"Peleas, drogas, malos olores, competencia desleal, falta de regularización y fiscalización", son las principales palabras que utilizan aquellas personas que dan vida al histórico Paseo Ahumada, para calificar la actual situación que se vive en Santiago centro. De acuerdo con la mayoría de ellos, esto se debe al
comercio ilegal y al "abandono" por parte de las autoridades municipales.
Son las 09:45 de la mañana y a las afueras del Metro Universidad de Chile ya hay puestos de venta con distintos productos instalados. Entre artefactos tecnólogicos, accesorios para el teléfono, todo tipo de ropa, inclusive para mascotas, mascarillas y mucho más, el Paseo Ahumada es visualmente dominado por el comercio ambulante.
A esa hora, la movilidad peatonal no es alta, por lo que varios de los comerciantes aprovechan el tiempo para terminar de instalarse, mientras que otros se dedican a tomar desayuno. Sin embargo, muchos de los vendedores del sector aseguran que no llegar temprano para colocar sus puestos es un gran riesgo, ya que los espacios son peleados entre aquellos que quieren poner sus carritos o "paños" en el suelo para ofrecer sus productos.
Miguel ha dedicado más 45 años de su vida al comercio, por lo que hoy cuenta con un permiso municipal para colocar su carrito en el Paseo Ahumada. Por esta razón y por miedo a que lo reconozcan otros vendedores del sector, él prefirió ser llamado sólo por su primer nombre.
"Si uno no llega temprano te toman el lugar y empiezan las peleas, se agarran a combos y desordena todo", lamenta, asegurando que parte de este conflicto se debe al "abandono" por parte de las diversas administraciones municipales a lo largo de varios años y, recientemente, tras el amuncio de entregar permisos al comercio ambulante, que dio a conocer la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler.
Esta medida incluso fue criticada por el sacerdote jesuita Felipe Berrios. En conversación con el diario El País de España, explicó que muchos vendedores ambulantes son migrantes que son utilizados por mafias que actúan como "microempresas que se ponen de acuerdo y hacen trabajar a la gente como vendedores ambulantes, por ejemplo".
"Es por eso que lo que hizo la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler, de entregar mil permisos de trabajo a los comerciantes informales en el centro de la capital, es lo peor que pudo hacer: finalmente, está afirmando las mafias que están detrás de ellos", añadió.
Otra consecuencia que le ha tocado vivir a Miguel es que, debido al incremento del comercio ambulante en la zona, la "competencia aumentó y las ventas bajaron": "Está bien que tengan que trabajar, pero no todos en el mismo lado, porque no se vende como antes. A las 9 yo siempre tenía ventas y ahora no tengo nada".
Jordano es vendedor no regularizado y, por eso, sólo menciona su nombre de pila. Al igual que muchos coloca su paño en el suelo y ofrece sus productos, entre ellos, pulseras y collares hechos por él mismo. Si bien reconoce que no cuenta con un permiso para vender en el lugar, confiesa que la necesidad es más grande.
"Todos tenemos la misma necesidad, todos salimos a trabajar porque necesitamos", aclara. Por ello, asegura que "es una buena medida que haya más permisos, porque todos salimos de nuestras casas con la idea de llegar con dinero para nuestras familias". Esto, pese a que reconoce que las ventas han bajado. "Casi no se vende, ya el producto no sale como antes", lamenta.
Comerciantes de locales establecidos aseguran que los vendedores no regularizados colocan sus "paños" muy juntos a los negocios y quioscos.
Desde la otra vereda habla Patricia, quien también prefiere ser llamada sólo por su primer nombre, debido a los años que lleva trabajando en el sector. Ella cuenta con un quiosco en el Paseo Ahumada desde hace 35 años, por el cual paga $140 mil para obtener los derechos de uso público. Hoy, señala que la competencia comercial es insostenible en todos los aspectos.
"Cuando llegué hoy ya estaban los paños puestos y la pelea es que se colocan muy cerca del quiosco y se ponen delante, no van a la línea mía, sino que van más adelante y yo quedo más atrás y tengo que luchar por el espacio. Se colocan ahí con bebidas y confites, y nosotros luchamos años por poder vender bebidas. Luchamos con varios alcaldes para que nos dejaran vender bebidas, entonces que de repente venga una alcaldesa y diga 'ya voy a dar permisos y los voy a dejar vender de todo', nos perjudica", recalca.
