Aunque el trabajo de los convencionales todavía está concentrado en definir el reglamento que normará el funcionamiento de la Convención Constitucional, en sus intervenciones se deslizan ideas que, llegado el momento, podrían estar en el debate de los temas de fondo.
Una de ellas es la
eventual modificación a la división territorial del país, establecida en el artículo 110 de la Constitución vigente, donde se lee que "el territorio de la República se divide en regiones y estas en provincias. Para los efectos de la administración local, las provincias se dividirán en comunas".
Una señal de los posibles cambios es que hasta ahora buena parte de los convencionales ha evitado usar la palabra "regiones" en los distintos documentos en los que trabajan y prefieren ocupar otras nomenclaturas como "territorios" o "unidad territorial".
"Falta mucho para hablar de la división territorial, pero probablemente no sigan llamándose regiones. Quién sabe", dijo Claudio Gómez (distrito 6), cuando en la subcomisión de Organización y Estructura debatían sobre los lugares donde podrá sesionar la Convención y prefirieron reemplazar la frase "Región Metropolitana" por "Santiago". Ese es solo un ejemplo.
Descentralización
La regionalización data de 1974, cuando con el objetivo de descentralizar el país se crearon 13 regiones. En las últimas dos décadas, esa división se modificó con la creación de tres nuevas.
Arturo Orellana, académico e investigador del Instituto de Estudios Urbanos UC, cree que son varios los factores por los que constituyentes podrían estar optando por hablar de "territorio", entre ellos, que en la actualidad "no existe una identidad" por la región a la que uno pertenece y que de parte de algunos convencionales, la regionalización de 1974 "es vista con desconfianza", pues antes de eso el país estaba dividido en 25 provincias.
"El término 'región' se asocia a la centralización. El término territorio, que muchos de los convencionales utilizamos, es mucho más amigable para referirnos a aquellas localidades, distritos a los cuales nosotros representamos y provenimos", dice Javier Fuchslocher (distrito 21).
Más allá del término que se utilice, el convencional apunta que se debe comenzar a pensar en "unidades territoriales que sean efectivamente funcionales".
Un punto de vista distinto aporta la convencional Carol Bown (distrito 15), quien opina que no tiene claro si quienes plantean cambiar la división territorial del país dimensionan lo que esto significa. "Por mucho que el ánimo sea empezar desde cero y desde la hoja en blanco, el criterio de realidad dice que cambiar las regiones no es fácil, genera consecuencias de orden fiscal, administrativo, miles de cosas que no somos capaces de dimensionar", apunta la también exsubsecretaria de la Niñez.
En su caso, Bown adelanta que trabajará para que "se dé vuelta la actual pirámide de la toma de decisiones y administración de los recursos fiscales" para, por ejemplo, entregar más facultades a los municipios y gobiernos regionales. Recalca, eso sí, que estos cambios deben ser paulatinos.
Sergio Galilea, académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, cree que si se cambiara de forma brusca la actual división territorial una de las consecuencias sería que "se podría generar alguna confusión, ya que se acaban de elegir gobernadores regionales".
Para Galilea es importante que se dé un tiempo para evaluar el trabajo de estas nuevas entidades y propone revisar en 2030 su funcionamiento.
Orellana agrega que el proceso constituyente "no es la instancia para discutir si mantenemos las regiones que tenemos. Esa es otra discusión, que tiene que ver con una ley posterior".
Ordenamiento
Para Fernando Salinas (distrito 18), la redefinición de los límites de las regiones debe hacerse "en base a una mirada ecosocial (...). Desde luego, este proceso de redefinición de las regiones debe ser totalmente participativo, sin perjuicio de que va a requerir un buen tiempo su implementación".
Para él está claro que "no es solo un tema de nombre. La palabra territorio es más adecuada que región, ya que esta última solo tiene connotación geográfica, en cambio, territorio es un concepto vivo", que a su parecer incluye a las comunidades, y son "inseparable de sus tradiciones culturales y los bienes comunes naturales de sus ecosistemas".
Una mirada similar tiene Manuela Royo (distrito 23): "Hoy existe una perspectiva ambiental muy importante en que los territorios tienen que incluir no solo fronteras políticas, sino también distinciones en torno a ambientes naturales, ecosistema. Por lo tanto, es importante que un ordenamiento territorial debe ser en base a las cuencas hidrográficas, a los territorios, a las necesidades de la naturaleza, de las comunidades que en ella habitan y por lo tanto, el territorio me parece mucho más adecuado que una comuna o regiones".
Para Matías Orellana (distrito 15), "el concepto de regiones hace referencia a una estructura rígida, una distribución administrativa que contempla a las 16 regiones del país, pero no se hace cargo de la diversidad que cada una de ellas representa".
Jerson Valencia, constitucionalista y académico de la U. de Antofagasta, cree que estos indicios podrían significar un cambio hacia formas de Estado federal, "autonómicos o regional".