho tres simulaciones. En el primer escenario, el del statu quo —es decir, la ciudadanía chilena vota de la manera en que lo ha venido haciendo en los últimos años—, la lista Vamos por Chile obtiene al menos un tercio de los escaños y los independientes obtienen apenas cuatro.
Otro escenario supone que el estallido social podría traducirse en un "castigo" del 3% de los votos a Chile Vamos, redistribuyendo 1% a la Lista del Apruebo —entre el PRO y la DC— y 2% para Apruebo Dignidad —la lista del Frente Amplio y el PC—. En esa simulación, la Lista del Apruebo concentraría la mayor cantidad de escaños. Los cupos para independientes se mantendrían en cuatro.
En la última de las simulaciones se considera que un "voto escondido" podría significarle un bono del 2% a Chile Vamos, aumentando sus escaños al 42% de la Convención. Para Bunker, aunque las cosas se definirán ese día, hay tres principios que deberían aparecer: "La derecha mantiene el tercio, la Lista del Apruebo sale segundo y Apruebo Dignidad no alcanza el tercio", dice a Emol. "Pero una vez que se distribuyan los escaños, la pregunta es qué es lo que puede pasar".
El factor independientes
La primera dificultad que se presenta para predecir es la incertidumbre con respecto a la fecha y al efecto que el momento epidemiológico genere en los votantes. "La variable principal es la pandemia", dice Callis. "En el Plebiscito hubo una baja de la gente de Maule hacia el sur porque había muchos más contagios, entonces hay una relación con la participación y hay que ver cómo llegan las regiones a ese día", advierte.
Para la académica del Instituto de Asuntos Públicos de la U. de Chile, Mireya Dávila, la participación influirá en el dibujo de la convención. "En términos generales, mientras más gente participe es más legítimo el proceso en sí", explica. "Me parece que si vota más gente, es probable que la centroizquierda vea aumentada su votación. Quienes demuestran mayor interés por votar es la gente joven y además la gente de izquierda tiene mayor disposición a votar. Son todas inferencias más que probabilidades", dice.
"La gente tiende a pensar que esto se va a estructurar como se estructura el Parlamento, pero no es así. Lo que va a haber son bancadas o grupos que tengan temas en común, que van a ser circunstanciales. Cada vez que haya que conformar dos tercios, van a ser distintos"
Axel Callis
Según Callis, ese día también se podrá analizar si el electorado está votando más por independientes o si los votos se distribuyen normalmente. "También va a haber que poner atención al tipo de independientes que salgan. No es lo mismo una lista independiente como la Lista del Pueblo que la de No Neutrales, y después hay otros independientes —que sí van a salir muchos de ellos— que son los famosos que llevan los partidos. Esos no se van a comportar como los partidos quieren", adelanta.
"No tengo ninguna duda de que la mayoría de los independientes que se están anexando a las plataformas de los partidos van a liberarse de ellos el mismo 11 en la noche", expone. "Probablemente los independientes que van dentro de los partidos se junten con los independientes fuera de los partidos y terminen formando un bloque", dice.
Dávila concuerda en que los independientes con mayor opción de ganar son "los que sean más conocidos por la opinión pública, hayan hecho una buena campaña y estén en listas de partidos y pactos", y Bunker secunda que "los partidos no van a tener control" sobre los independientes que hayan entrado de su mano, aunque él cree que "cuando esté funcionando la Convención Constitucional se va a hablar más de quiénes son los individuos que de qué partido vienen". "Sus historias de vida van a ser mucho más importantes que si militan o no", dice.
Temas y no bancadas
En otra vereda, explica Callis, van a estar los militantes. Dentro de la oposición, dice, un eje de tensión tendrá que ver con la convención misma: "Lo más probable es que haya una bancada de hijos del acuerdo del 15 de noviembre y otra de los que no quisieron formar, y ahí va a estar el PC, parte del FA y otros movimientos", comenta. En la derecha, en tanto, se podrían dividir entre quienes se inclinan por posiciones más conservadoras y quienes se han presentado como con ganas de "mirar el futuro".
En esto también incidirá la composición que cada lista termine teniendo dentro de la convención, dependiendo de cuál partido obtenga más apoyo. "Eso determina el ámbito de negociación y acuerdo", propone Dávila. "Uno espacio más dominado por los extremos es más rígido y difícil para establecer acuerdos".
Según Bunker, las mayorías se van a buscar mediante distintas estrategias dependiendo de los temas que se debatan, siendo los tres ejes principales lo social, lo político y lo económico
"En el fondo, el origen de la inscripción no determina lo que suceda después del 11 de abril. La gente tiende a pensar que esto se va a estructurar como se estructura el Parlamento, pero no es así: lo que va a haber son bancadas o grupos que tengan temas en común, que van a ser circunstanciales. Cada vez que haya que conformar dos tercios, van a ser distintos", menciona Callis, quien también dirige Tú Influyes.
Es una tesis similar a la que ha elaborado Bunker: que los grandes temas —sociales, políticos y económicos— van a ser abordados de forma distinta por la próxima convención. "¿Dónde se pueden alcanzar dos tercios? O mejor dicho, ¿cómo se pueden formar coaliciones para que se pueda pasar legislación dentro de la convención?", se pregunta.
Para él, al momento de debatir sobre derechos sociales lo que va a predominar es un modelo que vaya de izquierda a derecha. "La izquierda es la que va a poner los temas sobre la mesa y van a ir a buscar al legislador número 104, que es el de los dos tercios, en la frontera con la derecha. Aquí entra educación, salud, vivienda, ingreso mínimo, feminismo y dignidad, todas esas cosas difíciles de medir que suelen ser muy importantes para el progresismo", dice.
En cuanto a la organización política del país —el régimen de gobierno, la descentralización—, los dos tercios serían los del medio, excluyendo "los extremos de la derecha y de la izquierda" y basándose más en la evidencia. En lo económico, señala que "podría primar un modelo estilo Concertación-Alianza, que es lo que pasaba en los 90: se corren los dos tercios hacia la derecha", dice.