A raíz de esto, los vendedores del sector temen que aumente la saturación de los espacios, debido a los nuevos permisos para el comercio ambulante. Ante esto, la alcaldesa Hassler aseguró que "la cantidad de permisos tiene que ver con el estudio que se ha estado realizando. Observamos que existe un espacio para más de mil permisos en la comuna de Santiago, situación que vamos a estar revisando en cada uno de los barrios para su otorgamiento".
Competencia desleal
A medida que pasan los minutos, el movimiento peatonal comienza a tomar fuerza. Son cerca de las 11:00 de la mañana y la mayoría de los quioscos ya están abiertos. En el Paseo Huérfanos, se encuentra una locataria que se dedica a la venta de flores, sin embargo, prefiere no dar su nombre, pues son pocos los puestos del sector que ofrecen ese producto.
"Menos mal no se me ha puesto nadie con flores acá, pero muchos han quebrado porque no le puedes hacer competencia a alguien que pone el producto más barato que tú. Está bien que vendan más barato, pero la competencia es desleal. Deberían regular los precios o al menos que vendan otras cosas", puntualiza la locataria.
Comerciantes establecidos del sector denuncian que no hay regulación respecto a los productos que venden los vendedores irregulaes, causando una competencia desleal al vender lo mismo y más barato.
No obstante, asegura que la falta de regulación a los productos no es el único problema que aqueja al sector, sino que la falta de fiscalización, seguridad y presencia policial, los ha dejado expuestos a presenciar "las peleas, la basura, el humo de la chica de los anticuchos, deja un olor y una humadera horrible. Muchos hacen sus necesidades hasta en la calle. Además, el copete y las drogas vuelan".
"Al comercio lo confunden con la delincuencia, meten a todos al saco, pero no es así. Igual se presta, porque hay quienes se aprovechan de eso, pero caímos todos en el mismo caso", responde un vendedor irregular de Paseo Ahumada, quien no quiso dar su nombre por miedo a ser reconocido por su jefe anterior.
"Yo llevaba 8 años trabajando en un carro de maní, pero no me convenía, pagaban muy poco. Entonces lo que preferí fue tirar un paño y dedicarme a trabajar como 'cometa' y gano más", explica como parte de las razones de su condición laboral actual. "Cometa" es un término con el que se conoce a los ambulantes, porque si ven venir a los carabineros deben huir rápido, a la velocidad de un cometa.
No obstante, aclara que la razón por la cual hoy es un comerciante irregular es porque, asegura, desde la municipalidad no le dieron una patente para establecer su negocio: "Yo creo que deberían regularizar el sistema de los permisos, porque el problema es que les dan más permisos a los inmigrantes que a los chilenos. Yo postulé y no pude, porque me dijeron que las postulaciones estaban todas cerradas".
Si bien este último vendedor asegura estar intentando regular su situación, reconoce que el comercio ambulante ha dañado la vida del sector, pues "este paseo debería ser para caminar más tranquilo, a las 12:30 es un griterío, una bulla asquerosa, es molestoso, pero de alguna forma hay que conseguir lucas".
El aumento del comercio en Santiago centro ha generado que los vendedores coloquen sus puestos o "paños" al borde de acera.
Nasaan Rojas se encuentra en proceso de postulación a un trabajo en los alrededores de Paseo Ahumada, por ello ha transitado regularmente por el sector durante el último tiempo. A su vez, menciona que desde hace años que recorre Santiago centro, pues asegura que le gustaba caminar por el lugar.
"Los comerciantes ocupan los asientos, las bancas, antes uno venía y se sentaba a mirar o a tomarse un helado, pero eso ya no se puede hacer por el aumento del comercio. Se ganan en todos lados, comen aquí, salen los olores, dejan pasado a comida, hay varias cosas que repercuten, dejan basura. Está bien que les den la oportunidad, pero que cuiden", sostiene Rojas.
"Ahora es el 'persa Ahumada', así se está convirtiendo, antes daba gusto, uno veía acompañado y ahora está lleno", finaliza.
Frente a las dudas sobre cómo afectarán los nuevos permisos para el comercio ambulante en materia de seguridad, la alcaldesa Hassler detalló que estos serán entregados "justamente a propósito de la necesidad de un barrio más seguro es que en lo que compete a nuestra parte estamos avanzando en el ordenamiento (...) Sin embargo, es importante decirlo, aquí existe un Gobierno, aquí existe un Ministerio de Interior y policías que tienen la tarea principal del resguardo del orden público y de la seguridad".